Este artículo se publicó hace 3 años.
'Bruja Escarlata y Visión' desconcierta y atrapa con su homenaje a la ‘sitcom’
La primera serie del universo Marvel en Disney+ apuesta por arriesgar y, aunque descoloque de entrada, engancha con el misterio que plantea.
María José Arias
Madrid-
Bruja Escarlata y Visión tiene poco que ver en lo formal y estético con el Universo Cinematográfico Marvel (MCU) o con otras series anteriores sobre personajes de la casa de Spiderman. Por eso puede desubicar al principio, pero también atrapa y despierta tantas preguntas como respuestas va dando sorbo a sorbo.
No de manera directa. Lo hace sembrando el camino de pistas y señales que propician ese juego tan de las series semanales que es dejar que los espectadores elucubren teorías y explicaciones a cada cual más disparatada o acertada. Todo apunta a que la respuesta llegará. Lo divertido, por ahora, es el viaje.
Nota: a partir de aquí el texto contiene spoilers si no se han visto todas las películas del MCU
La primera serie de Marvel Studios para Disney+ en exclusiva (iba a ser Falcon y el Soldado de Invierno pero hubo que reajustar el calendario) resulta un catálogo bien orquestado y plagado de referencias al género de la comedia de situación cuya evolución recorre con Elizabeth Olsen y Paul Bettany como maestros de ceremonias. Embrujada, El show de Dick Van Dyke, La tribu de los Brady… de todas ellas bebe Bruja Escarlata y Visión y a todas ellas homenajea de la mano de Jac Schaeffer como guionista principal y Matt Shakman como director.
En su recorrido, que comienza en la década de los 50 y aborda (al menos en lo visto antes del estreno) una década por capítulo, va tomando la propuesta formal de aquellas series familiares llevándosela a su terreno. Cada capítulo ronda la media hora de duración. Un tiempo que le sienta muy bien para mantener el tono adecuado y no perder la atención al otro lado.
Comienza en blanco y negro hasta que el color, por época, entra en escena. La cabecera cambia en cada visita a ese barrio de Westview como lo hacen el vestuario, el mobiliario, los peinados, las costumbres… Todo puesto al servicio de la historia de una pareja poco común intentando integrarse en el típico barrio residencial estadounidense en el que los vecinos reciben a los nuevos con tartas (o plantas). Los mismos residentes que se espían por encima de la valla y que habitan viviendas unifamiliares ocupadas por esposas hacendosas que esperan a su marido trabajador con la cena lista y todo en orden.
Wanda Maximoff (Elizabeth Olsen) y Visión (Paul Bettany) le ponen ganas, entusiasmo y ocultan sus poderes al resto para pasar por ‘normales’ provocando situaciones de lo más rocambolescas y hasta absurdas. Da igual. Ni encajan ellos ni encaja nada en general. Es decir, ¿qué hacen allí? ¿Cómo es posible que Visión, que murió en Vengadores: Endgame, esté vivo? ¿Qué son esos ruidos y aparentes fallos? ¿Es todo una ensoñación de Wanda? ¿Una simulación de un tercero? ¿Por qué no saben nada?
Muchas preguntas. Muchas frases de diálogo cómico a propósito de problemas ordinarios como puede ser no recordar por qué se ha marcado una fecha en el calendario y un concurso de talentos vecinal benéfico. Y muchos easter eggs haciendo referencia a lo ocurrido en las películas de Marvel como muestra evidente de que forman parte del mismo universo, pero también para ir situando de alguna manera al espectador.
Además de Olsen y Bettany recuperando a sus personajes en el cine (acertada decisión de producción que se mantendrá tanto en Falcon y el Soldado de Invierno como en Loki), en el reparto figura Kathryn Hahn dando vida a esa vecina recurrente y algo entrometida de Westview. Lo que se mantiene de un episodio a otro, además de la continuidad de la trama más de misterio, por decirlo así, es a los secundarios, que participan también de los saltos temporales del guion.
Qué depara Bruja Escarlata y Visión a quienes se apunten a su viaje este viernes no puede saberse al 100% de inicio. Al menos, no la respuesta definitiva a cómo es posible que ambos estén juntos, sea donde sea. Lo que sí se puede avanzar, vistos los tres primeros capítulos de la temporada, es que lo que ofrece funciona. Desconcierta, entretiene y engancha a partes iguales convirtiendo lo cotidiano en inusual gracias a unos protagonistas con una química evidente que viene de lejos y que hace varias películas que se merecían su parcela de protagonismo absoluto.
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