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La otra cara de la India en 'rickshaw'

Tigre Blanco, novela de Aravind Adiga ganadora del Premio Man Booker, retrata con crudeza la sociedad del país asiático

LÍDIA PENELO

Aravind Adiga (1974) sabe hurgar en las heridas de India y presentarlas con un aderezo de rabia y sarcasmo. Tigre Blanco (Miscelánea Editores) es su primera novela, que le ha valido el prestigioso Premio Man Booker británico. Con ella ha abierto una nueva brecha literaria en su país.

'La literatura en la India tiene que cambiar. Los escritores deben ser más críticos, el arte y la cultura en general tienen que dejar de ser tan generosos con su propio país. La crítica es necesaria. Hasta ahora la literatura ha sido muy colonial, los protagonistas eran las víctimas del colonialismo, que en realidad son los opresores de las clases bajas', despacha Adiga en Barcelona, donde ya promociona de su libro.

El autor, aunque parco en palabras, habla claro de lo que piensa sobre su país. Pero sin alcanzar la crudeza de Balram Halwai, el protagonista del libro que también podría titularse: 'Autobiografía de un indio a medio hacer', según indica el propio protagonista.

Balram, alias Tigre Blanco, es el hijo de un portador de rickshaw (transporte público de la India a pedales o motorizado) que en primera persona y a lo largo de siete noches cuenta su historia. 'Balram es un personaje lleno de rabia, la misma que tiene la clase baja de la India. Siente rabia por la corrupción, la pobreza... Mi intención es que los lectores se cuestionen si su punto de vista es moral o no', apunta Adiga.

Su trabajo como periodista lo ha paseado por toda la India y aunque 'la novela es ficción, todo lo que aparece está relacionado con la realidad del país. Lo que denuncio lo he visto sobre el terreno', aclara el escritor antes de explicar que sí existen poblados con las primeras piedras de hospitales, pero sin ningún hospital construido como ocurre en el poblado natal del protagonista.

'Para empezar, todos los taxistas de Delhi vienen del campo. En la capital conocí a un conductor de rickshaw y comprobé que la tuberculosis es la enfermedad más corriente', relata sin aspavientos.

El libro tiene fragmentos que despedazan cualquier visión mística y tópica de la India. La descripción del Ganges es un pequeño ejemplo de la batería de retratos descarnados que acechan al lector a lo largo de las 297 páginas de la novela: 'Le recomiendo que no se dé un chapuzón en el Ganges a menos que quiera llenarse la boca de heces y paja, de pedazos empapados de cuerpo humano, de carroña de búfalo y de siete clases distintas de ácido industrial', escribe.

Tras vivir muchos años en el extranjero, Aravind Adiga reside en Bombay, donde tiene previsto vivir muchos años.

El escritor asegura que la publicación del libro no le ha supuesto ninguna amenaza. 'Bombay es la ciudad menos literaria de todas en las que he vivido. La gente vive en la calle y su gran preocupación es sobrevivir. Eso te sintoniza con lo importante de la vida', subraya un escritor que sólo promocionará Tigre Blanco donde le invitaron antes de ser premiado. 'No me gustan las entrevistas, ni las fotos', cuenta este hijo de una familia de clase media del sur de la India.

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