Carme Riera (Palma de Mallorca, 1948) es de las que piensan que los escritores se pasan la vida escribiendo el mismo libro con las mismas obsesiones. La incomunicación humana y los juegos con la mentira son algunos de los temas recurrentes de Riera, aunque lo que la estimula es marcarse nuevos retos técnicos. La admiración por los escritores abonados al suspense la empujó a utilizar las normas del género negro para contar la historia que llevaba tiempo cocinando en la cabeza; y el resultado es Natura quasi morta (Naturaleza casi muerta), editada en catalán por Edicions 62 y traducida ya al castellano por la propia autora.

El campus de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) es el escenario de la mayor parte de la acción de esta novela que arranca con la desaparición de un alumno rumano de Erasmus, Constantinu Iliescu, en el marco de la vaga en contra del plan Bolonia. Riera, catedrática de la UAB, cuenta que un caso real le inspiró parte de la trama: la desaparición en 2007 del francés Romain Lannuzel, también erasmus. 'El caso sigue abierto y su nombre aparece en las listas de desaparecidos', dice con vehemencia.

Uno de los personajes más entrañables del libro es la inspectora Manuela Vázquez, cuyo nombre es un guiño al padre del detective Pepe Carvalho. 'Para mí, una de las cosas más complicadas a la hora de escribir es poner nombre a los personajes, mucho los saco de las esquelas', confiesa sin pudor la autora de La mitad del alma.

Carme Riera no ha escatimado ironías para hilar esta historia que también esconde una dura crítica a la sociedad que nos rodea, pero sobre todo al sistema educativo actual. 'La situación es dramática, Bolonia es un desastre. Lo que contaba en el 76 en el instituto ahora no lo puedo contar en segundo de universidad', sostiene. 'Los nuevos grados no servirán de nada, sólo para ir a vender ropa al Zara', concluye.