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"La comedia negra es del color de los tiempos que estamos viviendo"

El director británico Ben Wheatley firma 'Turistas', una comedia negrísima sobre la amoralidad y las reglas con la que ha fascinado a la crítica

BEGOÑA PIÑA

'La comedia negra responde a mi sentido del humor, pero además hoy es del color de estos tiempos. Estamos viviendo momentos negros, difíciles, de crisis, de necesidad'. Una época de recesión que condiciona la manera de mirar el mundo del director británico Ben Wheatley, que con Turistas, su tercer largometraje (Down Terrace y Kill List), ha firmado una comedia negrísima. Estrenada en Cannes, en la Quincena de Realizadores, ha conquistado premios en Sitges, British Independent Film Award y Evening Estándar Award y ahora se estrena en España.

Calificada como 'la mejor comedia del año' por Hollywood Reporter y como 'un éxito de culto' por The Times, la película está rodada sobre un guion de Steve Oram y Alice Lowe, que también son los actores que interpretan a los protagonistas. Ellos son en la ficción Chris y Tina, una pareja  que acaba de conocerse y que, cuando consigue liberarse de la madre dominante y posesiva de ella, emprende unas vacaciones por el norte de Inglaterra a bordo de una caravana. Poco a poco van descubriéndose uno a otro, sus gustos y sus costumbres, especialmente la de Chris de quitarse de en medio a cualquiera que consiga irritarle.

'Que quede claro que no apruebo para nada matar a la gente y que, además, soy un cobarde', sentencia Wheatley, que recurre de nuevo en esta película a dos elementos presentes en las anteriores, la violencia y los asesinatos. 'No sé por qué se repiten, no lo pienso cuando hago una película, pero tampoco pensé nunca que la gente iría a ver mis películas. Sé que tienen rasgos comunes, pero me parece que hay razones diferentes para ello. Esta película no es una historia sobre matar gente sino sobre matar las ideas que esa gente representa. Los asesinatos están ahí por una cosa de género cinematográfico, pero son más bien una metáfora'.

Metáfora de la amoralidad de estos tiempos, de hasta dónde llegaríamos sin reglas. Y en el caso de estos personajes, no parece que estén dispuestos a dejar pasar ni una. Con cada uno de sus asesinatos, Wheatley busca la risa del espectador, pero al mismo tiempo, intenta provocar el disgusto. 'Algunas veces te ríes y no te das cuenta de qué te has reído. Aquí muchas veces te ríes por empatía con los personajes, pero la intención de esta comedia es que la gente se pare a pensar. Hay quien se ríe cuando ve caerse a alguien en la calle, cuando eso pasa, uno se da cuenta de lo que dice de él esa reacción. La comedia de la desgracia ajena es algo que siempre va a estar ahí, pero mi intención es hacer reflexionar'.

Así que, si uno se ha reído a carcajadas con Turistas, tal vez se deba a que no es una persona especialmente saludable psicológicamente o... 'Mientras no salgas del cine pensando que tienes derecho a matar al primero que te irrite... reírse es bueno. La comedia está ahí y por debajo las cuestiones morales, algo que te revuelve'.

Y ¿qué cabrea a este director? ¿Lo mismo que a sus personajes? 'Sí', contesta contundente, 'me exasperan las mismas cosas, las parejas perfectas, los sabelotodos... Aunque, a decir verdad, ayer bebí más de la cuenta y hoy me irrita casi todo'. Y con la resaca se siente más cerca de sus personajes, 'esa pareja que va por ahí asesinando gente. Son anárquicos, una extensión de nuestros lados más oscuros, son personajes que rompen con las reglas establecidas', dice Wheatley, que añade: 'Sus reglas son muy retorcidas, son abominables, pero al menos rompen con lo que no les gusta e intentan algo...'

'Aunque, claro, se cargan gente', son las últimas palabras de la frase anterior que el cineasta ha dicho después de una pequeña pausa. Tina y Chris matan a unos cuantos y él, Wheatley no disfraza la violencia de esos asesinatos. No suaviza nada de ella porque, en su opinión, 'no debe haber límite al mostrar la violencia, es importante enseñarla y que sea lo más gráfica posible, si no, lo que estás diciendo es que no tiene consecuencias y eso es mucho más peligroso. Y aquí nadie está diciendo que sea buena la violencia'.

La frontera para la violencia tiene más que ver en este caso con las líneas que no deben cruzarse en la comedia negra. 'Es una fina línea y depende del tono -explica el director-, y se trata fundamentalmente de no deprimir al público. Si el personaje mata a otro a martillazo limpio, el público seguro que no va a volver a reírse en toda la película. Es una línea delicada'.

Tan fina como la que distingue unas películas de otras, aún cuando los elementos en ellas sean recurrentes. Y aquí, en Turistas, regresamos a la presencia de la violencia y los asesinatos en el cine de Bean Wheatley sin que por ello sus filmes se repitan. Algo que consigue, precisamente, por su obsesión de no convertirse en un reincidente. 'Lo difícil es no repetirse. Miro mis películas y en todas hay violencia, asesinatos... pero, de verdad que siempre intento hacer una película más optimista y feliz. Aunque ahora ya sé que eso es un proceso largo, porque siempre acabo con historias donde los personajes se matan o mueren'.

En su nuevo trabajo, A Field in England, que se estrenará el 5 de julio en el Reino Unido, insiste con las muertes, aunque en un tono diferente. Se trata de una historia, rodada en blanco y negro, ambientada en la época de la Guerra Civil inglesa y que él mismo ha definido como 'un viaje psicodélico hacia el interior de la magia y la locura, entrelazado con el drama histórico'.

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