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ETA Aitor Gabilondo, creador de 'Patria': "Hemos hecho un trabajo lo más honesto posible"

HBO estrena este domingo los dos primeros episodios de 'Patria'. El resto, hasta completar los ocho que componen la serie, llegarán semanalmente.

Fotograma de 'Patria'. HBO.
Fotograma de 'Patria'. HBO.

maria josé arias

Ha sido una espera larga a la que hubo que sumar el retraso provocado por la pandemia, pero la adaptación de Patria de Aitor Gabilondo se estrena al fin hoy en HBO. El primer episodio, además, podrá verse en abierto en Telecinco desde este martes. El fenómeno literario firmado por Fernando Aramburu se convierte en una serie que llega a las pantallas con la vocación de contar una historia, la de Miren y Bittori, que airea recuerdos, sentimientos y que se enfrenta al material original con el que trabaja –ficción que bebe de la realidad– con toda la "honestidad" posible, como señala el propio Gabilondo, acompañado por Elena Irureta y Ane Gabarain, durante una conversación con Público.

"Como ha sido tanto tiempo, al menos yo, me he acostumbrado a la expectativa y a la presión, estoy como vacunado ya. Estamos tranquilos, satisfechos. Creo que hemos hecho un trabajo lo más honesto posible. Solo quiero que lo vea la gente", responde Aitor Gabilondo, creador de Patria, sobre la presión y la responsabilidad de adaptar la novela. De esta adaptación se espera mucho y no defrauda. El resultado es una serie con mayúsculas, en la que se ha puesto un cuidado extremo en cada detalle, desde el guion a las actuaciones, impecables todas ellas. Sin olvidarse de la ambientación, de la fotografía, de ese diseño de maquillaje, peluquería y vestuario que consigue que el espectador viaje en el tiempo acompañando a Bittori (Elena Irureta), Miren (Ane Gabarain), Txato (José Ramón Soroiz), Xabier (Iñigo Aranbarri ), Nerea (Susana Abaitua), Joxian (Mikel Laskurain), Joxe Mari (Jon Olivares), Arantxa (Loreto Mauleón) y Gorka (Eneko Sagardoy) en su recorrido vital.

"Soy consciente de que es un trabajo que a algunos les gustará y a otros no les gustará nada"

La factura, impecable. La historia, la que es. Quienes hayan leído el libro la conocen. Atrapa, sacude, remueve y hace pensar, mucho, en cómo se vivió el terrorismo de ETA en el País Vasco y cómo afectó a la población de a pie en su día a día. Quien tema o busque equidistancia, no la encontrará. No la había en el libro y no la hay en la serie. Las acusaciones en base al cartel publicitario de la polémica no se sostienen y caen por su propio peso desde la primera secuencia. Lo que sí generará, era de esperar y deseable, es debate. "Soy consciente de que es un trabajo que a algunos les gustará y a otros no les gustará nada. Y ya está, pues como siempre. Pero la responsabilidad estaba antes: hacerla con responsabilidad, con escrupulosidad y sabiendo el material sensible que teníamos entre manos. Como eso ha sido así, ahora el resultado que lo juzguen los demás", resume Gabilondo.

De esa presión que puede suponer un proyecto de esta envergadura, Ane Gabarain, quien da vida a Miren, reconoce que es cierto que al principio sentía como algo de "vértigo", pero que llega un momento en el que "te tienes que abstraer un poco, no puedes dejar que eso te devore porque te paraliza, no puedes hacer tu trabajo". Su valoración sobre el resultado es que "hemos conseguido hacer un serie desde el corazón, honesta, con mucho respeto y ahí está. La verdad es que estamos satisfechos en el sentido de que creo que lo hemos hecho lo mejor que hemos sabido. Ahí está y ahora que el espectador la disfrute o la juzgue. Ahí está la criatura".

Su compañera de tantas secuencias, Elena Irureta (Bittori), añade que, desde su punto de vista, sabe que han hecho "un buen trabajo" y que "luego, como dice Aitor, no es esta la historia, es una de las historias, es una ficción, pero yo me quito el sombrero ante todos los que hemos tomado parte y creo que el resultado es muy bueno. Yo qué voy a decir, lo siento así. Nunca hablo con esta seguridad sobre algo, pero creo que es una serie buena, que va a gustar o, al menos, creará debate. Se hablará de ella porque no va a dejar indiferente a nadie".

La "carga vivencial y emocional" como valor añadido

Patria destila solemnidad en cada plano. No es cualquier producción. El espectador es libre de decidir cómo verla, pero teniendo en cuenta el nivel de entrega emocional que requiere cada capítulo la estrategia de HBO de emitir primero dos y después uno cada semana parece la más acertada. Por un lado, porque el debate que sí o sí va a generar se prolongará en el tiempo. Por otro, porque quien está al otro lado de la pantalla dispone así del margen suficiente para digerir cada entrega, recomponerse y enfrentarse a la siguiente y disfrutarla de principio a fin. Cada episodio es un auténtico vaivén emocional.

"Te remueve", remarca Gabilondo al preguntarle por ello, "por una sencilla razón, que es la distancia. Cuando eres de allí todo está muy cerca. Conoces a personas similares a Bittori, Miren, Joxe Mari, don Serapio o cualquiera. Entonces, eso te toca, te llega, porque tienes matices y el infierno está en los matices. Y trasladar esos matices era lo que era muy importante para nosotros". Para lograrlo su apuesta fue clara desde el principio: había que rodar en Euskadi, con actores locales y que "la mayor parte del equipo fuera de allí".

El argumento a favor de esta decisión, expuesto por su creador, es muy sencillo y tiene todo el sentido del mundo. Un equipo predominantemente vasco aporta, "además de experiencia, una carga vivencial y emocional que igual muchos de nosotros no sabíamos ni que la teníamos, pero que a la hora de explicarlo emerge, surge. Para los actores especialmente, porque está dentro de ellos, su gestualidad, su manera de colocarse. Saben en los escenarios en los que está pasando, saben cómo se vivía aquello dentro de las casas porque tenemos muchas referencias".

Todo eso supone un valor añadido. Ese haber vivido en primera persona lo que se cuenta y esos acentos reales contribuyen a que la historia transmita más veracidad y transmita más. "Remueve porque parece que estás haciendo una cosa muy solemne, pero también te quiero decir que yo, que la he visto muchas, muchísimas veces, esa sensación de agarrotamiento, de solemnidad que tienes en el primer visionado después desaparece o va desapareciendo y tú mismo te relajas y la ves con más distancia", advierte. Es más, promete (y es cierto que ocurre), que "te empiezas a reír con los zascas que meten Miren y Bittori, que no paran, y empiezas un poco a relajarte. Creo que la serie da la oportunidad de verla más de una vez y vas viendo más capas y más matices. Creo que tiene mucho que ver con cómo nos enfrentamos nosotros a la historia, no solo la historia misma".

Lo de estar llorando en una escena y de pronto dejar escapar una sonrisa o incluso una risa es algo que pasa con relativa frecuencia viendo Patria. En eso, en lo segundo, tienen mucho que ver Miren, Bittori y también Arantxa. Por su forma de ser, por sus frases lapidarias. Gabarain relaciona esto con el costumbrismo que emana la serie. "La historia se sostiene también en un costumbrismo. Es profundamente dramática, pero nuestros personajes tienen una rutina, sus hábitos, y ahí siempre surge el humor, las píldoras de humor. Porque uno, por amargado que esté o por mucho que esté sufriendo un enorme dolor, no está 24 horas en él, siempre hay cositas y son muy efectivas. Creo que también relajan al espectador dentro de esa cosa tan intensa, tan dramática. Aligera y le quita solemnidad", puntualiza la actriz, que comenta que estuvo trabajando el punto exacto para encontrar el equilibrio entre ese costumbrismo que menciona y el drama hasta lograr que la fórmula funcionase.

"Es la vida misma. En los entierros, al salir, vamos a tomar un pote. No sé por qué, pero la gente termina riendo. Yo me fijaba en mis hermanas cuando estaban viendo la serie y se reían en momentos. Mi hermana se giraba y me decía: ‘Como la vida misma’. Y es verdad", añade Irureta.

Hace solo unos meses, en abril, se estrenaba La línea invisible. En ella Mariano Barroso, que ejercía como director, viajaba a los inicios de ETA para contar la historia de cómo surgió la banda terrorista y cómo fue su llegada a ese camino de no retorno que sembró el terror durante más de cinco décadas en España. Podría ser simple casualidad que ambos títulos hayan coincidido el mismo año o que quizás algunas heridas hayan empezado a sanar posibilitando abordar estos temas. Gabilondo opina que ni lo uno ni lo otro. "Creo que no es casualidad y tampoco creo que las heridas hayan sanado todavía. Se va a tardar mucho, pero sí creo que el hecho de que haya pasado casi una década desde que ETA anunció el cese de la lucha armada ayuda a destilar o a empezar a destilar todo lo ocurrido. Y creo que las manifestaciones artísticas, y creo que la tele aunque sea arte de masas y arte popular también es arte, ayudan a vaciar, a relajar todo aquello, a destilar todo ese sufrimiento".

Por eso él aboga porque haya más historias.  "A mí lo que me gusta es que eso siga ocurriendo, que se haga La línea invisible, que se haga Patria y que se hagan más desde ángulos inéditos, diferentes, desde todas las posiciones. Porque creo que eso completará el relato, el retrato general. Cuantas más haya, no solo en televisión, también en cine, en música… eso nos ayudará a tener una visión general y que nadie se atribuya el relato único e inequívoco. Esto es demasiado complejo, largo y entreverado como para que una única historia lo cuente todo. Pero creo que lo necesitamos y creo que la sociedad lo agradece, porque es liberador", concluye.

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