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Tales from the Loop ‘Tales from The Loop’, ciencia ficción nacida del arte de combinar lo posible y lo imposible

Un universo envolvente, personajes infelices en busca de la felicidad y grandes temas universales componen la oferta de la nueva serie de Amazon Prime Video, ya disponible.

Imagen promocional de Tales from the Loop. / ARCHIVO
Imagen promocional de Tales from the Loop. / ARCHIVO

En Mercer, Ohio (EEUU), hay una instalación llamada The Loop en cuyo interior se aloja el corazón de la misma. Dicen de ella que su función es ‘desbloquear y explorar los misterios del universo’. Con esa premisa y basándose en las obras del artista Simon Stålenhag en las que este combina un paisaje campestre o urbanita con robots, Nathaniel Halpern ha creado una serie de ciencia ficción con temática trascendental que provocará, en el buen sentido, algún que otro dolor de cabeza al espectador dejándole buen sabor de boca.

Tales from The Loop ha sido planteada como una antología de ocho episodios. Sin embargo, es tan inusual en su concepción como en su desarrollo. Porque su origen está en obras pictóricas y sus capítulos se pueden ver, en teoría, en el orden que se quiera. De hecho, desde Amazon han dado acceso a los medios al 1, 4 y 6. El nexo de unión entre todos ellos va más allá del universo diseñado ya que las historias comparten actores y personajes, aunque en cada una de ellas el protagonismo recaiga sobre uno o varios de ellos.

Imagen promocional de Tales from the Loop II. / ARCHIVO
Imagen promocional de Tales from the Loop II. / ARCHIVO

El primero de los capítulos, titulado Loop, sirve para presentar tanto a ese invento que da nombre a la serie como a la familia protagonista, la de Loretta, una madre con dos hijos y un marido con un brazo robótico que mantiene una relación más cordial, cercana y laboral con su suegro que su heredero natural. Ella es Rebecca Hall, conductora de esa primera toma de contacto. A su padre político lo interpreta Jonathan Pryce. De la mano de ambos y de un niña pequeña que busca a su madre y su casa -ambas desaparecidas- se abordan temas como la maternidad, el vínculo que esta genera y el abandono.

Dirigido por Mark Romanek, este no es el episodio más existencialista de los tres, pero sí pone en evidencia que todo lo ‘fuera de lo normal’ que ocurre en Mercer no parece alterar demasiado a sus habitantes. Una de las muchas cosas que llaman la atención de entrada es la aparente calma y normalidad que demuestran los vecinos de este pueblo nevado cuando una niña dice que su casa se ha volatilizado. Algo que sirve para hacerse una idea del nivel de rareza que lo envuelve todo.

Echo Sphere, dirigido por Charlie McDowell, es el cuarto episodio y, sin duda, el más existencialista de todos los facilitados por Amazon. En él la pareja protagonista la componen Russ (Jonathan Pryce), quien creó The Loop para convertir, dice, ‘lo imposible en posible y dar esperanza’, y su nieto menor Cole (Duncan Joiner). El segundo es uno de esos niños que no se conforma con cualquier respuesta y que se hace muchas preguntas a sí mismo, pero también a los demás. Sobre todo cuando encuentra en mitad del campo una esfera. Todo este episodio gira alrededor de cómo afrontar la muerte, aprender a decir adiós y cuestionarse si existe un más allá.

Curiosamente, el mejor de los tres capítulos vistos antes del estreno de este viernes es aquel en el que la familia que hace de hilo conductor desaparece casi por completo. Se trata del sexto, Parallel. Está dirigido por Charlie McDowell, ambientado en un mundo alternativo y el protagonista es el portero de las instalaciones, Gaddis (Ato Essandoh). Un personaje que no resultará extraño al espectador porque le habrá visto en los anteriores de haber seguido el orden numérico de los episodios durante su visionado.

Aquí la idea que sobrevuela la narración es la de un hombre tímido, con un trabajo aburrido y solitario que sueña con un amor platónico. Su inexperiencia hace que en su cabeza una relación de pareja deba ser algo idílico, pero en su viaje aprenderá que la perfección no existe y que la felicidad no reside en encontrarla. En su camino se tropezará con alguien que en un primer momento supondrá un shock y con ese amor idealizado que ha alimentado a través de una foto de un hombre con el aspecto de Jon Kortajarena al piano.

Imagen promocional de Tales from the Loop III. / ARCHIVO
Imagen promocional de Tales from the Loop III. / ARCHIVO

Como se desprende del argumento y de las temáticas planteadas en Tales from The Loop, esta es una de esas series en las que la ciencia ficción es aprovechada para abordar temas trascendentales. De esas que lanzan y generan más preguntas de las que responden y en las que conviene estar atento para no perderse. El esfuerzo se ve recompensado doblemente.

Por un lado por toda esa ambientación retro de los ochenta en la que no hay teléfonos móviles pero sí un dispositivo capaz de hacer viajar a la gente a través del tiempo y el espacio, tractores que no pisan el suelo y robots que pasean por bosques y campos. Por otro, por las historias, que enganchan, cada a una a su manera y, todas ellas, contadas en forma de bucle haciendo honor al título.

El ejercicio realizado por Halpern con las obras recopiladas por Stålenhag en el libro publicado en 2014 es lo que los aficionados al arte en general y a la pintura en concreto hacen cuando recorren las salas de un museo y se paran frente a un cuadro para imaginar su historia preguntándose qué pasó antes y después de lo que cuenta esa imagen.

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