Este artículo se publicó hace 16 años.
Fuga de cerebros
Gonzalo López-Gallego se une al numeroso grupo de jóvenes directores españoles adoptados por la industria hollywoodiense
Creo que los productores esperaban que funcionara mejor, pero estoy contento". Gonzalo López-Gallego (Madrid, 1973) no parece demasiado preocupado por la tibia recaudación en España de su última película, El rey de la montaña, un thriller estrenado hace un mes y protagonizado por Leonardo Sbaraglia y María Valverde. En realidad tiene motivos para no preocuparse. "Ha recaudado más en un fin de semana que toda mi filmografía anterior", asegura. En efecto, sus dos primeros filmes, Nómadas (2001) y Sobre el arco iris (2003), no fueron un éxito comercial pero le sirvieron para hacerse un nombre dentro del cine más arriesgado.
No obstante, la causa principal de su placidez es que El rey de la montaña, una película de encargo más comercial que su obra anterior, ha llegado con los deberes hechos: se estrenó en medio mundo (incluso en DVD) antes de llegar a nuestras pantallas. En efecto, el filme triunfó hace un año en el Festival de Toronto. Desde entonces, su teléfono no ha dejado de sonar. "En Toronto me puse en manos de una agencia que me organizó un viaje a Los Ángeles. Asistí a unas 40 reuniones en unos días. Estaban en plena huelga de guionistas y todo el mundo parecía tener tiempo libre para hablar conmigo", afirma perplejo (hasta entonces, no había logrado reunirse con un solo productor español).
Y es que las peripecias de López-Gallego ilustran una situación paradójica que afecta a nuestra industria. Las producciones de los directores establecidos, salvo excepciones conocidas por todos, no son seleccionadas en las secciones oficiales de los festivales de referencia.
¿Los motivos? Hasta hace poco la excusa oficial pecaba de cierto victimismo ("los franceses nos tienen manía"), aunque el sector más aguerrido de la crítica apunta hacia otras causas. Por el lado de la estética, las películas españolas, lastradas por una facturas excesivamente televisiva, no pueden formar parte de esa cuota de filmes que apuestan por el riesgo formal, tan del gusto de algunos festivales. Por otro lado, por lo que respecta a la temática, las películas españolas serían inexportables por un exceso de costumbrismo local.
Emigración masivaPor el contrario, al mismo tiempo, Hollywood está contratando a toda una generación de directores jóvenes españoles especializados en cine de género (thriller, terror). "Es un fenómeno extraño", asegura.
"Nuestros productores no parecen tener claro cómo vender ciertas historias. Por otro lado, es cierto que el cine español más oficial parece volcado hacia el consumo interno, pero luego la gente se queja de que todos los filmes son iguales. No hay quien lo entienda", afirma. ¿Costumbrismo versus cine de género? "Bueno, está claro que aquí no se valora suficientemente el cine de género, pero en otros lugares pasa lo mismo. En Francia se valora mucho el cine de género español, pero no hacen caso al suyo", asegura.
López-Gallego se ha pasado el último año "leyendo guiones" de futuras películas en Hollywood. "La agencia te envía guiones para que hagas una especie de comentario de texto. Así han surgido mis próximos proyectos". El realizador madrileño ya está preparando los rodajes de Solo, que empezará en enero, y El fantasma celoso, protagonizada por una estrella de Hollywood: la actriz Kirsten Dunst. "Solo es un producto más independiente, de unos 10 millones de dólares. La otra es más grande. Prefiero hacer primero la pequeña, ir poco a poco", asegura.
¿Acaso teme perder su identidad artística por el camino? ¿Ha sufrido ya las presiones de la gigantesca industria estadounidense? "Estoy preparado para el conflicto. ¿Mi truco? Digo las cosas claras desde el principio, incluidos cambios radicales en los guiones, para que nadie se lleve a engaño. De momento, no me va mal", afirma confiado el cineasta. Ahora sólo falta esperar por los resultados artísticos de su viaje a EEUU. ¿Hará historia? ¿Volverá algún día a nuestro país?
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