Este artículo se publicó hace 14 años.
La historia del niño que quería ser lobo
Entre Lobos, de Gerardo Olivares, llegará a las salas el próximo viernes
Rocío Ponce
"Un pellizco en la tripa". Esa fue la sensación culpable del nacimiento de Entre Lobos, el tercer filme de Gerardo Olivares. Cuando el director y guionista conoció la historia del pequeño salvaje de Sierra Morena no dudó sobre su fuerza cinematográfica y se puso manos a la obra con esta "historia de amor de un chico y la naturaleza".
Un artículo del ABC de Sevilla de 1987 y la tesis doctoral del antropólogo Gabriel Janer de 1978 son las únicas pruebas sobre la realidad vivida por Marcos Rodríguez Pantoja. Un niño maltratado y vendido por su padre que acaba sobreviviendo sólo en las entrañas de Sierra Morena gracias a su amistad con los lobos y una total comunión con el entorno.
"Marcos no quería volver a la sociedad porque lo que había conocido eran palizas, su sociedad eran los animales", explicó a Público Juan José Ballesta. Recuerda el actor sus conversaciones con Marcos y cómo este estaba "acojonado" el día que la Guardia Civil lo encontró con 20 años hecho un auténtico salvaje.
Entre Lobos presenta al Marcos niño, al que da vida Manuel Camacho, al joven, interpretado por Ballesta, y al adulto recreado por el propio Marcos Rodríguez.
El filme, pese a la reticencia del director, a ratos se perfila como un documental. "Me hubiera gustado que Félix Rodríguez de la Fuente viviera para darme su opinión", apunta Olivares. En una película de este tipo, con partes sin apenas guión y mucho sonido ambiente, el objetivo es claro: "No caer en el tremendismo y ser capaz de mantener la tensión dramática", explicaba el director. Ahí entra en juego el papel del pequeño Manuel Camacho, que se ha echado Entre Lobos a sus espaldas: "El nene es la película", explica orgulloso el director.
Ballesta considera que se trata de una película de aventuras para todos los públicos. Olivares discrepa: "Por la parte sensible es muy para mujeres y niños de 8 a 12 años".
Otro de los reclamos reside en la potencia de los secundarios con Sancho Gracia, Carlos Bardem, Luisa Martín, Eduardo Gómez y Álex Brendemühl.
El trabajo de Olivares se caracteriza por la osadía de sus proyectos (14 kilómetros y La gran final). Todos relacionados con la naturaleza y sirviendo de altavoz a temas espinosos. El próximo seguirá esta línea. "Siempre me gusta salirme del plató", concluye Olivares.
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