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Juan Diego Botto, un profesor gruñón sacándose el carnet en 'No me gusta conducir'

La primera serie creada por Borja Cobeaga se estrena este viernes en TNT.

Imagen de Juan Diego Botto y David Lorente en la serie de TNT, 'No me gusta conducir'
Imagen de Juan Diego Botto y David Lorente en la serie de TNT, 'No me gusta conducir'. tamaraarranz

Pablo Lopetegui (Juan Diego Botto) es un profesor universitario de más de cuarenta años, gruñón y poco sociable. Acaba de separarse y, en medio de una crisis, decide intentar sacarse el carnet. A su edad, sí. Esa es la premisa de la que parte No me gusta conducir, serie creada y dirigida por Borja Cobeaga basándose en su propia experiencia como alumno adulto de autoescuela. Aunque en realidad esta es solo la primera capa de una ficción que equilibra lo divertido con lo emotivo. Los guiones los firman, además de Cobeaga, Diana Rojo, Borja González Santaolalla, Valentina Viso, Mar Coll y Juan Cavestany.

Cuenta Borja Cobeaga en una entrevista con Público antes del estreno que Juan Diego Botto siempre recuerda cuando le llamó para ofrecerle el papel protagonista y le comentó que No me gusta conducir "va de un tío que se quiere sacar el carnet". En aquel momento el actor "se quedó un poco, no decepcionado, sino expectante, diciendo: 'Esto irá de más cosas'". Y sí, va de mucho más. Botto lo comprobó al leer el guion y el espectador lo verá a partir de este viernes. Porque "lo del carnet de conducir es una excusa".

El director de Fe de etarras reconoce que no le "gusta nada la épica" y que cree más "en las cosas de baja intensidad". Así, con una idea aparentemente sencilla y cotidiana aprovecha para hablar de muchos temas. Uno de ellos, por ejemplo, es el hecho de que con los años "empiezas a tener una vivencia, te das cuenta de que si eres un gruñón van a ir las cosas a peor y él [Lopetegui] tiene algo como de parón, de decir:  'Bueno ya tengo cierta edad'. Creo que es el momento en el que la gente puede cambiar. Quiero decir, que en realidad sí va de más cosas, de hacerse mayor, de la relación con los padres… Tiene más elementos".

Con una idea aparentemente sencilla aprovecha para hablar de muchos temas: 'lo del carnet de conducir es una excusa'

Lopetegui está en crisis y no es por cumplir años. "Creo que es otra cosa", analiza Cobeaga, que apunta a que tampoco "tiene que ver con algo que esté hablando de los roles masculinos. Está hablando de un tipo muy concreto que se está dando cuenta de que se está convirtiendo en una persona espantosa. Es un pedante sabelotodo. Pero es un pedante sabelotodo abrazable, porque sabe que está en una crisis". Y él no reacciona comprándose "un descapotable", por ejemplo. De hecho, parte de su situación emocional reside en lo ligado que se siente al viejo coche de su padre, fallecido, y al recuerdo traumático de un programa de televisión llamado Segunda Oportunidad, donde se veían accidentes de tráfico. "En realidad, lo que quería contar es la historia de un tipo que se está convirtiendo en una persona horrible, en una persona espantosa, gruñón y se da cuenta de que puede cambiar. Esa es la premisa, que está inspirada un poco en mi propia experiencia, por otro lado", apostilla.

La creencia de Cobeaga en los puntos de partida sencillos convierte a No me gusta conducir en una ficción de la escuela de "una de las mejores series de la historia, Seinfeld, una serie sobre nada. De nada y todo, pero en la que la premisa es como muy mínima y eso al final hace que conecte con mucha gente, porque lo del carné de conducir es algo que, por acción u omisión, hemos pasado todos".

La impronta del reparto

Algo que consigue No me gusta conducir, y que tiene que ver mucho con el trabajo del reparto, es que Lopetegui, como dice su creador, sea "abrazable", que enternezca y despierte empatía pese a todos sus defectos. Eso que se logra con él se extiende a otros personajes. Lucía Caraballo le regala a su Yolanda, esa alumna de Lopetegui que se convierte en su compañera en la autoescuela, una frescura y una simpatía que sirven de contrapunto perfecto al protagonista. Luego está Lorenzo, ese educador de autoescuela al que da vida David Lorente y que es el gran descubrimiento de la serie. Lorente hace que, alguien que en la vida real podría ser cargante, en pantalla resulte un ‘robaescenas’ entrañable.

Ese punto entrañable de los personajes del que goza la serie Cobeaga se lo atribuye, en gran medida, a los actores

Ese punto entrañable de los personajes del que goza esta serie Cobeaga se lo atribuye, en gran medida, a los actores. El director explica que es una cosa que ya le había pasado antes, escribir "algo que queda más oscuro, más cínico y, de repente, vienen unos actores que lo iluminan todo (…) Sobre el papel, podía verse que el personaje podía ser un ser gris y Juan Diego Botto para nada es gris. Y David Lorente, que es un tipo que podía quedar como un pesado, un 'cuñao', de repente también es otro ente muy abrazable. En ese sentido, quien ha aportado eso son los actores". Con la némesis de Lorenzo y hermano en la ficción, interpretado por Carlos Areces, no ocurre lo mismo.

Quien enseña al protagonista a conducir aporta comicidad, pero también, junto con Yolanda y el personaje de Leonor Watling, ayuda a que Lopetegui se plantee si quiere convertirse en lo que se está convirtiendo. Y su existencia responde a "la querencia" de quien lo ha creado por personajes así. "Diego San José y yo hemos escrito guiones juntos donde siempre hay un personaje como muy verborreico que habla un poco con frases pasadas de moda. Aquí se daba el caso de que hacía clac, que encajaba perfectamente con un profesor de autoescuela", resume Cobeaga, que cuenta también que aunque él no tuvo ninguno así, sí que es un poco lo que le han contado y lo que se puede ver en los tutoriales del gremio en Youtube. Al final, el director de Pagafantas ha cogido ese "microcosmos, que tiene su propio lenguaje" y lo ha usado para dar vida a un personaje "que en realidad no solamente es un pesado, es un pesado con corazón".

Una escena de la serie 'No me gusta conducir'.
Una escena de la serie 'No me gusta conducir'. Virginia Martín Chico

Además de dar luz al guion, Cobeaga reconoce que el reparto facilitó un rodaje complicado por toda la preparación previa que requiere una escena rodada en un coche. Y de esas hay unas cuantas en esta serie. Pese a lo complicado que era, apostaron por "hacerlo de verdad porque es difícil que ruedes en un croma cómo aparcar un coche. Fue duro por el calor, porque era un follón de aparataje… Lo que lo salvó para hacerlo bien fueron los actores. Montar el aparataje de cámaras y focos y todo eso en el cámara car era una hora mínimo. Eso te dejaba poco tiempo para rodar, pero es que lo hacían a la primera. Ya ni me acuerdo".

Otra cosa que se decidió fue darle un punto más de ternura a la historia, algo a lo que su creador dice que le empujaron su socia, Nahikari Ipiña, de Sayaka Producciones, y desde el canal, TNT. Él se alegra de que lo hicieran porque "el punto melancólico siempre había estado ahí, tenía que ser una comedia, no de chiste por minuto, de baja intensidad. Pero todo el aspecto sentimental, que creo que es su peculiaridad en cierto modo, fui como suavemente empujado, y yo dejándome. Es verdad que nunca llegó más al drama de lo que estaba planteado, pero sí que creo que lo que ha conseguido todo el reparto, y no me refiero solo a Botto, es que lo ha hecho más luminosa. Era mucho más gris en guion".

Los chistes y la exposición en la comedia

No me gusta conducir está basada en la experiencia de Cobeaga sacándose el carnet

No me gusta conducir está basada en la experiencia de Cobeaga sacándose el carnet, pero no es el único poso de realidad del que bebe el guion. En la realidad, como en la pantalla, existe una autoescuela en Cuenca que se publicita como "la autoescuela de los famosos" y en la que prometen buenos resultados con cursos intensivos. "Juan Diego Botto se lo sacó ahí. Conozco a mucha gente que se lo ha sacado ahí, que se han ido como una semana o dos y se lo sacan. Creo que fue David Serrano, el director y guionista, que me contó mogollón de anécdotas de allí. La verdad es que fue una labor de documentación muy buena y algo que creo que en un momento mío, que tardé dos años en sacármelo, me llegué a plantear realmente (…) Está muy documentado. De hecho, Juan, cuando estábamos haciendo el capítulo, decía: 'Es que era todo así, de verdad'", resume.

La primera serie creada por Cobeaga ya se ha podido ver en algunos festivales, ha cosechado buenas críticas y alguna nominación. Sobre esto, el director vasco comenta que "siempre que haces una comedia te sientes como muy expuesto" en el sentido de ver si funciona, si la gente se ríe. Además, en su caso, "estaba como un poco tenso en el sentido de que es la primera vez que creo una serie. He colaborado como guionista en alguna, como director en otras, pero es verdad que me imponía un poco, porque es un tipo de serie que me encanta, pero nunca la había hecho y sé que tiene sus propios códigos, diferentes a un largometraje, que es a lo que estoy acostumbrado".

Además, está el hecho de haberse "expuesto mucho porque es una serie muy personal (…) La mayor duda que puedes tener cuando haces algo así, además de la cuestión cómica, es: ‘Estoy contando mi vida a la gente y ¿esto va a interesar de verdad? ¿En qué momento narcisista se te ocurrió que esta experiencia tuya sacándote el carnet podría dar para algo de interés?’. Pero sí que es verdad que gracias a esas capas que dices creo que al final más allá de la premisa mínima. Hay más cosas". Cuando habla del riesgo de exposición al hacer comedia ser refiere, añade, a "ese silencio postchiste que no funciona".

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