Este artículo se publicó hace 14 años.
Julio Medem abre las puertas de su habitación
Málaga dedica una retrospectiva completa al director vasco
En su regreso a la primera plana del cine español, Julio Medem va a estar arropado. El Festival de Málaga le dedica su principal retrospectiva, Málaga hoy, y repasa su carrera después de haber firmado ocho largometrajes singulares y, digan lo que digan, de alto riesgo.
Su último filme, Habitación en Roma, cerrará la sección oficial a concurso y mostrará un Medem renovado y entusiasmado, tras los años oscuros que siguieron a la vapuleada Caótica Ana (2007). En esa pequeña habitación de Roma donde encierra a sus dos protagonistas, Elena Anaya y Natasha Yarovenko, hay muchos pequeños secretos, capas que el director va desvelando y que dicen mucho del Medem de hoy.
"Esta película no marca el camino por el que quiero seguir"
"Esta película no marca el camino por el que quiero seguir, pero es algo que nunca había hecho y que he disfrutado mucho", aseguraba a Público en una entrevista. La cinta ha sido un reto. Es la primera vez que escribe sus diálogos en inglés, que hace una película de encargo. La primera vez también que desarrolla un filme en un solo espacio, que se centra sólo en dos personajes, y que aborda la sexualidad -una constante en su cine- de manera tan directa y frontal. "La película sucede casi en tiempo real, casi sin elipsis, y eso la hace aún más intensa".
En esa habitación también está, insistente, uno de los temas que le obsesionan y que sirvieron de muleta cuando las cosas no iban tan bien en su carrera. Se trata de Aspasia, la que fue amante de Pericles y que es el centro de su próximo proyecto. En Habitación en Roma se cuela en los muros del cuarto y en los diálogos de las dos protagonistas: dos mujeres que empiezan jugando para acabar transformadas a la mañana siguiente.
Es la primera vez que escribe sus diálogos en inglés
Habitación en Roma demuestra la habilidad de Medem para filmar lo carnal, y mezclarlo con cierto ascetismo. No se le puede tampoco negar la implicación emocional que consigue de sus actrices. "Ellas han puesto mucho de sí mismas, han construido el pasado de sus personajes y han alcanzado una complicidad muy profunda", aclara el director vasco.
Más que cuerpos, el director ha querido filmar los espíritus, y aunque se le noten las costuras de lo escrito, no acaba de errar el tiro. "Quien quiera puede quedarse en lo epidérmico, en el juego sexual de dos chicas desnudas en una cama, pero es imposible que la película no te agarre por dentro", asegura el realizador de Vacas.
Anaya y Yarovenko se pasan el 90% del metraje desnudas. De hecho, ya ha empezado a crecer en Internet el clásico rumor morboso. Pero, como explica Medem, llegado un punto el efecto de pudor y morbo se disuelve. "El desnudo no importa tanto".Una película pequeña, la más intimista del realizador, que funciona de trampolín al que será su proyecto más ambicioso, ambientado en el siglo V antes de Cristo. Medem ha ganado fuerzas en esa habitación en Roma.
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