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Mankell contra la colonización de la conciencia

El escritor sueco recibe el Premio Arcebispo Juan de San Clemente por 'El chino'

El escritor y dramaturgo sueco Henning Mankell habló en una entrevista con Efe de su obra 'Moriré, pero mi memoria sobrevivirá', un grito sobre lo que el sida está haciendo en Africa.

MARIOLA MORENO

Cuenta que en 1971 viajó por primera vez a África para ver el mundo "desde fuera de la perspectiva que da Europa y para entender la condición humana". Una realidad no siempre agradable que, desde entonces, no ha dejado de narrar en sus obras. Afable y menos huraño que el inspector Wallander que le dio a conocer en España, el escritor sueco Henning Mankell visitó ayer Santiago de Compostela para recoger el XV Premio Literario Arcebispo Juan de San Clemente, por su novela El chino.

El certamen tiene la peculiaridad de que el jurado está formado únicamente por alumnos del Instituto Rosalía de Castro, que convoca el galardón. Mankell, que reside a caballo entre Mozambique donde dirige la compañía nacional de teatro y Suecia, durante su visita fugaz a Galicia se mostró "sorprendido" por poder "expresarse" en portugués y que "todo el mundo" le entienda. "Eso demuestra que el mundo es muy pequeño", zanjó.

"Nunca cometeré la tontería de resucitar a Wallander, para eso creé a su hija"

Abrumado quizás por el éxito mundial del inspector de Ystad, Mankell parece haber perdido todo el interés por seguir alumbrando novelas policiacas. "Nunca cometeré la tontería de resucitar a Wallander, para eso creé a su hija". Y para intranquilidad de sus fans, añade: "Todavía tengo mucho que contar sobre ellos, aunque no sé si llegaré a escribirlo algún día".

Proyectos no le faltan. El más inmediato, un documental sobre la vida de Ingmar Bergman, su suegro, cuyo estreno se prevé para 2012. "Pensé que debía escribir sobre él, porque me interesaba contar cuál fue el precio que debió pagar por hacer su trabajo y el precio que tuvo que pagar su familia". Escribir la historia no parece haberle supuesto ningún problema, la dificultad radica en elegir ahora al actor que protagonice a Bergman y a su hija, "mi mujer", cuenta entre risas.África en el corazón

Está preparando un documental sobre su suegro Ingmar Bergman

Mankell escruta a su interlocutor mientras habla en un portugués fluido: "Hay que tratar de hablar en la lengua del país en el que se está", defiende. Pero recupera el gesto adusto cuando se refiere a la situación que se vive en África, un continente que "precisa ayuda". "Se debe prestar atención a lo que nos dicen los africanos y conseguir volver a la situación previa al colonialismo", reclama. Le preocupa también que los nuevos emigrantes chinos se estén comportando en el continente negro como "nuevos colonizadores". "China reclama su posición en el mundo y es normal. También India pide paso, pero las actitudes colonizadoras que percibo, me asustan".

Fiel retratista de la sociedad sueca actual, Mankell descarta sin embargo que los problemas estén sólo a miles de kilómetros. "Se encuentran también aquí, en el centro de Europa, en Lampedusa. Ahí tenemos un gran problema que resolver y la Europa que permite que mueran sus inmigrantes no es la que yo quiero ver. En este llamado primer mundo, existen muchas posibilidades para ayudar a otros continentes". Propone medidas: "Muchos de los problemas de África se resolverían si se les concediera un papel más activo a las mujeres. Ellas son mucho mejores en todo y no se dedican a declarar guerras", remacha.

Mankell tampoco evita hablar de la revuelta que vive el mundo árabe. "Egipto no puede volver atrás, los cambios que se están viviendo son muy importantes y vivo los acontecimientos derivados de las protestas con mucha alegría", explica. "Como intelectual, es importante que participe en manifestaciones y que me comprometa con determinadas causas. Es mi responsabilidad". La misma obligación impuesta que le causó heridas cuando el Ejército israelí asaltó la flotilla que se dirigía a Gaza.

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