Este artículo se publicó hace 14 años.
"Mi único interés en esta vida es hacer imágenes"
El autor de cómic Joann Sfar presenta 'Gainsbourg', insólito filme sobre el francés
Unas cuantas cosas unen a Serge Gainsbourg con el autor de cómics francés Joann Sfar, autor de series célebres como El gato del rabino o La Mazmorra junto a Lewis Trodheim. Ambos son judíos, franceses, artistas irreverentes interesados por la música y las mujeres. Pero ahora hay algo más. Sfar ha debutado en el cine con un biopic inusual de Serge Gainsbourg, que ha presentado el pasado fin de semana en el Festival Cinema Jove de Valencia.
Después de 15 años en los que la familia del compositor de Je t'aime moi non plus, Jane Birkin y Charlotte Gainsbourg, se negaba a que nadie adaptara la vida del poeta a la gran pantalla, le dio el sí a Sfar. "Quizás porque a Charlotte le gustan mis acuarelas", bromeó el artista en un divertido español afrancesado. "En principio Charlotte y yo estuvimos ensayando para que interpretara a su padre, pero se dio cuenta de que era demasiado doloroso". A cambio, consiguió a Eric Elmosnino, el doble viviente de un cantante que Sfar trata como un símbolo. "No es la historia de un cantante. Es mas la de un tío que empieza en la vida siendo un niño con dificultades y acaba conquistando a Brigi-tte Bardot y a Francia. Gainsbourg siempre se movió entre el individuo y el símbolo", contó el autor, miembro de la editorial francesa L'Association, junto a Marjane Satrapi o Matt Konturé.
"Gainsbourg siempre se movió entre el individuo y el símbolo"
En Gainsbourg, vida de un héroe, que se estrenará el 9 de julio, el cantante convive con un muñeco gigante que funciona como su Mr. Hyde. "Me interesa la mezcla entre realidad y fantasía, por eso me gusta el cine de Burton, Gilliam y Del Toro", reconoce. "No he querido hacer una película realista, es como si me hubiera encontrado a Gainsbourg en un night club y, totalmente borracho, me hubiera contado su vida e intereses", explicó.
Cine vs cómicLa clásica división entre cine y cómics es para Sfar una patraña, que no le ha dejado de incordiar durante el rodaje de su ópera prima. "Lo peor que te puede pasar es escuchar a la gente que te repite que son lenguajes distintos", admitió. Sin embargo, el autor sabe que ambas disciplinas no siempre coinciden. "Aún tengo que aprender cómo se escribe una película. El problema de la mía es la estructura. En cine se necesita ritmo y explosiones narrativas, mientras que mi concepción del tebeo es más como un sueño con momentos fuertes", confesó.
"El mayor cambio del cómic al cine no es el movimiento, sino el sonido"
También ha aprendido que el público del cómic y el cine es muy diferente. "Cuando hago un cómic sé que trabajo para 100.000 personas, y que es gente que me conoce y me sigue. Cuando hago cine, le hablo a gente que no conoce quién soy y que tengo que retener durante dos horas. No tiene nada que ver", admite. "Además, en el cine trabajas en equipo y con un presupuesto elevado que te restringe. Eso me gusta, te obliga a ser inteligente y a tomar decisiones".
Después de acabar Gainsbourg, Sfar sólo pensaba en ponerse a dibujar. El resultado es un nuevo cómic que saldrá en Francia este verano y donde el autor aborda a Marc Chagall. "Es una historia fantasiosa, salvaje y con mucha sangre", admite. También ha estado trabajando en la adaptación al cine de El gato del rabino, su famosa serie sobre un gato que se la pasa enamorado de su dueña y cuestionando el judaísmo. "Al contrario que Persépolis, he cambiado el grafismo del original y elaborado mucho más los fondos. Se parecerá más a El príncipe de Egipto que al cómic, y estará lleno de música, como en los dibujos viejos de Disney, donde cada movimiento es musical", explica. "Le doy tanta importancia a la música porque los dibujantes sabemos que es la frontera a la que no podemos llegar. El mayor cambio del cómic al cine no es el movimiento, sino el sonido".
Con suerte, y si consigue el dinero, El gato del rabino se podrá ver en 3D. "Será la primera película de animación tradicional, a mano, que se pueda ver en tres dimensiones", dice orgulloso. Después de todo, Sfar reconoce que se considera dibujante por encima de todo. "Todas mis obras son historias con dibujos. Mi único interés en la vida es hacer imágenes". Imágenes pero que cuentan historias.
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