Bruce, más luz

Con Bruce Springsteen no ocurre lo mismo que con los Rolling Stones. Nadie teme que ésta sea la última oportunidad de verle en directo. Para entenderlo sólo hay que asistir a uno de sus conciertos.

Inexplicablemente, Springsteen no baja el listón con el paso de las décadas. Seamos honestos: no está en las mismas condiciones que cuando tocó por primera vez en España, aquel mes de abril de 1981, pero por las crónicas que llegan de su actual gira americana, el boss sigue estando muy por encima del resto sobre el escenario. Hoy inicia su gira europea en el Palacio de Deportes de Madrid y mañana repite en el BEC de Barakaldo. Presenta Magic, su último disco junto a la E Street Band (esta vez sin Danny Federici, organista, baja por enfermedad).

Pero Springsteen, a diferencia de lo que se suele decir, es bastante más que un animal de escenario. Su discografía contiene algunas de las mejores canciones de la historia del rock, pero también esconde, a veces entre líneas, otras veces de forma explícita los rasgos biográficos del personaje.

REBELDE
THUNDER ROAD (1975)
El final de la canción, esta es una ciudad llena de perdedores, yo me largo de aquí para vencer, se ha convertido en uno de los versos clásicos del rock. Una frase lo suficientemente simbólica como para que cada seguidor la interprete en sus propias carnes. Romanticismo épico, sí, pero también cruda realidad. Procedente de una familia de la clase obrera de New Jersey –en alguna ocasión ha dicho que la primera vez que comió en un restaurante fue a los 22 años–, Springsteen se agarró al rock la única posibilidad de escapar al oscuro futuro que el destino le había preparado: un pueblo, una fábrica y una hipoteca.

INCONFORMISTA
THE PROMISED LAND (1978)
No soy un niño, soy un hombre / y creo en la tierra prometida. El jefe siempre soñó con ese “paraíso” del que habla en The Promised Land. Su carrera ha ido avanzando a base de cambios. Pese a lo que en principio pueda parecer, el siguiente movimiento de Springsteen es siempre impredecible. Tras publicar un disco extrovertido y comercial como The River (1980), se recluyó en su casa para pergeñar el sórdido y tenebroso Nebraska (1982), grabado en un cuatro pistas con su guitarra acústica. Al éxito masivo de Born in the USA (1984) le dio continuidad con el intimista Tunnel of Love (1987), donde confesaba a corazón abierto los entresijos de su primer matrimonio fustrado. Después de sacar dos discos de rock en 1992, Human Touch y el más que reivindicable Lucky Town, volvió a las aventuras acústicas con The Ghost of Tom Joad (1995).    

JUERGUISTA
OUT IN THE STREET (1980)
Cuando estoy en la calle, nunca me siento solo / Cuando estoy en la calle, entre la gente me siento como en casa. Springsteen ha encarnado la vía sana del rock. Se desconocen en su biografía episodios tóxicos como los que atraviesan las vidas de compañeros de generación como Lou Reed, David Bowie o, un poco antes, Bob Dylan. Su vena juerguista se refleja como oposición a la vida en la oficina en canciones como Out in the Street o Night. También en la conexión entre humor y sexo, que suele dar lugar a las canciones más divertidas de sus conciertos, como Ramrod o Fire.   

SENTIMENTAL
BOBBY JEAN (1984)
Nos gustaba la misma música, nos gustaban las mismas bandas, nos gustaba la misma ropa. Clásico entre los clásicos en los conciertos de Springsteen, Bobby Jean es un himno de exaltación a la amistad. La compuso en homenaje a Steve Van Zandt, guitarrista de la E Street Band –el del pañuelo en la cabeza–, que abandonó el grupo ese mismo año. Ese sentimentalismo también se trasladó a otros momentos, como el discurso que pronunció el día que Bob Dylan entró en el Salón de la Fama del Rock and Roll. “Es como el hermano que nunca tuve”, proclamó Springsteen.  
       
COMPROMETIDO
BORN IN THE U.S.A. (1984)
Nací en un pueblo decadente / Recibí la primera patada en cuanto abrí los ojos / Acabas como un perro al que han golpeado demasiado / Hasta que pasas la mitad de tu vida escondiéndote / Nací en Estados Unidos. El compromiso de Springsteen, más que social, fue personal: comprometido con su pasado y con lo que veía. También contradictorio: criticó ferozmente a su país en Born in the U.S.A., pero lo costó reaccionar cuando Ronald Reagan utilizó la canción en su campaña electoral. Su implicación social y política ha ido en aumento. Participó en una gira de Amnistía Internacional y fue uno de los artistas más visibles del tour Vote for Change, con el objetivo de echar a George W. Bush de la Casa Blanca.
 
CONTRADICTORIO
TWO FACES (1987)
Conocí a una chica y nos escapamos / Juré que la haría feliz cada día / ¡Y cómo la hice llorar! / Tengo dos caras. En público da muestras de un carácter cálido y amable, pero se le conocen algunas reacciones agresivas. Durante un concierto en 1979, reconoció en el foso de fotógrafos a Lynn Goldsmith,  una ex novia suya. La subió bruscamente al escenario y dijo: “Esta es mi ex novia”. A continuación, ordenó que la expulsaran del recinto.

SEDUCTOR
I’M ON FIRE (1984)
Dime ahora, chica, ¿es bueno contigo? / ¿Puede hacerte las cosas que te hago yo? / Yo puedo llevarte más alto. Estoy ardiendo. La canción más tórrida de Springsteen vino acompañada de un curioso vídeo protagonizado por una insinuante Cybill Shepherd. Ésta le daba las llaves de su casa al cantante, que encarnaba a un mecánico, para que le llevara el coche cuando estuviera arreglado. Springsteen, haciendo de buen chico, se piensa dos veces si subir a la casa o no. Finalmente le deja las llaves en el buzón.

ESPIRITUAL
I’LL WORK FOR YOUR LOVE (2007)
Ponme una copa Teresa en uno de esos vasos que has dejado llenar de polvo / Y veré los huesos de tu espalda como estaciones del Via Crucis. En los últimos años ha llenado sus canciones con temas religiosos y espirituales. Como dijo en una entrevista reciente, “hay cosas de las que no te puedes librar tan fácilmente”.