Este artículo se publicó hace 4 años.
Ned Kelly, un hombre de camino a la horca
Justin Kurzel cuenta en 'La verdadera historia de la banda de Kelly' la vida del bandolero más famoso de Australia, un criminal violento para unos y un héroe de la resistencia frente a las fuerzas coloniales británicas, para otros.
Madrid-
"Cuando un hombre abandona este mundo, lo único que tiene es su historia, que los ingleses no la cuenten por ti. La destrozarán y se embolsarán el dinero". Ned Kelly, el fugitivo más famoso de Australia siguió el consejo del viejo Harry Power, otro prófugo de la justicia británica, y escribió su historia antes de morir. La relación que hubo entre ellos y cómo ésta marcó la existencia del primero se cuenta ahora en La verdadera historia de la banda de Kelly.
Cuarto largometraje de Justin Kurzel, este trabajo parece seguir también las sugerencias de Power. El equipo australiano de la película decidió contar, sin intrusión británica, la 'verdadera' historia del bandolero Ned Kelly, un violento delincuente para unos y un legendario luchador, un héroe que se enfrentó a las fuerzas coloniales británicas, para otros.
Protagonizada por George MacKay, al que acompañan en los papeles principales Charlie Hunnam, Russell Crowe, Essie Davis y Nicholas Hoult, la película –que compite en el BCN Film Fest– es una adaptación de la novela de Peter Carey, probablemente uno de los autores de ficción más prestigiosos de Australia. Todos ellos han trabajado en la construcción de un relato vigoroso, sucio, violento y honesto.
Un hijo de Irlanda
El Ned Kelly de esta película es un joven perseguido desde su nacimiento por la miseria, la decepción, el hambre y la injusticia. Descendiente de combatientes por la independencia en la Rebelión Irlandesa de 1798. Prisioneros de aquella guerra, desterrados y enviados a Australia, donde continuaron su lucha. Un niño 'iniciado' en la vida criminal por Harry Power –otro irlandés condenado a Australia– que, lejos de cualquier romanticismo, en esta ficción es también "un hombre de camino a la horca".
Justin Kurzel, que sobresalió con su adaptación al cine de Macbeth (2015), ha hecho la que parece, por fin, la película definitiva sobre el legendario fugitivo, tras el intento bienintencionado de Tony Richardson con Mick Jagger en el papel principal o el desastre que rodó Gregor Jordan con el actor Heath Ledger. Con estructura de western y algunos experimentos visuales, marca de este cineasta, La verdadera historia de la banda de Kelly consigue destacar por su honradez.
Violencia y brutalidad
Al lado siempre del personaje, en la película no se obvia ni uno solo de los motivos que empujaron a este niño a convertirse en bandolero, pero, al mismo tiempo, se subraya la 'necesaria' brutalidad y violencia que formaron parte de su vida. Ned Kelly y su banda atracaron bancos, asesinaron a policías británicos, incluso hicieron rehenes a los habitantes de un pueblo para atraer al enemigo a una trampa.
Tal vez esa oscuridad premeditada alrededor de la figura de Kelly es la que ha obligado al director a comenzar su película, La verdadera historia de la banda de Kelly, con la advertencia: "Nada de lo que van a ver es verdad". E inmediatamente después, en la Australia de 1867, las palabras del propio Ned Kelly escribiendo su historia para su hijo: "Tu abuelo fue un hijo de Irlanda, un hijo de Sieve, arrancado de su casa por los opresores ingleses y encerrado en las cárceles de la Tierra de Van Diemen en Australia [...] Que arda en el infierno si no digo la verdad".
Quemar el mundo
"Ned ha sido muchas veces retratado (en el pasado) como un héroe. Yo siempre estoy interesado en personajes que están en el lado equivocado de la ley y me pregunto cómo llegaron allí y por qué. En estos últimos años ha habido mucha información en los medios de comunicación sobre 'terrorismo' y sobre personas que son perseguidas por su cultura y por sus antecedentes. Cuando soportas esa persecución demasiado tiempo, hay un momento en que sientes que ya es suficiente y decides quemar el mundo", explica el guionista de la película Shaun Grant, que trabajó en perfecta sintonía con el director.
"En Australia –escribe Kurzel en las notas de producción de la película– hubo un genocidio y se cometieron crímenes de enormes proporciones por parte de la autoridad, entonces la línea de lo que era bueno y correcto y lo que no era bueno era obviamente muy diferente a lo que pensamos ahora".
Un ejército de 'banshees'
Ned Kelly, como los luchadores que les precedieron, se vestían de mujeres en sus ataques contra los británicos –"La gente tiene terror a lo que no entiende, la locura causa terror a los hombres"–. Él y su banda, convertidos en un ejército de banshees, esos antiguos espíritus femeninos del siglo VIII del folclore irlandés, se propusieron asaltar Melbourne. Pero a cientos de kilómetros al noreste de la ciudad, en Glenrowan, vivieron su última batalla.
"Ningún hombre escapa a su destino ni a los crímenes de su pasado", le dicen al joven Kelly en esta película. Y, en su caso, la sentencia se cumple a rajatabla. Los británicos terminaron con él demasiado joven, pero Kelly consiguió ser dueño de su propio destino. Convertido en símbolo de la resistencia irlandesa, este fugitivo tiene hoy todo un museo dedicado a él en Glenrowan y es un icono de la cultura y el folclore popular. Y su leyenda corre por las venas de la historia australiana.
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