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Nuevas reglas, nuevas costumbres

A los tradicionales GPS se suman ahora los avisadores de radar, que arrastran una demanda considerable en el sector

LUIS VILLAMIL

La masiva proliferación de radares en nuestras carreteras y el carné por puntos han generado nuevos hábitos en los conductores españoles. Basta observar, sobre todo en carretera, cómo han proliferado los aparatos electrónicos adosados a los parabrisas o a los salpicaderos de los coches.
Muchos son simples navegadores que nos guían por una ruta marcada, pero la mayoría tiene la doble función de ir advirtiendo de la presencia de radares fijos o móviles (con el coche de policía estático) que nos vamos encontrando en el itinerario.

También han proliferado los simples avisadores de radares porque son mas baratos (entre 100 y 250 euros), emplean la misma tecnología GPS y como los primeros son de uso legal. Ambos sistemas se limitan a informar dónde están ubicados los radares fijos apoyándose en las listas públicas de la Dirección General de Tráfico , de la Generalitat de Cataluña o del gobierno Vasco, autonomías con las competencias de trafico transferidas.

Actualización de datos

Asimismo, se incluye en la base de datos puntos donde se producen un número alto de multas por exceso de velocidad, detectados por lo tanto con vehículos móviles estacionados o con trípodes.

Todos estos sistemas contemplan la actualización de sus datos a través de Internet. Unos de forma gratuita y otros mediante una cuota anual. Las alertas transmitidas mediante pitidos o con instrucciones por voz, dependiendo del aparato, se convertirán así en algo habitual, pero a lo que hay que prestar mucha atención.

La radio, la música del CD o la simple conversación tendrán que esperar: “Atención radar fijo a 500 metros” ó “Atención posible radar móvil, disminuya la velocidad, supera la velocidad fijada en este tramo”, serán por lo tanto indicaciones muy útiles para preservar la cuenta de puntos.
Porque incluso el más acérrimo defensor de los límites de velocidad puede poner un borrón en su currículum y “tragarse” alguno de los radares situados en una autopista/autovía en una larga recta y cuesta abajo. O más fácil aun, en un amplio y despejado tramo semiurbano con limitación a 50 Km/h y donde a 80 Km/h pasaremos a ser potenciales delincuentes.

Autodefensa legal

En cualquier caso, no se trata de aparatos que permiten tener patente de corso en términos de velocidad. De hecho, ni siquiera daría tiempo a frenar ante el radar en el caso de superar ampliamente la velocidad permitida en el tramo en cuestión.

Por otro lado, no advierten de los radares móviles que están circulando, o de los que están detenidos en localizaciones nuevas aun no introducidas en la base de datos. Sí son, en cambio, un buen sistema de autodefensa legal a los muchos radares alejados de los puntos negros que pueblan nuestras carreteras (solo el 34% de los instalados responde a este criterio según la agrupación de Automovilistas Europeos Asociados).

La oferta en el mercado de este tipo de aparatos es realmente amplia y hay que deducir que la demanda también lo es. En todo caso, no resulta fácil elegir y conviene acotar las necesidades. Antes de adquirir uno hay que tener en cuenta, por ejemplo, que algunos modelos no pueden incorporar base de datos europea.

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