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El opus del filósofo Terrence Malick

'El árbol de la vida' abre la sección Zabaltegi de Donostia y llega a los cines tras recibir la Palma de Oro en Cannes

S. BRITO

Antes de darse cuenta de que su herramienta de expresión estaba en la cámara cinematográfica y dejar constancia de ello en su debut de 1973 Malas tierras, Terrence Malick estudió Filosofía en Harvard. A finales de los sesenta, tradujo a Martin Heidegger, y estudió bajo la influencia de su profesor Stanley Cavell, a Wittgenstein, Thoreau y los Trascendentalistas Americanos, autores todos (en especial Heidegger) que le han acompañado desde entonces. En efecto, Terrence Malick es lo más parecido a un filósofo que hace cine y El árbol de la vida, lo más cercano a la obra central de su pensamiento cinematográfico y filosófico. Brad Pitt dijo en Cannes: 'Para mí estar con Malick es lo más parecido a ir a la iglesia, no es un hombre religioso pero es muy espiritual y un gran conocedor de la filosofía'.

Después de haber levantado ovaciones y odios en el pasado Festival de Cannes, donde ganó una merecida pero también discutida Palma de Oro, la gran obra de madurez de Malick llega a España. Lo hace este viernes en las salas comerciales y, el mismo día, en la inauguración de la 59 edición del Festival de San Sebastián, donde, sin la presencia del director, El árbol de la vida recibirá el premio Fipresci de la crítica internacional.

Como buen pensador, Terrence Malick se toma tiempo entre película y película: su filmografía consta de cinco filmes en el transcurso de cuatro décadas. Para llegar hasta la sinfonía impresionista sobre el origen de la vida de El árbol de la vida hubo que esperar más de seis años desde El nuevo mundo (2005), aunque en realidad la espera fuera mucho más larga: la película lleva acompañando al director desde 1978, cuando empezó a bosquejar el guión de una obra que llamó al inicio Q.

Demencial y extraordinaria, El árbol de la vida es el mayor acto de fe cinematográfico jamás filmado. Protagonizada por Brad Pitt, también productor del filme, y Jessica Chastain, la narrativa es orgánica y fluida. Opus en tres actos, la película va de lo macro (el universo, el origen de la vida en la tierra) a lo micro (la vida de una familia americana de los años cincuenta y el entorno de aprendizaje de tres niños marcados por una madre piadosa y un padre feroz).

'La forma de trabajar de Malick es impresionista, compone la obra a partir de retazos', afirma Chastain. Hiperbólica y conmovedora, la película trata de lidiar con el tema de la contingencia del ser humano en la inmensidad del tiempo y el espacio, y aunque a menudo logra conmover, la película hace aguas también debido a su osada megalomanía.

De cualquier forma, parece que ya no habrá que esperar tanto entre cada uno de sus filmes, todos esenciales, ninguno tan poderoso como este: el director está posproduciendo un proyecto, en el que ha participado Javier Bardem.

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