'Simone Veil, la mujer del siglo', la película que cuenta la vida de una persona extraordinaria, "una anomalía en la política"
Madrid-Actualizado a
Perdió a casi toda su familia en los campos de concentración y, con la muerte desde entonces presente en su vida, decidió que no permitiría que se olvidara jamás lo ocurrido. En Auschwitz, su aversión a la injusticia creció hasta el punto de hacer de la lucha contra ello su forma de estar en el mundo. Es una de las mujeres más reverenciadas de Francia, en el resto del planeta se conoce especialmente a Simone Veil como la política que legalizó el aborto en 1975 en su país y peleó por los derechos de las mujeres. Sin duda, como dice el cineasta Olivier Dahan, "se merecía una gran película, una película sobre la transmisión".
Simone Veil, la mujer del siglo es la biografía de esta extraordinaria mujer. Jueza, llegó a la política desde el mundo de las leyes y en el Ministerio de Justicia trabajó para mejorar las condiciones de las cárceles de mujeres y el trato a las presas. Ministra de Salud y Seguridad Social en los gobiernos de Jacques Chirac y Raymond Barre, aprobó el acceso a los anticonceptivos y legalizó el aborto (Ley Veil). Fue presidenta del Parlamento Europeo desde 1979, que abandonó para volver de nuevo como ministra de Sanidad con el Gobierno de Édouard Balladur.
Liberal de centroderecha, se enfrentó siempre a la extrema derecha del Frente Nacional, y contagió de humanismo y justicia el mundo de la política. "Fue una anomalía en la política". Una rareza que resuena de un modo especial en esta Europa del siglo XXI. Con más de dos millones de espectadores en Francia, la película está protagonizada por Elsa Zylberstein, responsable del proyecto, y Rebecca Marder, que la interpreta en sus años jóvenes.
¿Por qué ha hecho una película sobre Simone Veil ahora?
Nunca quise hacer una película biográfica, quería tener el personaje de Simone Veil y a través de él enviar mis propios mensajes, mis mensajes políticos. Sí, elijo mis personajes para que las personas sobre las que hago películas hablen y envíen mis mensajes. Siempre he creído que una película biográfica no es una película documental, es ficción de todos modos.
Ese mensaje político que quiere enviar, ¿es un mensaje de igualdad, feminista?
Totalmente. Hay tantas cosas en la vida y el trabajo de Simone Veil y la mayor parte tiene que ver con la humanidad y la justicia.
Siempre es importante hablar de ello, pero ¿siente que es especialmente necesario hablar de humanidad y justicia desde el cine hoy en Europa?
Sí. Y estoy bastante feliz de haber hecho esta película justamente hora, porque creo que en este momento, la integridad, la justicia, honestamente, no están precisamente en el centro de nuestra vida y nuestra sociedad. Así que sí, quería colocar estas ideas, estos conceptos, en primer plano, pero vistos desde una perspectiva diferente, desde un punto de vista que nace en el pasado. Simone Veil era un tipo de política que no existe hoy, ella era primero una persona, una mujer que escuchaba... y eso ahora...
¿Piensa entonces que los políticos de hoy no escuchan?
Así es, también pienso que ella era una anomalía en la política. Y justamente eso es lo que fue tan importante para mí y me interesó tanto de Simone Veil, porque no tiene equivalente. No hay nadie más como ella. Te guste o no, estés o no de acuerdo con ella, no hay otra persona igual, ninguna otra política o político es como ella. A Simone Veil la movía ese sentimiento de justicia, y no hay que olvidar que fue magistrada antes que política. Y la jueza está ahí para hacer justicia, para emplear la ley en hacer cosas, incluso desde la derecha.
El aborto es uno de los temas más importante en la historia de Simon Veil. En España se la conoce especialmente por ello. Gracias a ella, el aborto es legal en Francia, pero ¿cuál es la situación real, hay muchos grupos en contra?
Bueno, creo que es un tema muy controvertido y es normal porque ninguna ley está hecha para complacer a todos. Por otro lado, no es algo que te tenga que gustar o disgustar. Y ese proyecto de ley en particular estaba en Francia en ese momento para salvar a la gente. En esos días, unas 300.000 mujeres arriesgaban sus vidas por tener que recurrir al aborto ilegal. Nadie puede estar a favor del aborto, ella tampoco lo estaba y lo dice en la película, pero sí estaba a favor de salvar vidas y de reducir el peligro que tantas mujeres corrían por este motivo. Nadie, por supuesto, está a favor del aborto, pero hay que entender que esta ley quiere ayudar y reducir el riesgo y el peligro.
En Francia ha tenido una magnífica acogida esta película, más de dos millones de espectadores. ¿Eso se debe en parte a la figura de Simone Veil? ¿Los franceses, también los jóvenes, conocen todo lo que hizo?
Entre los jóvenes la conocen bastante bien principalmente las mujeres. Simone era feminista y muchas mujeres jóvenes hoy se apropian del personaje por esa condición. Pero no creo que sea tan importante lo conocida o no que sea su figura. He hecho películas sobre personas de las que ni yo había oído hablar.
Edith Piaf, Gracia de Mónaco, ahora Simone Veil... Para hacer "cine político", ¿sigue pensando que tiene ese poder el cine?
Solía creerlo, aunque reconozco que ya no, hoy no. O, por lo menos, hoy no pienso que tenga el poder que tuvo antes. Soy bastante pesimista, aunque tal vez, y eso espero, exista la posibilidad de que haya un tipo de cine que sea tan poderoso como para despertar conciencias e influir en la opinión pública, pero la verdad es que ya no creo mucho en eso. Y ahora hay muchas historias, pero tienen mucho menos contenido, menos cosas importantes que decir.
No sé si el objetivo del cine es remover y concienciar, pero definitivamente debe ser un objetivo del artista. Lo que pasa es hoy hay que luchar mucho. Hoy en Francia es mucho más fácil hacer una comedia que hacer una película como Simone Veil. Por otro lado, yo no soy un cineasta que pretenda que la gente se sienta tranquila y feliz al ver mis películas. También quiero que el público se sienta incómodo con ellas.
¿Cómo y por qué ha perdido ese poder?
Primero creo que hay que hacer la diferencia entre hacer cine y hacer películas. El cine nació como una forma de entretenimiento, para contar historias a la gente. Creo que el cine es una especie de anomalía en el sistema. Quiero decir, la mayoría ve las películas que se hacen en Hollywood, que son películas hechas para ganar dinero. Eso, por cierto, también explica por qué la mayoría de esas películas siempre se hacen de la misma manera y tratan los mismos temas. Ahora es bastante raro ver películas radicales y que contengan un mensaje. Esta película sobre Simone Veil no habría sido posible hacerla en EE.UU. o, al menos, no con la misma libertad que tuve aquí en Francia para hacerla, porque es una idea diferente de cine, es cine.
Esta película cierra la trilogía que quería hacer de tres mujeres: un artista, una actriz y una política. ¿Por qué mujeres?
Primero porque me impresionan mucho más las actrices que los actores. Y segundo, es probable que, simplemente, no tenga ganas de contar historias de hombres.
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