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La tricolor despide hoy a Jordi Dauder

Un homenaje nada institucional reflejará el espíritu combativo del actor

TONI POLO

Todos, amigos, compañeros y admiradores, coinciden: Jordi Dauder era un gran profesional, de una enorme calidad humana y comprometido con sus ideas hasta el final. El actor catalán, fallecido a los 73 años en Madrid el pasado 16 de septiembre, recibirá esta noche en el Teatre Lliure de Barcelona el homenaje de la Associació d’Actors i Director (Aadpc) y de la Acadèmia de Cinema Català.

El presidente de la Aadpc, Joan Maria Gual, explica que el acto se centrará en el espíritu combativo de Dauder, un hombre comprometido con sus ideas y que concebía su oficio, también, como una pequeña herramienta de transformación de la realidad. “Por expresa voluntad de su compañera, Irene, y de su familia, el acto no será nada institucional, será un homenaje de sus amigos, de su gente”, explica Gual. Para empezar, una bandera republicana presidirá un Teatre Lliure que, más que nunca, rendirá homenaje a su nombre. En una pantalla gigante, junto a un jazmín (la flor preferida del artista), se verán dos proyecciones: un montaje de 20 minutos con imágenes de su carrera y de su vida, y otro con fragmentos de una entrevista que le hizo Toni Verdaguer, uno de los directores con los que más trabajó.

Por el atril pasará el veterano Pere Portabella; Lluís Llach y Sílvia Bel recordarán el último recital del poeta Martí i Pol que interpretaron juntos; hablarán sus grandes colegas Vicky Peña y Carme Sansa y el actor Lluís Homar leerá el manifiesto que Dauder escribió y la actriz Anna Lizaran leyó el pasado 27 de marzo, en el día internacional del teatro. Un texto visceral, lleno de pasión y de compromiso: “Hoy, el teatro debería interrogar a los hombres disfrazados de dioses. ¡Que caigan las máscaras!”, escribía. Y no se acobardaba ante la situación social que acechaba (que acecha) al arte: “El teatro tiene enemigos. Hemos de empezar a levantar las barricadas”.

 'El 23-F, Jordi se fue a las puertas de la Generalitat a pedir armas para defender al pueblo'

Dauder siempre fue fiel a ese compromiso. “El 23-F, mientras otros ya estaban en Perpiñán, Jordi se fue a las puertas de la Generalitat a pedir armas para defender al pueblo”, recuerda su amigo y colega Enric Majó.

Esa rabia lo acompañó siempre. “Lo vi llorar cuando sus colegas socialistas de Madrid, donde él ya residía, no entendían el espíritu del Estatut de Catalunya”, dice el director de cine Ventura Pons. Y toda España lo vio en el Congreso de los Diputados con el No a la guerra. Juan Echanove estaba a su lado en aquella tribuna: “Tengo la foto colgada en mi cuarto y cada noche, antes de dormir, yo veo a Jordi Dauder. Era un compañero de profesión y de vida”.

La enfermedad no lo detuvo. No abandonó sus proyectos ni sus ilusiones. Xavier Albertí lo dirigió en su última obra en el Lliure, El burdel, de Lluïsa Cunillé. “Nos dio otra lección trabajando en Barcelona y viajando a Madrid casi a diario para someterse a la radioterapia”, recuerda el director. La misma lección que dio desde las asambleas de Sol, con los acampados del 15-M, donde combatió las grandes mentiras que tanto le irritaban: “Nos dicen que ya no hay lucha de clases... ¡Y una mierda!”. Por todo ello esta noche lo despedirán las notas de La Internacional. No podía ser de otra manera.

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