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La Viena del Dr. Freud

El psicoanálisis vio la luz bajo el bullicio político y cultural de la capital austriaca del fin del siglo XIX // Sus teorías causaron un gran revuelo en la sociedad de la época

SERGIO G. MARTÍN

La Academia de Medicina de Viena se dispone a escuchar al Doctor Freud. Después de haber sido nombrado profesor de Neuropatología, ha pasado unos meses trabajando en la clínica parisina de Charcot. Comienza hablando de que ciertas manifestaciones histéricas no tienen un origen físico, sino mental. Por ello, sería posible desarrollar los mismos síntomas en un macho. Las risas no se hacen esperar. La clase médica vienesa es incapaz de aceptar este tipo de análisis al que consideran meras supersticiones.

La osadía de Freud acaba de empezar. Supera las burlas y afirma que es posible encontrar en la sexualidad la raíz de la enfermedad. El bullicio deja paso a la indignación. Estamos en 1886. Con el tiempo, será expulsado del instituto de anatomía cerebral, pero el psicoanálisis no tiene vuelta atrás.

Su relación con Viena comienza a los cuatro años. Llegó a la ciudad con sus padres en 1859, huyendo de los altercados que grupos antisemitas provocaron en Freiberg.

Viena contradictoria

Francisco José I reina en pleno apogeo de la monarquía de los Habsburgo. Viena es la capital del Imperio Austrohúngaro y un centro cultural, artístico e industrial relevante en Europa. Esta ciudad, junto con Berlín, Londres y, principalmente, París representa los ideales y anhelos del momento.

A finales del siglo XIX, Viena desea renovarse como sea y, sin embargo, las contradicciones impiden evolucionar todo lo que se espera. Las nuevas teorías marxistas tienen que convivir con un antisemitismo que ha calado en la sociedad. Y el padre del psicoanálisis sufre su azote desde los primeros años de estudio.

En la universidad, no sólo tiene que lidiar con una medicina ortodoxa e inmovilista, sino también con los prejuicios y alarma que produce por ser judío. Se ha estigmatizado a los mismos como un instrumento del mal. Esta percepción se acentuará en la medida que el campo intelectual es copado por pensadores semitas. El liberalismo vienés está en crisis.

Sexualidad e hipocresía

En la Viena de finales del XIX, la sexualidad invade nuevos terrenos públicos, hasta ahora reservados a espacios secretos. Además, los archivos demuestran un incremento desorbitado de la prostitución. De 2.000 prostitutas en 1880, pasan a 28.000 tras la Gran Guerra.

La aparente pulcritud de la Viena señorial choca con la irrupción explícita del sexo que no entiende de clases. Las sirvientas son acosadas por sus señores y las jóvenes aristócratas se casan con ancianos incapaces de satisfacer sus deseos. Era cuestión de tiempo que Freud hiciera públicas las anomalías que produce esa sexualidad reprimida. El descubrimiento del inconsciente supuso la demolición de los mitos que sostenía esta cultura.

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