La caída de Rubiales, un primer paso aún insuficiente para renovar la RFEF
Las jugadoras siguen reclamado cambios estructurales y no un simple maquillaje. Su renuncia, que llega justo después de la presentación de una querella contra él, es un movimiento estratégico que puede dejar abierta una vía para su vuelta.
Jorge Otero Maldonado
Madrid-Actualizado a
A destiempo y sin admitir que haya cometido error alguno, Luis Rubiales puso fin este domingo a más de cinco años al frente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por su beso no consentido a Jennifer Hermoso y su actitud machirula en el palco tocándose los genitales para celebrar la victoria de la selección española en el Mundial femenino de fútbol celebrado en agosto. Una actitud que provocó un revuelo en todo el mundo y ha supuesto un punto de inflexión en el fútbol español y en la propia sociedad.
La renuncia llega tres semanas después de los hechos y después de que Rubiales se resistiera a dimitir en la Asamblea de la RFEF del pasado 25 de agosto. En aquel foro, Rubiales tiró del manual más rancio del machismo, culpó a Jennifer Hermoso y cargó contra lo que denominó "falso feminismo". Un día después, la FIFA lo inhabilitó durante 90 días por el escándalo, pero él siguió aferrado al cargo aunque no pudiera ejercerlo. Ni el clamor social ni la presión política le hicieron renunciar.
La dimisión, anunciada a última hora del domingo por sorpresa, sólo se ha producido después de que Jennifer Hermoso denunciara a Rubiales ante la Fiscalía el pasado miércoles y de la posterior querella presentada contra él el pasado viernes en la Audiencia Nacional.
Con el frente judicial abierto, Rubiales ha decidido apartarse del foco y centrarse en su defensa judicial. Su renuncia es un movimiento puramente estratégico: convencido de su inocencia y consciente de que su vuelta a la presidencia de la RFEF es prácticamente imposible por la vía deportiva con una querella pendiente en los tribunales, el directivo espera que la vía judicial le sirva para demostrar su verdad. Cree que si pudiera demostrar en los tribunales que el beso a Jennifer Hermoso fue consentido, se le abriría así un posible camino de vuelta a la RFEF. Eso es, al menos, lo que afirman los mentideros futbolísticos.
Rubiales se va pero el Rubialismo sigue en la RFEF. Sabedor de que probablemente no tardaría mucho en ser inhabilitado, el día de la Asamblea, Rubiales nombró a Pedro Rocha como presidente en funciones. Su marcha –quién sabe si definitiva– no garantiza ningún cambio estructural en la RFEF. Tanto es así que las 23 campeonas del mundo y casi otras 60 jugadoras españolas –hasta un total de 81– que el mismo 25 de agosto anunciaron que no volverían a jugar con la selección española mientras continuaran los "actuales dirigentes" siguen manteniendo su veto.
La salida de Rubiales sí obliga a convocar nuevas elecciones en el organismo federativo. La propia RFEF emitió el mismo domingo por la noche un comunicado en el que anunciaba: "Con la dimisión de Luis Rubiales, se inicia el procedimiento descrito en el artículo 31.8 de los estatutos federativos vigentes". Este artículo establece que "si el Presidente cesara por causa distinta a la conclusión de su mandato, la Junta Directiva se constituirá en Comisión Gestora y convocará elecciones para proveer al cargo; el que resulte elegido ocupará el cargo por tiempo igual al que restase por cumplir al sustituido".
En cualquier caso y aunque Rubiales no hubiera dimitido, la RFEF ya estaba obligada a convocar elecciones en el año 2024, a partir de septiembre, por ser año olímpico. Ese mismo artículo 31, en su apartado cuatro, afirma que el presidente "será elegido cada cuatro años, coincidiendo con los años de Juegos Olímpicos de verano, se celebren éstos o no, mediante sufragio libre, directo, igual y secreto, por los miembros de la Asamblea General".
Rocha y su equipo tienen ahora dos opciones: convocar elecciones de manera inmediata y que el presidente elegido volviera a someterse a las urnas a partir de 2024, o aguantar hasta enero y hacer entonces la llamada a las urnas, evitando así una repetición electoral meses después.
También tienen la oportunidad de cambiar los estatutos y de democratizar y feminizar una Federación que hasta ahora siempre ha adolecido de ello. En este sentido, Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes reconocía este mismo lunes que "la estructura de la RFEF es mejorable".
Una Federación endogámica
El proceso electoral pone de manifiesto que la RFEF es un organismo bastante endogámico y muy poco democrático: el presidente es elegido por los 140 miembros de la Asamblea, lo que favorece que puede controlarla con mano férrea, como hizo Rubiales durante cinco años. Salvo los presidentes de las federaciones autonómicas, que son miembros natos, los demás son miembros electos en representación de los diferentes estamentos del fútbol español –clubes, árbitros, entrenadores, jugadores–. Tan escaso número de votantes resta legitimidad a la elección del presidente de la RFEF, como ya se puso de manifiesto con Rubiales o incluso con su predecesor, Ángel María Villar, quien estuvo 29 años en el cargo gracias a su control absoluto de la Asamblea.
Lo que las jugadoras de la selección española de fútbol tienen claro es que la salida de Rubiales no arregla mágicamente los problemas ni el machismo imperante en una RFEF que hasta hace literalmente cuatro días –el pasado 7 de septiembre– no contaba con ninguna mujer en su organigrama directivo. La semana pasada, Rocha nombró a Elvira Andrés como jefa de su gabinete de presidencia, pero este parece más un gesto forzado por las circunstancias que uno sincero.
Hasta hace literalmente cuatro días la RFEF no contaba con ninguna mujer en su organigrama directivo
Además, las jugadoras reclaman cambios reales y estructurales y no simple maquillaje. Piden que los dirigentes de la RFEF las tomen en serio de una vez por todas y que se les permita trabajar con los mismos medios y métodos que los hombres. Pero aún nadie desde la RFEF le ha garantizado que eso va a suceder.
A este respecto, son ilustrativas las palabras de Vero Boquete, una de las mejores jugadoras de la historia del fútbol español: "Hemos ganado una batalla pero estamos perdiendo la guerra", dijo la excapitana de la selección española y actual jugadora del Fiorentina italiano, en una entrevista con la revista alemana Der Spiegel.
"Rubiales vio al fin que no tenía sentido seguir amarrándose a su puesto. Pero queremos un cambio más profundo", agregó Boquete, convencida de que aún queda mucho camino por recorrer..
El viernes Montserrat Tomé, la nueva seleccionadora en sustitución del depuesto Jorge Vilda, anuncia su primera convocatoria. De momento, no tienen jugadoras a las que convocar.
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