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De fiesta, a toda velocidad

Messi se limita a agradecer al público su apoyo, Piqué responde a los ataques lanzados por Mourinho durante todo el curso y el equipo prosigue la celebración en el concierto de Shakira en el Estadi Olímpic

NOELIA ROMÁN / RUT VILAR

Llegó la cuarta Copa de Europa en la historia del Barcelona al Camp Nou y las imágenes y los gestos reemplazaron a los discursos. La cerrada ovación a Abidal, uno de los primeros en saltar al ruedo. La ola gigante dedicada a Messi, el nuevo héroe de Wembley. Pep Guardiola y Tito Vilanova, los últimos en aparecer, portando las dos copas mayores, la de la Champions y la de la Liga. 'En realidad, no tengo nada que decirles. Aquí está lo que prometí. Gracias por este año. Ojalá podamos disfrutar muchas más', se limitó a señalar Messi. En la celebración de la Liga, el astro azulgrana había remitido al día de ayer para ofrecer su discurso, pero, cumplida la promesa velada de conquistar su segunda Liga de Campeones, desplegado su más elocuente monólogo sobre la hierba de Wembley, el argentino y sus compañeros pasaron por el festejo del estadio con la misma velocidad de vértigo con la que surcan la historia del fútbol.

Tras casi tres horas de celebración por las calles, arropados por casi un millón de seguidores que amanecieron vestidos de azulgrana, quizá tenían prisa por llegar a su cita con Shakira, a las diez de la noche en el Estadi Olímpic. O tal vez las palabras de Piqué, el último en tomar el micrófono, lo habían resumido todo. 'Seré muy breve y os diré lo que un amigo me ha dicho que os dijera: ni nos drogramos, ni nos tiramos, ni compramos a los árbitros; sólo jugamos al fútbol', bramó el zaguero, en clara respuesta a las acusaciones lanzadas por Mourinho durante todo el curso. 'Madrid, cabrón, saluda al campeón', había cantado la grada al ver aparecer a sus ídolos sobre el césped.

'Ni nos drogamos, ni nos tiramos, ni compramos árbitros', clama Piqué

Piqué invitó a todo el Camp Nou al concierto de la cantante colombiana y ya nadie más habló. Supo a poco. Pero la afición, que había llenado el estadio dos horas antes de la llegada de sus héroes al césped, ya había escuchado a Abidal. 'Muchas gracias al equipo, y en especial al capi, por su gesto; fue importante. Viví el mejor día de mi carrera. Esta Copa es impresionante', señaló el francés, agradecido por que Puyol le cediera el brazalete de capitán en Wembley para que levantara la copa el primero. 'Os debíamos una, os la prometimos y aquí la tenéis desde Wembley', había dicho Valdés. 'Repetiremos el año que viene a través del trabajo y de la humildad', prometió, elocuente y conciso.

Antes de mover las caderas con Shakira, los campeones de Europa ya habían bailado de lo lindo en la cena organizada por el club en Londres. Cientos de invitados abarrotaron la zona del Museo de Historia Natural habilitada el sábado para la celebración. Los jugadores, poco amigos del bullicio, disfrutaron del ágape en un lugar reservado para el equipo y sus familiares más cercanos.

Abidal agradece al equipo que le dejara levantar la copa el primero

El primero en abandonar la fiesta fue el director deportivo de la entidad, Andoni Zubizarreta, a quien en Londres acompañaban sus hijos; feliz 'Hicimos un gran anuncio del fútbol', dijo de la final, pero inmerso ya en la planificación de la próxima temporada.

Agradecido y orgulloso, Sandro Rosell se acordó de las directivas que precedieron su gobierno. 'Ellos invirtieron en esta filosofía diferencial. Hicieron que los que están aquí sientan los colores de verdad, porque muchos están en este club desde pequeños. Y no se paga con dinero', espetó. Entre los invitados al festejo, se vio al expresidente Josep Lluís Núñez, alejado durante años de la cúpula directiva del Barcelona. 'Había cosas que no me gustaban y preferí mantener la distancia para no crear problemas. Ahora todo es distinto', declaró el constructor.

En el avión de regreso a casa, Rosell seguía tan feliz como el sábado. Desbordado incluso por los éxitos de todos los equipos del club el balonmano estaba a punto de ganar también la Copa de Europa, el baloncesto había vencido por la mañana y el fútbol sala, la noche anterior. El presidente ocupó la primera fila de asientos de la aeronave de Turkish Airlines preparada para la vuelta a Barcelona de los campeones. Fue el único directivo que compartió butaca con los muchachos de Guardiola.

Vestía la plantilla la camiseta que Nike diseñó para la ocasión. 'El fútbol te devuelve lo que le das', rezaba esta vez el lema. Todos iban con ella excepto el técnico, que sólo se la enfundó cuando el avión tomó tierra. La orejona paseó arriba y abajo. Le hacía ilusión a Piqué hacerse un foto con el trofeo junto a sus padres y hermano. Menos gracia le hizo luego a la familia tener que cargar con la red de la portería de Wembley que el zaguero cortó tras la final para guardar en casa.

Aterrizado el avión, y tras recibir la felicitación de los madridistas Casillas y Ramos vía Twitter, Guardiola y Puyol fueron los primeros en pisar la escalerilla del avión portando cada uno una asa de la cuarta Champions, a la que ya buscan un hueco en el Museo del club.

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