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La gesta yanqui no toca sus portadas

Los medios de Estados Unidos reciben con indiferencia la clasificación para semifinales

GONZALO CABEZA

La de Estados Unidos fue una victoria sensacional, épica, de proporciones históricas para un país que no acostumbra a grandes proezas en el fútbol. Pero no fue suficiente para que los medios del país le dieron mucho recorrido a la proeza de clasificarse para las semifinales de la Copa Confederaciones cuando todas las opciones parecían en contra del equipo yanqui.

El fútbol en Estados Unidos sigue sin tener predicamento. La noticia estaba reseñada en todos los grandes medios del país, pero siempre sepultada por otras informaciones de deportes más valorados por los norteamericanos. Durante este fin de semana el acontecimiento que más miradas ha recogido ha sido el Abierto de Estados Unidos de golf, un deporte que cuenta con una legión de seguidores y uno de los pocos capaz de eclipsar a las grandes pasiones locales: béisbol, fútbol americano y baloncesto.

Entre los grandes medios nacionales, sólo el Miami Herald encontró sitio en su portada para mostrar la victoria y clasificación del equipo de Bradley. En su elección tiene mucho que ver el tipo de población que tiene el estado de Florida, donde se edita el medio, con una gran cantidad de latinos que representan los más fervientes aficionados del deporte favorito de Europa.

El New York Times, diario de referencia de la prensa estadounidense, sepultaba la crónica del partido de Jeré Logman, enviado especial en Rustemburgo, con la información referida al Abierto de Estados Unidos. En su texto Logman hacía hincapié en el entrenador, Bob Bradley, fuertemente criticado en las últimas fechas y que con su clasificación parece haber encontrado la calma. De hecho, según el diario neoyorquino, el presidente de la Federación de Fútbol estadounidense ha tenido más de 200 correos electrónicos durante la pasada semana que pedían el despido del técnico.

La principal cadena deportiva de televisión, ESPN, poseedora de los derechos de emisión, se regía en sus contenidos por una jerarquía similar a la del gigante neoyorquino: primero el golf, con cobertura especial, y después el fútbol. Su página web incluía crónica y varias piezas de análisis de los enviados especiales presentes en Suráfrica.

Los diarios sensacionalistas daban aún menos espacio al fútbol, a pesar de que suelen tener más páginas dedicadas a su sección deportiva. El New York Post, ejemplo de este tipo de medios, sacó como imagen principal de su portada a C.C. Sabathia, un jugador de béisbol que tuvo que dejar un partido por una lesión, pero no comentaba nada en la primera página sobre la actuación de su selección de soccer. El Post no se guía por la importancia de los contenidos sino la popularidad del deporte que, en el caso del fútbol, es escasa.

Ni siquiera la revista especializada más importante, Sports Illustrated, daba mucha importancia a lo conseguido, la crónica estaba hecha por las agencias y el enviado especial sólo escribió un breve texto analítico sobre la increíble victoria del combinado norteamericano. No encontró cobijo en la página de apertura de su web.

 

 

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