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El Getafe culmina de tacón

El equipo de Míchel remonta un 2-0

ÁNGEL GARCÍA

En cuestión de metodología, en el Almería las diferencias se atisban en base a certezas, las de Oltra respecto a Lillo. En común, quedan pocas cosas. La única, la defensa de feria que acomoda el dibujo sobre el césped. Tres errores graves en su sumario y tres goles de los de Míchel para voltear un marcador que en el primer tercio del choque adivinaba una goleada local.

Antes, Oltra mostró su diseño. Ha abandonado el toque y apuesta por la velocidad, por un fútbol diligente donde los galones se sostienen desde los costados. El equipo es otro desde su llegada, aún con los mismos mimbres. Y eso aumenta de forma exponencial las dudas que desolaban su juego tres semanas atrás. Se plantea una cuestión de principios laborales que pone en duda si la incapacidad anterior era provocada o innata a un sistema que irritaba a los protagonistas.

La respuesta la ganó el balón con menos posesión y más aceleración, con escasa presencia para una pausa que apenas conjuga Oltra. Busca llegar rápido y recuperar el espacio. Y así se asientan sus dos pilares: M'Bami y Corona. El Getafe envidó hacia lo secundario. Ofreció metros y claudicó en lo físico, tratando de hallar premio en un desconcierto que les hizo firmar su epitafio en el ecuador del primer acto. Kalu Uche y Ulloa habían visado la distancia de actitud que había con sus rivales. Hasta entonces, a los de Oltra se les había presentado un panorama deleitoso.

Resucitó el Getafe con los goles. Se sintió minusvalorado, con una bofetada en su prestigio contemporáneo que ponía en duda su trayectoria reciente. Pedro Ríos avisó antes del gol de Manu. Se encontró con una autopista fabricada por la zaga local plantándose ante Alves para marcar. Hasta el descanso, los madrileños labraron el guión con empuje y presión, los rasgos que les definieron en la reanudación. Miku, a los dos minutos, volvió a mostrar las deficiencias de la retaguardia de Oltra con el gol que equilibraba el choque. Con nuevas condiciones, un nuevo Getafe germinó. Saborearon el balón a la contra para acongojar a los de Oltra, un equipo raquítico hasta el final.

Se sospechaba del manifiesto de Míchel en vestuarios y, desde las bandas, su ejército lo confirmó. Manu, Gavilán o Pedro Ríos alzaban su estandarte ante un rival tacaño con el balón. Boateng, con un golazón de tacón, concretó la remontada y un récord histórico para los azulones: hasta ayer el Getafe no había encadenado cuatro victorias en Primera.

 

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