Este artículo se publicó hace 15 años.
Hombre rico,hombre pobre
El desigual destino de los hermanos Marcano
"El sueño que tenía yo lo ha conseguido Iván", dice Alejandro (Santander, 1983), el mayor de los dos hermanos Marcano. Juega de portero en el Noja, de la Tercera División cántabra, en ambientes duros, reducidos y proletarios. A menudo, no se alcanzan ni los 1.000 espectadores y las cuentas no cuadran a fin de mes. Nada que ver con lo que ha respirado Iván (1987) los dos últimos años en el Racing y con lo que vive ahora en el Villarreal, club por el que fichó por seis millones de euros este verano."He tenido más suerte que mi hermano", reconoce.
Mientras que Iván casi ha solucionado la vida, cobrará 800.000 euros anuales, Alejandro es un empleado del fútbol. Su vida es de lo más prosaica, alejada de grandes tentaciones. "Tengo una nómina como la de cualquier otro trabajador, un sueldo discreto que, en general, me da para vivir". Pero el pasado año, las transferencias no siempre llegaban a tiempo a su cuenta bancaria. "Era duro, claro, porque las facturas no cesaban, pero mi hermano tuvo varios detalles, me ayudó con pagos, pues hubo momentos en los que estaba muy apretado".
Este verano, Iván ha solucionado su vida con su fichaje por el Villarreal
Y ahí se radiografía la sustancial diferencia que separa a los hermanos Marcano, a hombre rico y hombre pobre. Los dos viven del fútbol, pero no es lo mismo. "No, claro que no", reconoce Iván. "El ambiente no tiene nada que ver con el que del Camp Nou si vas a parar a Messi".
Alejandro también soñó con ese tipo de escenarios. "Iba en la buena línea. Al menos, hasta el juvenil. Ahí ya sí empecé a pensar mal, porque no acababa de subir al Racing B". En su vida no hay aviones, hoteles caros ni edificios inteligentes. Vive en Cazoña, un barrio de clase media, y su humildad se refleja por las tardes en la autovía del Cantábrico. Entonces se turna el coche con cinco compañeros del equipo para cubrir los 35 kilómetros que separan Noja de Santander y ahorrar gasolina. "Aún no desisto de poder vivir algo mejor, porque tengo 25 años y no son muchos para un portero. Mi hermano me pide que mantenga la paciencia". Iván habla por experiencia: "Estuve 13 años en el Racing y sin suerte tal vez me hubiese sucedido lo que a mi hermano y a muchos de Tercera. Aún seguiría allí".
ProgresiónIván debutó a finales de 2007 en el Racing con Marcelino. Casi dos años después, ha jugado en la UEFA y un Europeo sub-21 y se habla con tanta generosidad de él que no se le descarta para el Mundial 2010. Se trata de un defensa de pata larga, que no ofende a la pelota y que vale para central o lateral zurdo.
Acostumbrado a heredarlo todo (libros, ropa...), Iván también se aficionó al fútbol por su hermano mayor. Los dos ingresaron en el Racing en infantiles. Fueron tardes lluviosas, llenas de barro. "Era nuestro abuelo el que nos llevaba todas las tardes".
Alejandro, portero, milita en el Loja de la Tercera División cántabraLa familia vivía en Peñacastillo, un barrio a las afueras de Santander rodeados de verde, de talleres y de la redacción de un periódico regional en el que no se tardarían en escribir sus gestas. "Nuestro padre trabajaba en una empresa de cocinas". Los dos, aparte de futbolistas, son universitarios. A Alejandro sólo le quedan "tres asignaturas para terminar magisterio en la rama de Educación Física". Iván estudia telecomunicaciones y, ya no tiene necesidad, pero se licenciará. "Tengo casi todas las tardes libres". Y su hermano apuesta que acabará montando una empresa relacionada con el sector, porque "Iván es muy emprendedor".
Hasta entonces, le queda demasiado tiempo de futbolista. "Ahora, debo trabajar para ser titular en el Villarreal, no sólo para entrar en rotaciones". Es un lenguaje que a Alejandro le suena lejano. En el Noja no hay espacio para esas rotaciones. Pero Iván le aconseja que disfrute. "Mientras yo viva", le convence, "nunca te faltará de nada".
Tan sólo encuentra una pega: una vez que ha conocido "el fútbol que todos los futbolistas deberíamos conocer", siente que el destino está en deuda con su hermano. Y le molesta "porque ha trabajado para más". Pero Alejandro, hombre pobre, ya no protesta. "Lo que ha conseguido Iván lo compensa todo".
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