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Un ídolo en púrpura y oro

Locura por Pau Gasol y los Lakers en una sesión previa al partido de mañana ante el Barça

GERMÁN ARANDA

El Palau no fue, por una vez, Blaugrana, sino amarillo. Ni en sus mejores días en los aledaños del pabellón del Barça se desata la locura por jugadores de baloncesto, se agolpan centenares de jovenzuelos y niños sin apenas manos para rotulador, libreta, camiseta, cámara, ávidos de autógrafos y fotografías.

No, el baloncesto no tiene aún esa fuerza en Barcelona. A menos que sean los mismísimos Lakers los que están en el país, que visitaron por última vez en el 91 para vencer al Joventut. El equipo más glamouroso del mundo, en púrpura y oro, y vigente campeón de la NBA, y, con él, el mejor jugador del mundo, Kobe Bryant, se entrenaron ayer en el Palau Blaugrana y dejaron en evidencia la expectación que generan la mayoría de partidos del Barça de basket.

Con ellos, regresó a su hogar el mejor jugador de la historia del baloncesto español, ante pocos espectadores menos en un entrenamiento 6.841 que en su último partido como barcelonista (fueron 8.000), por mucho que aquel fuera el de una final ACB ante el Madrid, allá por junio de 2001.

Pisó Gasol el parqué del Palau con más músculo, kilos, barba y currículum (dos veces campeón de la NBA, campeón del Mundo y de Europa con la selección, plata olímpica) que en aquella despedida de chaval imberbe de 21 años con toda la carrera por delante. Y recibió una ensordecedora ovación de sonido infantil con un simple mate en una rueda de entradas. Su camiseta de los Lakers ya está colgada en el Museu del Barça, después de que la llevara ayer el mítico James Worthy, leyenda de los Lakers que ganaron tres anillos en los años ochenta bajo la batuta de Magic Johnson.

'Para mí es un orgullo volver', reconoció Gasol ayer, abrumado por una marabunta de fotógrafos, periodistas y aficionados por donde quiera que pasaba.

'Sé que es un héroe aquí', admitió sobre Gasol Kobe Bryant, quien aseguró que jugaría más minutos que el pasado lunes en Londres ante los Timberwolves, donde sólo disputó seis por culpa de sus problemas en una rodilla. En el entrenamiento, estuvo paseando por el perímetro del parqué vestido de calle. Con simpatía y una imborrable sonrisa, Bryant no tuvo reparos en responder a preguntas repetidas como las referidas al Barça de fútbol y Leo Messi o a si conocía alguna palabra en catalán y castellano. '¿Qué quieres que te diga', supo responder con ingenio en un más que correcto español, así como entendió a más de un periodista que le preguntaba, debido a las similitudes con el italiano, idioma que conoce bien.

Con Messi, se derretía: 'Es mi chico, el mejor del mundo. Él merece el Balón de Oro'. Y discrepaba con Gasol, que opina que 'lo merecen Xavi e Iniesta por lo logrado en el Mundial'.

'Hablamos más del Barça de fútbol que del de baloncesto', reconoció Bryant. 'Tengo algo de envidia de Pau porque para él es muy fácil venir al Camp Nou a ver un partido. Yo no lo he hecho nunca y me encantaría', dijo la estrella de los Lakers.

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