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Maratón, la nueva pasión de los
altos ejecutivos

Grandes líderes empresariales como José María Álvarez Pallete, Ángel Cano o Raúl Baltar han encontrado en los 42,195 kilómetros una nueva manera de producir emociones en sus vidas.

El exdirectivo del BBVA Ángel Cano, junto a Antonio Serrano. 

ALFREDO VARONA

MADRID.- Hay pocas cosas más democráticas en el mundo que la línea de salida de un maratón. Allí, aunque sea por un momento, se anulan las diferencias: desaparecen las clases sociales y las emociones nos igualan a todos. Sin ir más lejos, al lado de un albañil, sin menospreciar ninguna profesión, se puede encontrar a altos ejecutivos como Ángel Cano, exconsejero delegado de BBVA; Raúl Baltar, presidente de Bancamerica o a José María Álvarez Pallete, el nuevo presidente de Telefonica.

Hombres poderosos que han encontrado una nueva manera de producir emociones. Un modo de vida en una distancia tan sacrificada como el maratón que los aleja de lo tradicional y que, según Ángel Cano, explica “la necesidad de mover el corazón” por mucho que uno pueda tener ya la vida resuelta. “Los desafíos te generan un empuje emocional y te alejan del aburrimiento”, insiste.

Nada es fácil, sin embargo, en el maratón. Basta con recordar las ocho veces que el año pasado, en el maratón de Viena, tuvo que pararse Ángel Cano a estirar su gemelo malherido a partir del kilómetro 30. Pero la dureza forma parte del estímulo, incluso, para estas gentes acostumbradas a lo más difícil en el mundo empresarial. “Porque en el fondo, una vez que se ponen el dorsal, ellos también son corredores aficionados”, explica Fernando Lozano que, después de entrenar en la elite a Chema Martínez, estuvo un tiempo entrenando a gente de la alta sociedad en Puerta de Hierro y que hoy forma parte de un nuevo proyecto, Mds360, que aboga por un nuevo concepto de la medicina, “la medicina de elite a tu alcance”, detalla.

Raul Baltar

“Mi experiencia entrenando ejecutivos es que era gente que necesitaba poner orden a sus cabezas, encontrarse a sí mismos en algunos casos. No todo es el trabajo”, argumenta Fernando Lozano, que añade: “La felicidad se basa en tener objetivos a corto plazo y esta comprobado que, una vez que empiezas correr, es un ejercicio muy adictivo para el cerebro”. Quizá por ahí se explica que estos altos ejecutivos, acostumbrados a exigentes reuniones o a viajes transoceánicos, despidan la noche en las redes sociales con tuits como el de Raúl Baltar, “después de 12 horas de trabajo, ya me he relajado”, y lo acompañe de la pantalla de su GPS en la que se demuestra que ha corrido 11 kilómetros a una media de 4:36/km.

“Mi experiencia entrenando ejecutivos es que era gente que necesitaba poner orden a sus cabezas, encontrarse a sí mismos en algunos casos. No todo es el trabajo”, argumenta Fernando Lozano

El propio José María Álvarez Pallete, presidente de Telefonica, ilustra su cuenta en Twitter con una imagen suya en el maratón de Nueva York y hasta da consejos de su experiencia como corredor. Ángel Cano cuenta que en su época del BBVA no le quedaba otro remedio que empezar a correr a las once de la noche pero lo hacía. Porque si luego quería cumplir sus ambiciones en carrera había que entrenar e, incluso, buscar a entrenadores de prestigio como el caso de Antonio Serrano, que dirige a tantos atletas de elite (Javi Guerra, Víctor García, Diana Martín…). “Cada ejecutivo es un mundo”, explica Serrano. “Pero yo creo que la mayoría llegan a esto no por una moda, sino porque necesitan un desafío extra en su vida y lo encuentras, claro, que están dispuestos a entrenar muy duro para bajar de tres horas”.

Algunos, incluso, llevan sus propias liebres para que les marquen el ritmo desde el kilómetro 1. Porque entienden que el objetivo merece la pena. Al menos, ellos le dan tanto valor como, por ejemplo, Raúl Baltar que, al fin, lo logró el año pasado en Sevilla y un hombre como él, que ha alcanzado tanto éxito en el mundo empresarial, lo bautizó como “uno de los días más felices” de su vida. De ahí que las marcas, signo de ambición, también les importe, “aunque, en mi experiencia con ellos, yo no diría que son obsesivos”, resume Antonio Serrano. “Se trata de gente muy inteligente que en competición se adapta a ese perfil”. Un retrato que se parece al que formula Fernando Lozano, porque “además suele ser gente muy dada a alternar deportes que es una de las prioridades para la salud”.

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