Este artículo se publicó hace 17 años.
Nalbandián echa el resto ante Federer
El argentino tenía un as bajo la manga. Era el último tenista que había ganado a Federer en pista cubierta hace dos años en la Copa Masters de Shangai y lo ha vuelto a repetir en Madrid.
David Nalbandián tenía un as bajo la manga. Era el último tenista que había ganado a Federer en pista cubierta. Sucedió hace dos años, en la Copa Masters de Shangai, donde el argentino logró la que era su victoria más importante hasta ayer.
La final de ayer tuvo mucha historia. Y dos partes muy bien diferenciadas. La primera lección corrió a cargo del maestro Roger Federer, el catedrático del tenis. Las dos últimas lecciones magistrales fueron de David Nalbandián, que ayer fue ascendido a profesor titular.
La primera manga dio la sensación de que íbamos a asistir a una brevísima exhibición de tenis a cargo de Federer. Al igual que hizo con otro argentino, Guillermo Cañas, el helvético saltó a la cancha con muchas ganas de resolver en un periquete.
Federer realizó un tenis de manual en todo el primer set. Sirvió con mucha potencia (el registro de velocidad llegó a marcar 214 kilómetros por hora en uno de sus servicios del quinto juego) y precisión, restó con eficacia y su golpe de derechas fuen tremendo durante toda la primera manga: duro y muy colocado.
Nalbandián vio cómo el número uno del mundo le rompía el servicio en el cuarto y en el sexto juego. En el séptimo, Federer selló un 6-1 que hacía pensar en un desenlace muy diferente al que luego presenció el público que llenaba la Telefónica Arena. Federer se había mostrado implacable en el primer set (apenas duró 34 minutos) y parecía que el suizo iba a irse muy pronto a la ducha con la copa bajo el brazo.
Remontada
David Nalbandián, el "Rey David" como se le conoció cuando derrotó a Federer en Shangai, salió a la pista transformado para disputar el segundo set. Su porcentaje de primeros servicios subió como la espuma y, sobre todo, restó como nunca (es uno de los grandes restadores del circuito mundial) y sorprendió a Federer rompiéndole el servicio y estableciendo un kinesperado 2-0 en el marcador.
A continuación mantuvo su servicio. Se le veía muy concentrado. Tan concentrado que parecieron exageradas sus protestas con el marcador a su favor 3-0 y 30-0. Un ruido parecía desconcentrarle y pidió que se detuviera el juego. El público protestó algo porque aquello daba la impresión de ser una queja excesiva. Pero no lo era. No era la típica manía de un tenista neurótico.
Uno de los aspersores que regaban las flores en una esquina de la pista soltaba agua a presión. A partir de ahí comenzó un espectáculo sorprendente. Tardaron ocho minutos en frenar aquel escape. Pero lo que Federer no pudo frenar fue la impresionante racha de aciertos del tenista de Córdoba, Argentina.
Una de las explicaciones del gran rendimiento de Nalbandián a partir del inicio de la segunda manga es que su golpe de derecha comenzó a funcionar a la perfección, en especial su drive cruzado, que sacaba de la pista una y otra vez al tenista helvético.
El argentino, que contó con mucho apoyo en las gradas, incluído el del futbolista Higuaín, se anotó el segundo set por 6-3. Sin embargo, la percepción de los aficionados aún se encaminaba a pensar que Federer impondría la lógica de su tenis en el tercer set.
Ruptura de servicio
Pero el desenlace iba a ser inesperado. No hubo reacción de Roger Federer, aunque el suizo sí nos brindó algunos golpes de genialidad, como sus globos increíblemente liftados, la precisa colocación de sus saques o la belleza de su revés a una mano. Con el marcador en 1-1, Nalbaldián mostró una vez más la tremenda eficacia de su resto y consiguió romper el servicio.
A partir de ahí mantuvo siempre su servicio (impresionó en el octavo juego con un saque medido a una velocidad de 210 km/h) y supo mantener en todo momento su concentración y su motivación, que fue de menos a más. Un pequeño incidente con una música que se introducía por el altavoz descentró e hizo protestar a Federer.
La segunda manga siguió desarrollándose con un nalbandián muy inspirado y un Federer que comenzaba a creerse su propia derrota. El tenista cordobés volvió a romper el saque del helvético para instaurar el 6-3 definitivo en el marcador. Madrid se rendía por fín a los pies del argentino. Es la victoria más importante de su carrera.
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