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Los niños de Guardiola

ELÍAS ISRAEL

Al Barça le queda un solo peldaño para alcanzar la cima más impresionante jamás escalada por un club de fútbol en una sola temporada. No necesita refrendar hoy ante Estudiantes que asistimos a un equipo único, superlativo por sus resultados y maravilloso por su manera de llegar al éxito. Pero esta victoria cerraría el círculo virtuoso del equipo azulgrana y abriría el otro gran interrogante. ¿Dónde encontrará los alicientes el técnico más laureado en menos tiempo?

Nos situamos en Roma, en vísperas de la final de la Champions. Guardiola charlaba con dos amigos muy cercanos. En un brindis al sol murmuraba: 'Si ganamos el triplete, me retiro'. Una exageración propia de un momento histórico. No es que Pep piense en retirarse, pero es consciente de que a partir de mañana no puede más que retroceder. Es imposible repetir una hazaña de esta magnitud y sólo hay un estímulo en la presente temporada que mantiene su ilusión intacta, la final de la Champions en el Bernabéu.

«Papá, el mejor del Barça no es Ronaldinho; es Pedrito»

En ese hito se esconden dos enormes motivaciones: conseguir dos Copas de Europa consecutivas es la ratificación definitiva del equipo de leyenda que todos atisbamos y hacerlo en el estadio del eterno rival sería considerado por el entorno como el símbolo del nuevo orden azulgrana en el panorama futbolístico europeo y mundial en el siglo XXI.

Existen varias claves para explicar el rotundo éxito. Las ya manidas de la dupla Xavi-Iniesta como sello del estilo, la jerarquía y salida de balón que otorga Piqué, la madurez de Valdés, el carácter de Puyol, la anchura de miras de Alves, la solidez africana de Keita o Touré, la imponente presencia goleadora y pasadora de Ibra. Para todo lo demás, Messi.

Ninguna más envidiada que la presencia masiva de canteranos en cualquier once inicial. Las apuestas de Busquets y Pedro, aunque el canario debe agradecérselo a los hijos de su entrenador. Cuenta la leyenda que los niños de Pep acudían habitualmente a ver jugar al Barça de Tercera que entrenaba su papá. Tras un partido, uno de ellos le espetó: 'Papá, el mejor del Barça no es Ronaldinho, el mejor es Pedrito'. La historia de Pedro comenzó allí y escribió su penútimo capítulo como único jugador en la historia capaz de marcar en seis competiciones diferentes.

Pep es consciente de que a partir de hoy no puede más que retroceder

Existe otra clave menos conocida, que tiene que ver con la intimidad del vestuario y el liderazgo silencioso de Gabi Milito. Tanto Guardiola como Vilanova llegaron a decir que cambiarían todos los títulos por verle jugar de nuevo. Buena parte de la personalidad del equipo se la deben a él. Esta final puede ser el momento de poner la guinda a la fiesta volviendo al césped.

Aunque estos días en Abu Dabi se están tomando las decisiones en clave electoral (sucesor de Laporta, fechas de elecciones, estrategia para evitar la presidencia de Rosell), Guardiola sigue destilando fútbol e insuflando ilusión para conseguir ese título que no fue capaz de ganar como jugador. Tiene séxtuple mérito haber llegado a este punto álgido en lo deportivo, con un presidente tan lamentable en lo extradeportivo.

 

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