Este artículo se publicó hace 14 años.
Otra noche de anestesia local
El Sevilla utiliza la renta del partido de ida y se clasifica aun perdiendo 0-1 ante el Deportivo en casa
Un sustito para el cuerpo. Un aviso de que el problema va más allá de la falta de jugadores. Hay en el Sevilla una carencia de ritmo y creación de juego que se gestó antes de que la enfermería tuviera que hacer horas extras. El Deportivo llegó al Pizjuán medio adormilado, pero siempre pareció más vivo. Le metió algo de pulso a una eliminatoria que ya venía guisada de Coruña.
Ni las charlas previas de Manolo Jiménez le dieron tensión a la noche. La carta de rendición de Lotina no estaba firmada. Su equipo vino a jugar, a no dejar la competición con el sabor agrio de la ida. Atrapó la pelota como ya es costumbre en todo rival que se presenta en el Pizjuán. Fue una posesión inocentona, sin nada de picaresca hasta que advirtió que la modorra del Sevilla iba para largo.
Metro a metro le comió el terreno a los locales. Casi sin querer se presentó ante la verja sin demasiada oposición. Y llegó un mal despeje de Adriano para que Bodipo rebañara la pelota hasta la portería justo antes del descanso.
Se acabó entonces la tranquilidad y la paciencia de la grada. Se ha hartado de la lentitud de su centro del campo, de que ninguno de sus pivotes sea capaz de meterle una marcha más a los partidos que disputa como local.
Los remates de Luis Fabiano y las carreras de Navas fueron la única sensación de velocidad que dio el Sevilla en todo el partido. El brasileño y el sevillano se lo montan solos. Necesitan poca compañía para animarse.
Lo demás es tan lento que desespera. La buena noticia es que el domingo ya aparecerá por la alineación Zokora. Su ausencia del equipo ha coincidido con esta ralentización tan acusada. El Deportivo se conformó con mantener la victoria mínima en la segunda mitad.
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