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La noche en la que Zidane y Luis Enrique llegaron a las manos

Hace 13 años protagonizaron una trifulca en un clásico en el Bernabéu. Ahora, se reencuentran al frente de los banquillos de Barça y Real Madrid en el que será el debut del francés como entrenador en un clásico. 

Momento del arañazo de Zidane a Luis Enrique en 2003.

MADRID.- El clásico de esta noche en el Camp Nou vivirá, sin duda, un momento muy especial en el reencuentro entre Luis Enrique y Zidane, entrenadores de los dos grandes del fútbol español. Para el asturiano será su cuarto clásico desde que se sienta en el banquillo culé pero el francés se bautiza en estas lides. Es más, nunca antes ambos técnicos se han enfrentado cara a cara dirigiendo a algún equipo.

Sin embargo, en el recuerdo sigue flotando la enorme tangana que protagonizaron vestidos de corto en aquel clásico de 2003 en el Santiago Bernabéu.  Zidane, emblema de aquel Madrid galáctico, y Luis Enrique, enemistado con el madridista tras convertirse en santo y seña del Barça. 13 años han pasado de aquello y esta noche, curadas las heridas, se saludarán antes del choque y buscarán con sus pizarras decantar un clásico sin excesivo picante. 

Sin embargo, aquella noche del 19 de abril de 2003, las circunstancias hicieron que el clásico que se vivió en el Santiago Bernabéu fuera tenso y rudo. Había adelantado a los blancos Ronaldo en el 16 pero justo fue Luis Enrique el que empatara para los culés en el 31, celebrándolo con rabia para furia de la parroquia merengue. Y sería cinco minutos más tarde cuando iban a saltar chispas.

El francés trataba por todos los medios de zafarse del marcaje agobiante de Carles Puyol, que le había perseguido hasta el centro del campo. Entonces, el central cae al suelo y se queja de un codazo del astro galo, lo que da inicio a una tumultuosa bronca entre ambos bandos. Luis Enrique corre desairado a recriminarle al colegiado Muñiz Fernández el gesto, Zidane pierde los nervios y choca pecho con pecho y acaba lanzándole un manotazo a la cara. La acción tan solo se quedó en una reprimenda pero la imagen daría la vuelta al mundo.

Como jugadores, ambos poseen recuerdos agridulces en los clásicos. Luis Enrique participó en 26 clásicos y de ellos ganó seis como azulgrana y solo dos como madridista. Mientras, empató seis veces con el Barça y tres con el Madrid y perdió cuatro de culé y cinco de blanco. Por su parte, Zidane disputó once partidos contra el eterno rival con un saldo de cuatro victorias, tres derrotas y cuatro empates. 

Ahora, el destino ha querido que Zidane y Luis Enrique vuelvan a encontrarse esta noche. Será en el Camp Nou y cada uno defendiendo el banquillo opuesto. Luis Enrique ya cuenta con experiencia. El año pasado ganó por 2-1 el clásico en Barcelona y perdió por 3-1 en el Bernabéu. Este curso, en la visita al coliseo blanco le endosó un humillante 0-4 al Real Madrid de Rafa Benítez. 

Un clásico intrascendente

Será un examen de máxima exigencia para medir el grado que compromiso que logra contagiar el técnico francés a sus jugadores para no dejar escapar sin remisión al Barça hacia el título de Liga y para encarar con cierta autoestima el camino que le queda al Real Madrid en la Champions. Llega al Camp Nou tras cinco victorias consecutivas, con la mayoría de sus partidos con triunfos incontestables en el Santiago Bernabéu pero dejando serias dudas a domicilio ante rivales de menor entidad.

Sin duda, la visita al feudo culé es la más exigente con la que se ha topado hasta ahora y con la presión añadida de que el equipo quiere sacudirse el fantasma de los malos resultados arrastrados esta temporada ante sus rivales más directos. El francés ya sufrió la derrota en su primer duelo de estas características ante el Atlético. Y ahora, el Barça. El mismo que defiende la triple corona conquistada el año pasado y sigue deslumbrando al mundo con el trío Messi-Neymar-Suárez en estado de gracia.

Los azulgranas llegan con una ventaja de diez puntos en Liga sobre el eterno rival, con la final de la Copa esperando y con la mirada puesta en el choque del martes contra el Atlético en los cuartos de Champions. Pese a esa diferencia, un clásico siempre es un clásico. Además, el choque llega tras un parón de selecciones, que siempre añade incertidumbre a las jornadas posteriores. Millones de espectadores en todo el mundo estarán pendientes de los once futbolistas que salten al Camp Nou a partir de las 20:30.

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