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Rebelión en las granjas

Las asociaciones de ganaderos critican a Contador por basar su defensa en unos solomillos de Irún

GONZALO CABEZA

La explicación que ha dado Contador a la aparición de un picogramo de clembuterol en un análisis de orina que se le realizó durante el Tour de Francia, y por el que ha sido suspendido cautelarmente por la Unión Ciclista Internacional, ha puesto de uñas a los asociaciones de ganaderos españoles. Según contó el corredor, la dosis de clembuterol encontrada en su orina provenía de unos solomillos comprados en Irún por el ex ciclista López Cerrón. Los ganaderos que se dedican a la venta de carne de vacuno consideran que la acusación de Contador perjudica a su negocio.

El clembuterol puede ser utilizado ilegalmente para el engorde del ganado. Si la versión del ciclista es cierta, los ganaderos que utilizaron esa sustancia tendrían que responder legalmente por una acción tipificada como delito contra la salud pública que lleva aparejadas penas de cárcel, no sólo para los productores, sino también para todos los miembros de la cadena de producción y distribución.

Las vacas españolas tienen un pasaporte que permite saber el origen de la carne

La ganadería bovina es, según Javier López, gerente de la asociación ganadera ASOPROVAC que engloba al 85% de los productores de vacuno españoles, la más controlada por las autoridades sanitarias. El sector cárnico ha sufrido importantes crisis en los últimos años, la más significativa de ellas la de las vacas locas, producida por una alimentación irregular. Desde entonces, las autoridades competentes en el caso de la carne de Irún tanto el gobierno vasco como el español han extremado los controles e instaurado un sistema de trazabilidad por el cual se puede saber la procedencia del producto y todos los pasos que ha dado. De hecho, cada vaca tiene un pasaporte individual por el cual se puede saber a diario dónde está el animal, un sistema similar al utilizado en el ciclismo para tener permanentemente localizados a los corredores (método Adams). 'Hemos sufrido muchas crisis como para no tomárnoslo en serio', comenta López. Varias asociaciones de ganaderos reclaman airadas que se depuren responsabilidades.

El sector le ha pedido a Sanidad que investigue el asunto, pero ayer por la tarde el ministerio aún no había actuado. COAG y ASOPROVAC demandaron que se llegue 'hasta el fondo' en la investigación de la traza de la carne. Desde la segunda asociación se especifica que la pieza adquirida no es necesariamente de una explotación española: 'El hecho de que la carne se haya comprado en un establecimiento español no indica que proceda de una explotación ganadera nacional, si no que podría tener su origen en otros países del ámbito comunitario y, por supuesto, en terceros países'.

Existen medios suficientes para encontrar el origen del producto y, en el caso de ser carne importada de fuera de Europa, se podría condenar al importador. Además, el portavoz de ASOPROVAC señala sus dudas sobre la posibilidad de que un ganadero español haya podido incurrir en estas prácticas: 'Si lo han hecho, será muy sencillo demostrarlo, sólo hay que seguir la trazabilidad y hacer pruebas al ganado de la granja de origen. Utilizar clembuterol es impensable porque permanece presente en el pelo de los animales y es fácilmente detectable por análisis'. Las asociaciones coinciden en señalar que la acusación de Contador constituye un grave problema para el sector, castigado con vaivenes en las ventas por casos de gran repercusión mediática como éste.

El engorde ilegal de ganado puede conllevar penas de cárcel

La Organización Interprofesional de la Carne de Vacuno Autóctono de Calidad (INVAC) también lamenta la acusación realizada por el ciclista de Pinto. 'Sus palabras son un claro ataque gratuito y no fundamentado al sector del vacuno español, uno de los más controlados, saneados y reglamentados internacionalmente', reseñaron en un comunicado, en el que también critican al ciclista por 'acusar sin tener las pruebas y no saber a ciencia cierta si éste es el origen de su positivo'. En opinión de la citada asociación, 'esto es un intento del corredor por evitar posibles consecuencias que perjudicarían su imagen'. En cualquier caso alguien se verá salpicado. Si tras los análisis se demuestra que Contador no miente, los productores de la carne adulterada se enfrentarán a penas de cárcel. Si no se confirma el engorde artificial de las reses, el ciclista se queda sin coartada.

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