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Rossi decide por la escuadra

El Villarreal gana un partido muy disputado en Cornellà

SALVA TORRES

 

Pudo ganar cualquiera, pero lo hizo el de mayor pegada. Y en esto el Villarreal cuenta con Rossi. El italiano tiene por zurda un cheque en blanco a la hora de marcar goles de altura. Suyo fue el que dio el triunfo al conjunto amarillo en ese filo del descanso considerado psicológico. Lo hizo en una primera mitad cuajada de ocasiones, las más peligrosas por parte del Espanyol, que se encontró con Diego López, con las yemas de los dedos imantadas.

Sorprende en cualquier caso el discurso cauto del Espanyol, pensando en asegurar la permanencia cuando se halla peleando por los puestos de Liga de Campeones. Y sorprende todavía más cuando se le ve jugar con tanta solvencia, dando sensación de equipo bisoño pero cuajado. El Villarreal, en cambio, lo tiene claro: luchará por mantenerse ahí, a rebufo de los dos grandes y con el Madrid a tiro de seis.

Ambos jugaron para seguir creciendo y soñando, sin especulación alguna y a un ritmo de alta velocidad. Javi Márquez robaba un balón y acto seguido lo hacía Bruno. Y si era Sergio García el que disparaba al poste, enseguida respondía el conjunto amarillo lanzando Gonzalo al larguero. Así estuvieron todo el partido: intercambio golpes como dos auténticos pesos pesados de la Liga.

Ambos jugaron para seguir creciendo y soñando

El Espanyol, en ese duelo cruzado, fue más peligroso, pero se encontró con Diego López. El portero castellonense sostuvo a su equipo cuando los blanquiazules mostraron el perfil eléctrico de Callejón, Verdú y, sobre todo, Sergio García, merecedor de un gol que, paradojas de la vida, lo encontró Rossi. El italiano, recién ampliado su contrato, vive paseando su zurda como si fuera una perla ostentosa. Así fue como adelantó al Villarreal en el marcador, con esa pierna izquierda de lujo quitándole las telarañas a la escuadra de Kameni.

Suele ocurrir entre dos pesos pesados: quien alcanza el mejor golpe, gana. Ambos se tiraron unos cuantos, y todos con las peores intenciones. Al igual que ambos manejaron el balón con soltura y un ritmo endiablado, propio de dos conjuntos acostumbrados a concebir el fútbol con tiralíneas, nada de rifas y balones sorteados al área.

Rossi marcó las diferencias que, por juego, estuvo muy nivelado. La lucha en el centro del campo no fue tanto un cuerpo a cuerpo como un hábil manejo de toques, retoques y pases diagonales en busca del gol. Para el espectador, una gozada de partido.

Kameni, tan espectacular como imprevisto, salvó luego al Espanyol a disparo del lateral Mario, que Marco Ruben no logró culminar. El intercambio de golpes no cedió, aunque el Villarreal se aseguró más la posesión del balón. Pochettino, visto lo visto, cambió su centro del campo para imprimir un ritmo de rock, dejando a un lado el vals.

El marcador en contra le obligó a ello. Los castellonenses, con el gol de Rossi en la mochila, tiraron de pausa, control y las contras del italiano, puro veneno con el balón en los pies, que estrelló contra el travesaño en lo que pudo ser el golpe definitivo. No hizo falta, aunque tocó apretar los dientes al final. El Espanyol presionó, pero el Villarreal aguantó y se afianza en la tercera plaza.

 

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