Este artículo se publicó hace 14 años.
Suplentes con estilo
Jeffren y Bojan encarrilan la victoria de un Barça (4-1) que empezó sin Xavi, Iniesta, Alves e Ibrahimovic
Un estilo hace reconocible a un equipo, pero también le da un plus en la supervivencia y en la necesidad. Después de su ejercicio mandón en Londres, de la imposición de la identidad de su fútbol a los ojos de Europa, Guardiola reservó a Xavi y Alves para rematar al Arsenal el martes. En el calentamiento Ibrahimovic anunció que tampoco jugaría por unas molestias en la rodilla. Bojan se incrustó en el once, como Jeffren y Chygrynskiy, como si nada. Dio igual. ElBarça goleó al Athletic desde su inconfundible molde.
Por encima de los jugadores, el estilo también intimida de inicio. El Athletic comenzó arrinconado y temeroso como si el Barça hubiera salido con toda la artillería. La mayoría de los entrenadores se centran en pararle defendiéndole. Todavía no ha habido uno que se preocupe más de romperle la presión cuando el Barça trata recuperar el balón, tras pérdida, en campo contrario. No es fácil, pero gran parte de su derrocamiento puede venir por ahí. Si es que algún pizarrero con chándal o traje alguna vez se atreve y lo consigue.
El baile inicial de Guardiola fue tanto de jugadores como de posiciones. Puyol fue lateral derecho y Maxwell apareció como extremo izquierdo rememorando sus inicios en el Ajax. Messi se situó por delante de Busquets. Ahí, centrado, ya ha dado dos exhibiciones históricas: el 2-6 al Madrid y la última final de la Copa de Europa. En la medida que Messi se aleja de la banda, que pulula y hace daño desde el cogollo central, su reinado es más maradoniano.
Guardiola baila jugadores y posiciones, pero el Barça gana igual
En el centro tiene que driblar y manejar el tiempo del juego por igual. Debe aplicar la aceleración y la pausa para su equipo, por lo que su influencia sobre el juego colectivo, que ya es notable, aumenta. La madurez de Messi en el centro apunta a un futbolista que gobernará el juego más de lo que lo hace ahora. Ayer no dio un último pase, pero sí los penúltimos que descubrieron la jugada del primer y el tercer gol del Barça. En el primero percibió la incorporación de Abidal y le amplió su carrera con un pase entre dos defensas del Athletic. El centro del francés lo rebañó Jeffren apareciendo por sorpresa en el segundo palo. El tercer tanto del Barça se construyó en términos similares, pero esta vez fue Bojan el que reventó a Iraizoz.
Entre medias de esos dos goles, Puyol se reivindicó como un futbolista monumental. Esta temporada está a la altura de los grandes de la historia en los cruces. Ha habido muchos centrales con su capacidad física, pero muy pocos han sabido domarlas para aplicarlas con el tempo perfecto en el cruce. Ayer, se anticipó en el medio y él mismo le regaló el segundo gol a Bojan.
El aplastamiento del Barça sobre el Athletic se dio sin Xavi ni Iniesta, sus centrocampistas más rompedores desde sus pases dañinos. Sin esa parte vital de su juego, el Barça sobrevivió porque el estilo le protege. Los que jugaron no tienen ese punto imaginativo de más cuando el pase al uso no cabe entre una maraña de piernas, pero con aplicar el academicismo en sus acciones fue suficiente. Jeffren sabe qué tiene que hacer un extremo en el dibujo del Barça. Ha crecido con ello. No sale perdido al campo a resolver, entra convencido de que tiene que ejecutar lo que ha hecho desde que le reclutaron para La Masía.
Jeffren se reconoce en el estilo y le descarga de la responsabilidad de tener que lucirse y convencer desde el simple individualismo. Igual que Bojan, que sabe de memoria que tiene que caer a las bandas cuando a los extremos no les da tiempo a llegar de primeras. Ayer enseñó la principal virtud que le situó como juvenil en la senda de los grandes goleadores. Armó la pierna rápido y no se le empequeñeció la portería. Lo contrario que a Llorente, que desperdició la ocasión de poner a su equipo por delante con todo a favor. En ocasiones como esa está su billete al Mundial.
Con 3-0 al descanso, Caparrós cambió de alas para meter a Yeste y a Toquero, una suplencia extraña. El Athetic apuró un poco más al Barça, pero este Messi creciente arma y marca, con el de ayer suma ya 26 goles. Y ahí, su reinado se eleva por encima del de Maradona. Susaeta salvó la vergüenza visitante. Mientras, Guardiola, a lo suyo, terminó con Piqué de mediocentro. Porque tiene un estilo.
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