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Talmacsi encajó los hachazos

Faubel luchó hasta el final, pero el húngaro Talmacsi le supo plantar cara hasta adjudicarse el título mundial con la segunda plaza.

MARCELO CARBONE

Combate a muerte sobre el asfalto valenciano. Héctor Faubel golpeó cómo y dónde pudo, pero Gabor Talmacsi, rememorando su breve paso por el boxeo, encajó sin imutarse todos y cada uno de los zarpazos del valenciano. Éste ganó ante los suyos, el húngaro ató el título mundial.

A pesar de que los más de 125.000 aficionados que se dieron cita en el circuito Ricardo Tormo tuvieron la oportunidad de ver la carrera de 125 más apasionante de todo el año, el hecho de que Faubel no pudiese retener en casa el campeonato del Mundo que el año pasado conquistó Álvaro Bautista decepcionó a la mejor afición del mundo: la española.

Todo ayudó a que en Cheste se viviese una jornada de motociclismo del bueno, clima incluido, ya que la temperatura fue más veraniega que otoñal. Además, por si algún grado faltaba, el ambiente lo calentaron unas gradas abarrotadas por una entusiasta afición que empujó a Faubel hasta el límite de sus fuerzas. Pero no pudo ser.

Gabor Talmacsi se llevó el título a lo campeón, saliendo a por todas desde la primera curva, arriesgándose a cometer un error, intentando con su estrategia provocar uno de Faubel quien, en cuanto alcanzó al húngaro, que se había escapado en la salida, se dedicó, con una frialdad digna de todo un veterano, a jugar con él al gato y al ratón, intentando, por un lado, desestabilizarle, y por el otro, ralentizarle para que así llegase el grupo que transitaba un poco más atrás.

Pero ni una cosa ni la otra. Ni Talmacsi se inmutó ni los perseguidores llegaron, a excepción de un desmelenado Gadea que, teniendo estrictas órdenes de equipo de no meterse por el medio, dio un tirón casi al final de la carrera, cuando vio que la cosa estaba decidida, o lo que es lo mismo, perdida para su paisano y amigo Héctor Faubel. Gadea se acercó entonces a la cabeza de carrera con la única intención de acabar en el podio junto a sus compañeros de equipo, completando así un éxito absoluto de la escudería de  Jorge Martínez Aspar.

La carrera, intensa y vibrante, quedó en cualquier caso reducida, prácticamente desde el principio, a un duro cara a cara entre los dos únicos aspirantes al título, ya que las primeras vueltas fueron, lamentablemente, un espejismo. El jovencísimo Pol Espargaró fue el primer líder, con un renacido Pablo Nieto siguiéndole de cerca, lo que albergó las esperanzas de se pudiesen meter otros pilotos en la lucha Talmacsi-Faubel, como única vía para que el español pudiese ser campeón del mundo.

Faubel, aún ganando, como lo hizo, necesitaba que dos pilotos se metiesen entre él y Talmacsi, pero esta vez, al contrario de lo que había sido la tónica de toda la temporada, nadie pudo colarse en la lucha por una victoria que, al menos, sirvió de muestra de gratitud por parte de Faubel a los aficionados que tanto le apoyaron desde el primer momento en el último GP del año.

Tan digno campeón es Talmacsi como dignísimo subcampeón es Faubel. El valenciano vendió cara su derrota y, si bien ésta es de las que duelen, su entrega y su pundonor permiten augurarle un venturoso futuro deportivo. Será a partir de marzo de 2008. En 250, un escalón superior.

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