Este artículo se publicó hace 11 años.
Triunfar en Argentina, fracasar en España
Martino lucha contra el precedente de prestigiosos compatriotas suyos (Menotti, Bilardo, Basile, Bianchi, Griguol...) que no duraron ni seis meses en el fútbol español
En su carrera como entrenador, que se inició en el Brown de Arrecifes en 1998, Gerardo Martino, básicamente, actúa como un triunfador. Su trabajo se ha desarrollado, sobre todo, en Argentina y Paraguay. Pero es ahora, a los 50 años, la primera vez en su vida que va a cruzar el charco para dirigir en Europa. Una diferencia tenaz. Una experiencia que rara vez es fácil para los entrenadores argentinos y que un mítico como Carlos Bianchi explicó claramente el día que fue despedido del Atlético de Madrid en enero de 2006.
Vino para marcar una época y no duró ni seis meses en el Calderón. En su caso sí tenía experiencia en Francia (París Saint Gemrnain) e Italia (Roma), pero aquí, cuando le preguntaron por qué el Atlético nunca se ha parecido al Boca Juniors, explicó que no es lo mismo.
"Todos los equipos argentinos tienen el 95% de jugadores argentinos por no decir el 100%. Sin embargo, en los equipos españoles quitamos a los extranjeros y ¿qué fútbol vamos a ver? Todo eso implica una diferencia de carácter y de trabajo para los entrenadores. A veces, te adaptas y otras no". Pero más allá de eso, Bianchi recordó algo que Martino ha vivido a la fuerza en Newells: "En Argentina vivimos permanentemente curando las heridas, porque los jugadores se marchan a los 19 o 20 años. Sin embargo, en Europa entras en el vestuario y es diferente....".
Hay entrenadores argentinos como Simeone en el Atlético que sí encontraron un romance a primera vista. Bielsa también lo logró en el Athletic. Es más, antes hubo casos como los de Helenio Herrera en el Barcelona, Carniglia, el primer entrenador con el que el Madrid ganó la Copa de Europa, o el mismo Cúper que llevó al Mallorca a una final de la Recopa.
Ahora bien, la realidad demuestra que Bianchi lleva razón y que en España casi nunca es fácil para los entrenadores argentinos. Valdano, que triunfó en el Madrid y en el Tenerife, siempre hablaba de una razón, "la obsesión táctica" que impera en el viejo continente y que "intenta que los entrenadores sean más importantes que los futbolistas".
España casi nunca es fácil para los entrenadores argentinos por la "obsesión técnica" que impera en el viejo continenteAlgo que en el país de Maradona no pasa (o no pasaba) y que podría ser la razón por la que no es fácil cruzar el charco. Sobre todo, para hombres como Martino que llegan con una edad cumplida a Europa, con una ideología futbolística demasiado propia y en la que el mítico César Luis Menotti, cerca de los 75 años, sólo le recomendaría "no cambiar nada". "No se puede cambiar lo que funciona", insiste.
Menotti, precisamente, fue entrenador del Barcelona en los ochenta, en una época potentísima en la que Schuster y Maradona jugaban en el Camp Nou. Venía de ser campeón del mundo en Argentina 78. Pero no triunfó realmente en Barcelona como tampoco lo hizo después en el Atlético, donde no se compartió su famosa idea del "achique de espacios". Aun así, Menotti no fue una excepción en su país.
Hubo técnicos argentinos como su más fiel contraste, el doctor Bilardo que llegó al Sevilla después de ser campeón y subcampeón del mundo con Argentina (Mejico 86 e Italia 90). Trajo, incluso, a Maradona al Sánchez Pizjuán, pero entre los dos fracasaron totalmente. Un recuerdo que también se hace extensible a lo que le pasó a otro seleccionador argentino, Alfio Basile en el Atlético, al que el fallecido presidente Jesús Gil acusaba de "salir más de noche que de día".
La realidad es que Bianchi, el padre del Boca Juniors que ganó la Copa Intercontinental al Madrid, no salía de noche . Llevaba una vida de lo más ordenada y también fracaso en el Atlético. Duró unos meses, a mediados de la pasada década, en los que se recluyó absolutamente hasta el punto de no hablar ni en las ruedas de prensa.
"Pisálo, Pisálo" (Bilardo)En realidad, hay puntos en común entre España y Argentina. Hay una distancia de 12.000 kilómetros, pero Valdano habla de una unión casi capital, "la desesperación por el resultado", en la que se ha llegado a un punto casi peligroso: "Las hinchadas se dejan seducir antes por el coraje que por la habilidad".
Bianchi comprobó en Madrid que en todos los sitios es igual. "A uno siempre le van a criticar". Por eso Basile le preguntó tantas veces a Gil antes de hacer las maletas de regreso a Argentina: "¿Qué significa la palabra ganador? Yo no sé lo que quiere decir?" Bilardo, a diferencia de Argentina, nunca encontró su sitio en España. Acabó muy irritado hasta el punto de pedir a sus futbolistas que pisasen al contrario en un partido frente al Deportivo en Riazor. Por eso gente como ésta nunca volvió a dirigir más en Europa.
Bilardo acabó tan irritado que llegó a pedir a sus jugadores que pisasen al contrario en un partido
Quizá fue su edad (una edad parecida, por cierto, a la que ahora tiene Martino) la que impidió a gente como estas adaptarse a un mundo nuevo. Y no fueron los únicos porque al Betis también llegó el profesor Carlos Timoteo Griguol (campeón con Ferrocarril y Gimnasia y Esgrima en Argentina) dispuesto a comerse en mundo y no duró ni media temporada. Es más, aún existen casos más escandalosos como el de José Pekerman, seleccionador argentino en el Mundial de Alemania 2006, que llegó al Leganés para liderar un fantástico proyecto, con el dinero del extravagante Daniel Grinbank, y no duró ni dos meses.
España, por lo tanto, es otro mundo. Tiene similitudes con el acento porteño, pero no es lo mismo para los entrenadores. Aquí no existe el Obelisco. Sudamerica es otra cosa no se sabe si más fácil o más difícil, aunque hay espléndidas biografías allí que aquí resultaron una fatalidad. Sin ir más lejos, la de Menotti, que aun así no se cansa de dar ánimos estos días a Martino. "Sí, porque es más fácil trabajar en España que en Argentina" y pone el ejemplo del último club de Martino, el Newells Old Boys: "Si pierdes un partido, allí no puedes salir a la calle".
Algo que a Martino no le sucederá en el Barcelona: Tito Vilanova, por ejemplo, perdió por 7-0 en el global de la eliminatoria frente al Bayern Münich de Champions y nadie le estaba esperando a la puerta de casa. Pero aun así ese dato sigue sin ser suficiente para explicar porque en los últimos años tantos y tan reputados entrenadores argentinos, que han venido a España, han sido incapaces de consagrarse aquí. ¿Será diferente el caso de Martino? Al menos, es un hombre que sabe unirse y distanciarse de la pelota como le sucedió en su época de seleccionador de Paraguay. Por lo tanto, es un hombre que sabe jugar a doble baraja... Puede ser una ventaja y un desahogo, pero... ¿será suficiente?
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