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Velocidad y defensa adelantada, las armas del nuevo técnico

Abel Resino ha ido adquiriendo conocimientos de muchos técnicos y ahora tiene ante sí la oportunidad de ponerlos en práctica

MARCOS LÓPEZ

Abel es un técnico que ha bebido de muchas fuentes. Su larga trayectoria como futbolista le ha permitido trabajar a las órdenes de grandes entrenadores: Luis Aragonés, Menotti, Atkinson, Clemente Además, en una etapa posterior y con una mayor concenciación, participó en el cuerpo técnico de Arrigo Sacchi y César Ferrando. Del técnico trasalpino adoptó el gusto por el achique y la defensa adelantada. Es una marca de la casa. Abel pretende alejar a su equipo de su portería. Velocidad y concentración son armas indispensables para sobrevivir en esta concepción futbolística. No se trata de una defensa en la línea del centro del campo, pero Abel no quiere que se defienda dentro del área un dato estadístico: al Castellón no le han señalado ningún penalti en contra. El equipo, en pocos metros y las líneas muy juntas.

El achique necesita de la presión para ofrecer al rival poco tiempo para pensar. En su trayectoria como entrenador, Abel ha empleado el 1-4-2-3-1 y el 1-4-1-4-1 en sus últimas jornadas en el Castellón, pero seguramente el potencial ofensivo del Atlético hará variar sus esquemas iniciales. Forlán y Agüero formarán la primera línea de presión. Serán dos delanteros sobre los centrales contrarios para evitar la salida limpia del balón.En la otra punta, el portero rojiblanco tendrá que vivir cerca de la cobertura de la retaguardia.

La mayor virtud de Abel, que permitirá sacar un mayor rendimiento a la plantilla del Atlético, es su instinto. Los años de vestuario le han permitido desarrollar una buena habilidad de conexión con sus jugadores. Conoce cómo llegar a ellos y sacarles el máximo rendimiento. Sabe moverse entre bastidores, conoce el terreno por el que transita y sabe lo que necesita el equipo.

Los jugadores tendrán libertad para desarrollar su potencial y se encontrarán un entrenador cercano, que les liberará de presión aunque sea a costa de someterse todavía más a ella. Pero Abel es gato viejo, conoce la casa atlética, lo que se cuece en la cúpula y entre la prensa. Lleva muchos años preparando esta oportunidad y ahora la tiene frente a él.

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