Público
Público

El BCE sube los tipos de interés hasta el 0,50%, el mayor aumento en 11 años: "La inflación se mantendrá alta"

El BCE sube los tipos de interés un 0,5%, más de lo esperado, y pone fin a una década de política expansiva. La decisión era difícil y arriesgada: puede poner más trabas a una economía europea en plena desaceleración por la guerra en Ucrania.

Bandera de la UE delante de la sede del BCE en Fráncfort. REUTERS/Kai Pfaffenbach
Bandera de la UE delante de la sede del BCE en Fráncfort. Kai Pfaffenbach / REUTERS

"La actividad económica se está desacelerando. La agresión injustificada de Rusia hacia Ucrania es un lastre constante para el crecimiento. El impacto de la alta inflación en el poder adquisitivo, las continuas restricciones de suministro y una mayor incertidumbre están teniendo un efecto moderador en la economía. Las empresas continúan enfrentando costos más altos e interrupciones en sus cadenas de suministro, aunque hay señales tentativas de que algunos de los cuellos de botella en el suministro se están aliviando. En conjunto, estos factores están nublando significativamente las perspectivas para la segunda mitad de 2022 y más adelante". Así resume, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE) la radiografía económica que atraviesa la zona euro.

En una reunión extraordinaria previa al parón estival, la autoridad monetaria ha tomado la decisión de subir medio punto los tipos de interés poniendo fin a once años de tipos negativos y una política muy expansiva. Y no se descartan más incrementos en futuras reuniones. Controlar la inflación sin poner en riesgo la recuperación económica y la deuda periférica era la misión del encuentro. La ecuación es muy complicada y la decisión difícil: contener el alza imparable de los precios subiendo los tipos puede hacer peligrar el crecimiento económico.

Hace unos días la opción más probable pasaba por un aumento del 0,25%. Pero los eventos de los últimos días han ayudado a los halcones a imponer un umbral más elevado. Esta semana, el euro se debilitaba alcanzando la paridad con el dólar por primera vez en dos décadas. En paralelo, la UE y, especialmente, Alemania mantenían la respiración a esperas de que la estatal Gazprom reanudase el suministro de gas al Viejo Continente. Finalmente se ha producido este jueves. Pero los europeos asumen que Vladimir Putin jugará con la llave del gas a su antojo para devolver el golpe de las sanciones europeos, dividir a los Estados miembros y poner más presión sobre sus economías y sociedades. Es la otra guerra colateral.

Y las perspectivas de cara a los próximos meses no son halagüeñas. "Esperamos que la inflación se mantenga indeseablemente alta durante algún tiempo, debido a la continua presión de los precios de la energía y los alimentos", ha advertido en rueda de prensa la francesa. El objetivo de la Eurozona es mantener la inflación a raya en el 2%. Pero en estos momentos, en 9 de los 19 países de la zona euro se escribe ya con dos dígitos. La media de la zona euro se situó en junio en el 8,6%.

¿Qué implica esta subida?

La subida de 50 puntos básicos tendrá un efecto inmediato en el aumento de las hipotecas y de los préstamos y hará más difícil el acceso de los países más endeudados a los mercados. Con este movimiento, la entidad de Frankfurt busca mandar un mensaje claro a los mercados para que se contengan y, sobre todo, busca proyectar certidumbre en momentos de pocas certezas.

El paso es firme, pero contenido. Y sobre todo es un aviso a navegantes. Mucho de lo que ocurra en las próximas etapas vendrá determinado por el propio Vladimir Putin. La UE juega sus cartas con la previsión de ralentización del crecimiento económico (2,7% este año), pero no de recesión. Un escenario base que cambiaría si finalmente el presidente ruso decide cortar el suministro de gas a Europa, algo que podría abocar a Alemania a la recesión y arrastrar al resto de países. "Las previsiones de la Comisión Europea no anticipan una recesión este año ni el próximo. ¿Está el horizonte más oscuro de lo esperado? — Claro que lo está", ha asegurado la ex directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).

La crisis en Ucrania está dejando enormes consecuencias en suelo europeo. Y la prioridad de los europeos ha sido hacerle frente con unidad, firmeza y solidaridad. En Bruselas aseguran con frecuencia que han aprendido la lección. El objetivo es no replicar los errores del pasado cuando el egoísmo y la austeridad se impusieron durante los primeros compases de la pandemia y en la crisis financiera de 2008.

En el preludio de la mayor recesión global de la última década, el por entonces presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, optó por la mano dura subiendo los tipos de interés en hasta un 4,25%. El resto es historia. Las medidas sentaron el caldo de cultivo para la peor crisis de la historia de la zona euro. Meses después, la moneda comunitaria se asomaría al precipicio. Grecia rozaría la salida de la Eurozona y los países del sur vieron cómo su deuda continuaba engordando mientras se le imponían reformas estructurales y de austeridad sin mucha contemplación.

Mecanismo para evitar que se descontrole la deuda

Los de Lagarde también han aprobado por unanimidad la creación de un instrumento antifragmentación, bautizado como Mecanismo de Protección de Transmisiones (TPI, por sus siglas en inglés), que busca evitar una crisis de deuda en los países periféricos. Italia se perfila como el principal destinatario, pero España —cuya deuda se fija ya en 1,46 billones de euros— también es un potencial candidato. La valía de instrumentos de este tipo, que nunca se ponen en marcha, radica en su efecto disuasivo. "Preferiríamos no utilizarlo, pero no dudaremos en hacerlo si es necesario", ha aseverado la francesa.

"El TPI puede activarse para contrarrestar dinámicas de mercado desordenadas e injustificadas que representan una seria amenaza para la transmisión de la política monetaria en toda la zona del euro. La escala de las compras depende de la gravedad de los riesgos a los que se enfrente la transmisión", explican desde Frankurt.

Con este anuncio, el BCE busca lanzar el mensaje a los mercados de que está dispuesto a utilizarlo en caso de desconfianza, y hacer un guiño a los países con deudas más elevadas, principalmente los denominados como PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España). No obstante, beneficiarse de esta herramienta de compra de bonos no sería a coste cero. Y acceder a ello conllevaría reformas y condiciones. El BCE, de hecho, ya establece cuatro criterios para su activación: el cumplimiento de las reglas fiscales y de deudas marcadas por la UE, no contar con desequilibrios macro graves y ajustarse a lo establecido en el Fondo de Recuperación Europeo.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias de Economía