La carestía dispara la contratación por los hogares de créditos de consumo y tarjetas 'revolving'
Consumidores mayoritariamente vulnerables mantienen un endeudamiento de casi 12.000 millones de euros con intereses anuales de hasta el 24% y la contratación de pólizas de gasto rápido no deja de crecer.
Zaragoza-Actualizado a
"El verano va a ser caliente y los saldos se van a disparar, porque se están viendo descensos en algunos tipos de consumos pero no en los relacionados con el turismo, y habrá que ver cómo vienen los números con el inicio del curso", pronostica Antonio Luis Gallardo, economista de Asufín (Asociación de Usuarios Financieros).
Los datos sobre contratación de créditos que difunde el Banco de España apuntan a un aumento del endeudamiento de las economías familiares por la vía de los productos financieros que más gravosos les resultan, como son los créditos de consumo - cuya demanda para atender urgencias económicas suele crecer en vísperas de vacaciones y de épocas de consumo como la vuelta al cole y las navidades-, las tarjetas de crédito y las revolving.
La contratación de este tipo de productos alcanza un ritmo de 390 millones diarios en el caso de las tarjetas y de algo más de 96 en las pólizas, lo que supone una cadencia conjunta de más de 24 por hora.
Se trata de las vías de acceso más sencillas al dinero en caso de necesidad, aunque también se trata de los productos que mayor rentabilidad generan a las entidades financieras y, al mismo tiempo, las que mayores exigencias económicas conllevan para los clientes de estas.
Uno de cada siete hogares mileuristas se endeuda
Normalmente el endeudamiento está provocado por no disponer de ahorros
¿Hay muchos consumidores en disposición de endeudarse? El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora el CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) refleja cómo en los hogares del 5,8% de los encuestados "resulta difícil llegar a fin de mes, por lo que han tenido que contraer deudas".
Esa tasa, que llegaba al 6,6% en marzo y que se encuentra en niveles similares a los de los cuatro años anteriores, cuando en mayo osciló entre el 4,5% y el 5,6%, apunta a que algo más de un millón de hogares se encuentran en esa situación.
Esa opción del endeudamiento -normalmente provocada por no disponer de ahorros, que es el recurso del que llevan tiempo tirando una de cada ocho familias españolas- es más elevada entre los hogares de menores renta.
En este sentido, la tasa media del 5,8% se dispara hasta el 14,9% (uno de cada siete) en los hogares que se ven obligados a pasar el mes con menos de mil euros y sube hasta el 8,5% entre los que ingresan entre mil y 1.800, para descender con claridad por encima de esos niveles de renta.
El interés más alto de la última década
Los últimos datos del emisor, cerrados en mayo, sitúan por encima del 9% (lleva desde marzo) el interés medio con el que se estaba cerrando la contratación de créditos de consumo, un interés que está más cerca de triplicar que de duplicar el de las hipotecas (3,71%) y que supera en algo más de un 50% al de los descubiertos (6,04%).
Ese precio del crédito de consumo en España desde los comienzos del año es el más elevado de la última década.
Paralelamente, el interés medio de las tarjetas de crédito y las revolving se encuentra en el 18,09%, entre dos y tres puntos por debajo del 20% y el 21% que alcanzó entre 2014 y 2018, cuando comenzaron a llegar a los tribunales las demandas contra las entidades que colocaban estos productos.
El saldo deudor de los clientes en tarjetas 'revolving' se acercaba a los 12.000 millones de euros en mayo
Sin embargo, el Supremo acabó estableciendo hace unos meses la frontera de la usura en una brecha de seis puntos sobre el interés medio de las tarjetas que se comercializan en España, lo que abre la puerta a avalar la legalidad de intereses de hasta el 24% cuando, en cualquier caso, el recargo medio ya triplica el de los descubiertos y casi quintuplica el de las hipotecas.
Se trata de un producto financiero complejo en el que esos elevados intereses se le aplican a una deuda (el dinero gastado) de la que cada mes solo se liquida el porcentaje o la cantidad previamente establecido, mientras el resto se va acumulando, lo que da lugar a una bola que no deja de crecer.
Pese a lo gravoso de esas condiciones, el saldo deudor de los clientes en tarjetas revolving se acercaba a los 12.000 millones de euros en mayo mientras la contratación de créditos de consumo en los últimos doce meses vuelve a superar los 30.000, unos volúmenes que no se daban desde antes de la pandemia.
“Hay que valorar los riesgos que generan estas deudas”
"Las revolving, las tarjetas de crédito y los créditos de consumo son lo que está marcando la incipiente ola de morosidad que se está dando en la economía española", señala Gallardo.
Los jueces suelen descartar el embargo de la vivienda del deudor y dirigir los embargos al salario
El economista llama la atención sobre cómo "toda deuda genera un coste, pero este puede ser positivo si hay un coste de oportunidad", como sería el que acarrea la compra de un electrodoméstico necesario para el hogar.
Sin embargo, ese coste de oportunidad resulta a menudo ajeno a las operaciones que se financian con créditos de esas características: "Hay que valorar los riesgos que generan este tipo de deudas. El deudor responde con todo su patrimonio presente y futuro", pero, pese a ello, "a veces esos créditos de corto plazo se solapan y acaban generando un efecto de bola de nieve que resulta muy difícil de gestionar".
Las entidades financieras, por su parte, han optado por adoptar procedimientos más agresivos a la hora de cobrar las deudas, ante la frecuencia con la que se dan esos episodios de sobreendeudamiento a impago, algo que, anota Gallardo, también tiene como finalidad "enviar un aviso por la morosidad".
Esos procedimientos incluyen en ocasiones demandas en las que solicitan al juzgado el embargo de la vivienda del deudor, aunque, al tratarse de deudas de unos miles de euros, los jueces suelen descartar esa posibilidad y dirigir los embargos al salario, a eventuales devoluciones tributarias y, si las hay, a rentas de otro tipo como los alquileres.
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