Este artículo se publicó hace 2 años.
Condena millonaria a Endesa por aumentar de tapadillo la potencia de una de sus mayores centrales
El Ayuntamiento de Mequinenza, sucesor del pueblo inundado por los pantanos del Ebro en los años 60, consigue que dos tribunales condenen a la compañía a pagarle 1,2 millones de euros por aumentar la potencia sin comunicarle las obras, mientras pleitea para subirle el IBI medio millón al año.
Zaragoza-Actualizado a
El Ayuntamiento de Mequinenza, un pueblo zaragozano que vive a orillas del Segre desde dos pantanos del Ebro engulleran su huerta y su villa ancestral en los años 60, ha conseguido en los tribunales una condena millonaria a Endesa, la compañía que gestiona los embalses que alteraron su existencia, por haber aumentado, sin comunicárselo ni sacar licencia de obras, la potencia y la capacidad de la central hidroeléctrica de la presa que comparte nombre con el municipio, y que ya antes se encontraba entre las diez más grandes del país.
El pueblo, cuna del escritor Jesús Moncada, que retrató a la vieja villa, hoy sumergida, como un Macondo del Ebro en libros como Camino de Sirga o Memoria estremecida, se ubica desde finales de los años 60 junto a la confluencia del Cinca con el Segre, y poco antes de la de este con el río principal, después de que el embalse de Ribarroja, construido sobre este último cauce, anegara el casco urbano en 1967 apenas un lustro después de que el de Mequinenza hubiera engullido ya buena parte de su huerta.
Se trata de dos de los principales embalses hidroeléctricos de la cuenca del Ebro, diseñados para abastecer de electricidad a Barcelona y su área industrial en los años del desarrollismo y cuya construcción, según datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), provocó el desplazamiento de sus más de 3.500 habitantes y de otros 1.620 en la cercana Fayón.
La central cuyo aumento de potencia le ha acarreado la condena a Endesa, que da lugar a uno de los mayores pantanos del país con capacidad para 1.500 hectómetros cúbicos (el estadio Santiago Bernabéu mide uno) y que recoge las frecuentes crecidas del tramo medio del Ebro, genera casi 680,000 Mw.h (Megawatios por hora) en un año medio y alcanzó una producción de 664.501 en 2021, lo que equivale a algo más del 2,5% del total de la hidroelectricidad del país, cuya aportación media de los últimos cinco años ha sido de 25.500 Gw.h (Gigawatios por hora), según los datos de Red Eléctrica.
Ahora, el Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) ha confirmado la sentencia por la que el Juzgado Contencioso número 2 de Zaragoza ya había condenado a la compañía eléctrica a pagar 1,16 millones de euros al consistorio, 905.738,73 en concepto de ICIO (licencia de obras) y otros 254.521,89 por intereses de demora, por haber aumentado, sin comunicárselo, de 600 a 788 (+31%) metros cúbicos por segundo el caudal que puede turbinar la central, de 324 a 384 (+18,5%) megavatios la potencia de los transformadores y de 324 a 360 (11,1+%) la de los alternadores, además de cambiar varias piezas de las turbinas.
La ocultación de una obra de 40 millones de euros
"Ha habido un acto de ocultamiento, con realización de cambios muy importantes respecto de los que no se ha pedido licencia y, cuando se ha hecho, ha sido sobre otros elementos", señalan las sentencias, que concluyen que la compañía "llevó a cabo una instalación de nuevos elementos que permitió la repotenciación de la central hidroeléctrica de Mequinenza".
Esa actuación, realizada hace ya casi diez años, incluyó un aumento de la capacidad de turbinación por encima de los 600 metros cúbicos por segundo que establece la concesión del embalse, que en 1964 comenzó a explotar Enher, una empresa del INI (Instituto Nacional de Industria) que tres décadas después acabaría en manos de Endesa dentro de la reestructuración del sector eléctrico público antes de su privatización.
Sin embargo, la concesión no ha sido modificada ni Endesa ha pedido a la Confederación Hidrográfica del Ebro, a la que sí llegó a comunicar la realización de las obras, que la revise, lo que abre una incógnita sobre la situación legal de esos aumentos de la capacidad y de la potencia.
“No ha habido ninguna variación en la concesión”
No obstante, fuentes de la CHE señalaron que en los últimos años no se han detectado en los sistemas de aforo episodios de turbinación de más caudal del que las autorizaciones permiten turbinar, al tiempo que confirmaron que "no ha habido ninguna variación en la concesión" ni peticiones para ampliarla.
"No ha habido solicitudes de cambio en la concesión y con ello se mantiene el límite máximo de 600 m3/s, que no ha sido sobrepasado" por ahora, indicaron fuentes del organismo de cuenca, que anotaron que "los cambios en la capacidad de turbinación no conllevan por sí mismos una necesidad de cambio concesional. Lo que obviamente conlleva es una mejor flexibilidad en la explotación" de la central.
Fuentes de Endesa, por su parte, apuntaron que esas obras de ampliación de la capacidad y de la potencia "no están sujetas a autorización administrativa" previa y que la compañía eléctrica "cumple con las condiciones otorgadas por las administraciones competentes".
La modificación de la central tuvo su origen en "las frecuentes averías derivadas de su antigüedad" que sufrían las turbinas "después de más de 40 años de funcionamiento", lo que llevó a la compañía a efectuar entre 2007 y 2010 "una gran revisión de mantenimiento con el fin de garantizar el servicio y mantener la capacidad de producción prevista en la central".
"Esta actuación permitió aprovechar de forma óptima el caudal concesional de 600 m3/seg para asegurar la potencia instalada (4 x 81 MW)", añadieron las fuentes de la eléctrica, controlada por la italiana Enel.
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