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"Una tercera parte de la economía mundial está en serio riesgo de registrar una recesión técnica, bien este año o el siguiente, debido a la pérdida de poder adquisitivo y de la capacidad inversora por la caída de los ingresos en las familias y de los beneficios en las empresas, así como por los daños colaterales de la escalada de precios". Este es el pronóstico del , director de Investigación del Fondo Monetario Internacional (FMI), Pierre-Olivier Gourinchas, recogido en el último informe de previsiones económicas World Economic Outlook (WEO), publicado este martes, en la antesala de la Asamblea Anual del organismo internacional, en Washington.
El experto del FMI da por supuesto que estos malos augurios sucederán porque, a su juicio, la triada que ha puesto el último clavo en el ataúd del ciclo de negocios post-Covid continúa atenazando la actividad: "Los grandes desafíos geopolíticos derivados de la guerra de Ucrania, de índole socio-económica, con la reducción de los niveles de vida, y en el ámbito financiero, provocados por las alzas de tipos de interés y las correcciones que han empezado a sucederse en los mercados de capitales, persistirán y empujarán al PIB del planeta a un escenario de contracción", explica.
En este contexto, la economía española se mantiene, de acuerdo con el informe del FMI, como la de mayor dinamismo de entre las naciones industrializadas. En 2022, crecerá un 4,3%, lejos del promedio de los países más desarrollados, que crecerán un 2,1%.
La previsión de PIB de España para el presente año, no obstante, sufre un recorte de medio punto respecto a las predicciones del organismo de la pasada primavera, y que se adecúa al ajuste realizado por el Fondo en la práctica totalidad de las economías industrializadas, con la única excepción EEUU, a cuyo PIB corrigen a la baja en nada menos que 2,1 puntos, hasta el 1,6% este año.
Las pautas que han guiado los cálculos del Departamento Económico que dirige Gourinchas para el PIB hispano concuerdan con el diagnóstico de instituciones como el Banco de España. Ambos han mejorado su visión panorámica de 2022 por el aumento adicional del PIB en el segundo trimestre, en el que creció, según la revisión definitiva del INE en la que se valora al alza la aportación del turismo y la hostelería, un 1,5% y sirvió de impulso al repunte interanual del 6,8%. El FMI, de hecho, justifica en los bríos turísticos la mejoría de tres décimas del PIB para 2022 en comparación con su última revelación de datos, la de julio pasado. De igual forma que lo acaba de modificar el Banco de España, en su caso, en cuatro décimas: desde el 4,1% al 4,5%; incluso dos por encima de la de la institución multilateral.
Sea como fuere, la economía española concluirá este ejercicio con pulso constante y una lectura casi unánime de que lidera en estos momentos la actividad dentro de la órbita industrializada, ya que tanto la OCDE como la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) avalan el 4,4% del pronóstico oficial del Gobierno. Eso sí, a costa, según comparten estos dos organismos, de ralentizar el PIB en 2023 hasta el 1,5%; tres décimas más que el FMI que, en todo caso, conserva para España un pronóstico una décima por encima del promedio del 1,1% de crecimiento medio de las naciones con rentas altas. Sólo por detrás del 1,6% de Japón y del 1,5% de Canadá.
Dentro de un horizonte coyuntural especialmente borrascoso en Europa, con Alemania bajo una clara contracción anual del 0,3%, al igual que Italia, del 0,2%. La primera y tercera economías del euro ya fueron señaladas en julio por el FMI como las más perjudicadas por la nueva espiral de precios energéticos que se avecina este otoño y que se prolongará durante el inminente invierno en la zona monetaria (sin contar a varios socios del Este, entre los que cita a República Checa, a Eslovaquia y a Hungría) por su excesiva dependencia del gas ruso.
La economía mundial apenas aumentará su tamaño en un 3,2% este año y en un 2,7% en 2023. Cifras que anticipan recesión. Porque la jerga multilateral al uso revela que cualquier dato por debajo del umbral del 3,5% de crecimiento global implica, de facto, números rojos. Y el WEO y su consejero económico inciden en que las tres principales potencias del planeta, EEUU, China y la UE, están en recesión: la primera, por el súbito encarecimiento del dinero por parte de la Reserva Federal; próximas a la ralentización, la segunda, por el aterrizaje brusco del negocio del sector inmobiliario y los titubeos de la política covid-cero de Pekín; o bajo amenaza latente de contracción, la tercera, ante la reedición de otro periplo otoñal e invernal en el Viejo Continente con precios energéticos desorbitados.
Para Gourinchas, además, las presiones inflacionistas "continuarán siendo más persistentes que lo inicialmente anticipado", con tasas globales que se catapultarán hasta el 9,5% este año en el espacio global antes de desacelerarse al 4,1% en 2024. Es decir, que se prolongará a lo largo del próximo ejercicio, lo que "elevará el grado de incertidumbre y el listado de fragilidades que van a acechar a las políticas monetarias, fiscales y financieras" que estarán sometidas a fuerzas que pondrán a prueba la resistencia de sus autoridades. En esencial, por el deterioro del acceso a los mercados y de las condiciones crediticias, por la fortaleza inusitada del dólar, las previsiones de tormentas en los mercados y las perspectivas de fugas masivas de inversiones y capitales tanto en las principales plazas financieras internacionales como en la de los mercados emergentes.
Todos estos condicionantes añadirán "rigideces" a los mercados laborales. Sin descartar que se produzcan convulsiones adicionales en el orden geopolítico que "exacerben" los precios de los combustibles fósiles, dice Gourinchas, escasas fechas después de que la OPEP se alineara con los intereses de la diplomacia energética de Rusia, y decretara un drástico recorte del crudo para sorpresa de la Casa Blanca, donde ha molestado la maniobra auspiciada por Arabia Saudí.
A España, el FMI le vuelve a colocar ante un escenario benévolo, aunque no por ello preocupante dentro de Europa. El IPC español terminará 2022 con un alza del 8,8%, en sintonía con la mayor parte de los socios de la Eurozona (entre los que destaca el mayor control de los precios de Francia), para reducir la tasa al 4,9% en 2023, en la escala baja de los países del área de la moneda única. Y con perspectivas de paulatino recorte de la tasa de desempleo que se reducirá del 14,8% de 2021, al 12,7% este año y al 12,4% en 2023. Los datos de déficit y deuda se desvelarán en el informe Fiscal Monitor durante la cita otoñal de estos días del FMI.
"El mundo se ha adentrado en un periodo de volatilidad económica, financiera, geopolítica y de mayor complejidad e incertidumbre ecológica", alerta el WEO, originado por el desarme de los estímulos monetarios y de la estrategia de tipos de interés próximos a cero a lo largo del primer semestre del año para tratar de frenar la "persistente y galopante inflación".
El informe resalta los costes adicionales asociados a la concesión de préstamos, incluidas las hipotecas, que "están arrastrando la actividad inmobiliaria y deteriorando las demandas domésticas" y precipitando a los gobiernos a la liberación de "respaldos fiscales para ayudas a corregir las fugas de ingresos" por el encarecimiento de la luz y de las cestas de la compra. En medio de un baile de divisas que suma tensiones cambiarias en los mercados exteriores por la fortaleza del dólar, de referencia en los contratos de la práctica totalidad de las materias primas y que hacen importar inflación a los países ajenos a su territorio monetario.
En este sentido, el Fondo llama la atención sobre la "asimetría" que marcan los bancos centrales con la Reserva Federal de EEUU (Fed) elevando tipos en 3 puntos básicos desde comienzos de 2022, el Banco de Inglaterra (BoE) en 2 puntos y el BCE en 1,25%. En opinión de los expertos del FMI esta brecha entre las economías anglosajonas y europea que también se puede apreciar en el espacio transatlántico se debe al distinto comportamiento de la inflación subyacente (el indicador que excluye energía y alimentos frescos) y que resulta más preocupante en EEUU, pero también a la distinta dimensión de los estímulos presupuestarios, de mayor calibre en el principal mercado del planeta.
La apreciación del billete verde americano, del 13% en 2022, marcará también el encefalograma casi plano que el Fondo prevé al comercio global, que repuntará un 4,3% este ejercicio y un 2,5% en 2023 después del despegue del 10.1% de 2021. "El estatus dominante de un dólar fuerte está ralentizando los intercambios de mercancías y servicios", avisa la economista jefe del FMI, Gita Gopinath, quien incide también en la misma tesis a la hora de señalar el aumento promedio de 41,4 dólares en el precio del barril este ejercicio desde los 65,9 con los que concluyó el pasado ejercicio. Para 2023, el WEO recorta en 12,9 dólares la cotización ante el retroceso de la demanda por la caída de la actividad económica global.
El Fondo deja otros avisos a navegantes. Insta a las autoridades monetarias a hacer converger sus políticas de tipos, a las económicas a seguir avanzando en los rescates a hogares y empresas, en un recetario inclusivo que corrija las desigualdades sociales y en proteger a las clases más vulnerables. Es decir, prolonga todavía más en el tiempo la fase de despliegue de recursos hasta que sea posible instaurar mecanismos de consolidación presupuestaria. Con la activación de los distintos estabilizadores automáticos, entre los que cita de forma expresa una mejoría de las prestaciones por desempleo. A los gobiernos los anima a "expandir sus planes de contingencia" a familias para tratar de reanimar el consumo privado y a empresas para facilitarles la tarea de resiliencia y de mantenimiento operativo de sus cadenas de valor. Sin descuidar a medio plazo las estrategias climáticas para avanzar hacia la neutralidad energética. Y fortaleciendo los cauces multilaterales, con objeto de evitar la fragmentación de bloques económicos.
Esta apelación a las acciones concertadas internacionales también la extiende a las garantías de los suministros energéticos y a la normalización equilibrada de sus precios, que aún mantienen su protagonismo en la espiral inflacionista. Además de a los bancos centrales que deben actuar, como alerta en un adelanto de su Informe de Estabilidad Financiera, de "forma resolutiva" en el control de la inflación, sin dañar su credibilidad, pero sin desatender la creación de empleo y el impulso a sus economías, que también están marcando "la extrema volatilidad" instalada en los mercados de capitales desde abril pasado.
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