Este artículo se publicó hace 4 años.
Las personas más pobres sufrirán más las consecuencias de la crisis por la situación laboral y económica previa a la pandemia
El 10% con menos recursos económicos perderán un 20% de su renta y uno de cada diez hogares vivirán con menos de 5.181 euros al año.
Alejandra de la Fuente
Madrid-Actualizado a
La emergencia del coronavirus no sólo está ocasionando fallecimientos y mostrando la debilidad de la sanidad pública por los recortes que lleva padeciendo los últimos años, también está arrasando en el panorama económico y en la economía doméstica de las familias.
Las personas más pobres serán las que más sufrirán la crisis tras la pandemia: el 10% con menos recursos económicos perderá un 20% de su renta y uno de cada diez hogares vivirán con menos de 5.181 euros al año.
Además, según los últimos datos, el paro no se recuperará hasta 2025. La economía caerá más de lo previsto en el 2020 y la recuperación será más lenta tras el coronavirus, según el cuadro macro del ejecutivo.
Las cifras de paro superarán el 17,1% este año y se mantendrá en el 16,9% durante el año 2021. Un sondeo elaborado por CEPYME ha revelado que el 52% de las empresas prevé recortar empleo en el próximo año como consecuencia de la covid-19, siendo las pymes las que más sufrirán perdiendo cuatro de cada cinco empleos que destruye la crisis del coronavirus.
El país también sufrirá las consecuencias de la covid-19 en materia económica ya que según un informe de Álvarez & Marsal, una firma estadounidense referencia en reestructuraciones y situaciones de crisis, los avales del ICO dejarán un agujero de más de 2.100 millones de euros en las arcas públicas, y además se estima que las empresas necesitarán otros 136.000 millones de euros para sobrevivir.
Según el último barómetro del CIS, la crisis económica y el coronavirus preocupan ahora más a los españoles que el paro y empeora la percepción de la situación económica general ya que el 86,7% la considera mala o muy mala.
Estos datos demuestran que España saldrá muy dañada por culpa de la llegada del coronavirus, pero es importante saber de donde partía el país antes de su llegada.
España es un país marcado por una fuerte temporalidad. A modo de ejemplo, en el año 2018 la Inspección de Trabajo convirtió más de 193.000 contratos temporales a contratos fijos de empresas que estaban utilizando la temporalidad para cubrir puestos de trabajo estructurales.
En el año 2019, la OIT avisó de la precarización del empleo en el mundo destacando la alta temporalidad en España y desde Eurostat alertaron de que la tasa de temporalidad laboral en España casi duplicaba la de la Unión Europea, convirtiéndose en un problema estructural en el país.
La precariedad y la pobreza también se encontraban en cuotas muy altas. Concretamente, el número de trabajadores pobres superaba los dos millones y medio de personas en 2019 batiendo un récord hasta la fecha y uno de cada siete trabajadores había caído bajo el umbral de la pobreza situándose en 8.870 euros anuales, una cifra muy por debajo del salario mínimo interprofesional.
Según los últimos datos disponibles, de la Encuesta de Condiciones de Vida del INE de 2018, España era el sexto país de los 28 que conforman la Unión Europea con una mayor tasa de pobreza, con una de cada cinco personas en esta situación, el 21,5% del total.
Al cierre del año pasado, el 27,1% de los niños españoles menores de 16 años era pobre, la mayor tasa de pobreza infantil de toda la Unión Europea sólo por detrás de Rumanía y Bulgaria y Save the Children espera que la tasa de pobreza infantil se dispare al 33% este año.
Si nos centramos en las personas jóvenes, antes de la llegada de la pandemia, en España solamente el 19% de los jóvenes lograba independizarse y actualmente con casi un 40% de paro juvenil, España es el país de la Unión Europea con más menores de 25 años sin trabajo y tres de cada cuatro jóvenes menores de 26 años no llegaba al salario mínimo anual.
Para el economista y analista Alberto Vila, lo que ha hecho el coronavirus es poner de manifiesto un empobrecimiento general, pero "diseñado", refiriéndose a la educación, la sanidad, la dependencia o la inversión en infraestructuras. Además, enfatiza en la falta de competitividad de las empresas españolas, en la falta de formación y en la necesidad de especialización en nuevas profesiones como las tecnológicas.
"No hemos tomado conciencia del modo en el que vamos a vivir en los próximos siglos, con un gran impacto tecnológico que van a generar nuevas profesiones. Debemos educar en las mismas y modificar el catálogo", explica a Público.
Para Vila, la clase política no está formada para comprender el cambio que ya existe y que España aún no ha elaborado. "Estamos frente a un escenario de oportunidad que dependerá de la capacidad de percibirlo de la clase política", explica.
"Nosotros tenemos estructuras arcaicas, tenemos necesidad de vertebrar la España vaciada y eso se consigue llevando Internet a todos, entre otras cosas", cuenta el economista.
Con todos estos datos, España parte de una clara desventaja con respecto a otros países y por eso, entre otras cosas, se espera que tarde años en llegar a las cifras en las que se encontraba, teniendo en cuenta que esas cifras iniciales ya eran peores que las de otros países y, a partir de ahí, deberá trabajar para mejorarlas.
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