Anuncios de pisos baratos que no existen: la crisis de vivienda dispara las estafas inmobiliarias
Los falsos arrendadores juegan con la desesperación por el acceso a una vivienda asequible y ofertan pisos por debajo del precio de mercado para llevar a cabo los fraudes.

Madrid--Actualizado a
Los precios del alquiler en España se encuentran en su máximo histórico. En el mes de junio se alcanzó la cifra de 14,6 €/m2 —precio que se dispara hasta superar los 22€/m2 en ciudades como Madrid o Barcelona—, según el último Informe de precios en alquiler en España de Idealista. Además, el barómetro del CIS detalla que la vivienda se mantiene como la principal preocupación de los españoles.
La desesperación en el proceso de búsqueda de un hogar es un síntoma cada vez más característico de toda una generación, que trata de sobrevivir en plena crisis de vivienda. Fotocasa establece en el estudio Relación de salario y vivienda en el alquiler en 2024, que en ese año, los españoles destinaron el 47% de su salario al pago del alquiler —porcentaje que sobrepasa con creces el límite recomendado por algunos economistas, que sitúan el gasto en vivienda en torno al 30% de los ingresos—. Asimismo, el informe precisa que aunque los sueldos en España aumentaron un 3,1%, el precio del alquiler incrementó a su vez un 14%.
La continua subida de los precios de alquiler y la desesperación de los españoles por acceder a una vivienda digna son el caldo de cultivo perfecto para las estafas inmobiliarias. Los falsos arrendadores que se dedican al fraude inmobiliario juegan con la escasez de la oferta de vivienda y la precariedad de los inquilinos para llevar a cabo los fraudes.
El modus operandi más frecuente de los estafadores es anunciar un piso a un precio notablemente inferior al de mercado, pedir una fianza o pronto pago al potencial inquilino como condición indispensable para visitar el piso y desaparecer después de recibir el pago. En la mayoría de los casos, los anuncios son robados de otras plataformas inmobiliarias o de alquileres de apartamentos turísticos.
Esto mismo le sucedió a Andrea Fernández (nombre ficticio), víctima de una estafa inmobiliaria en mayo de 2025. En una conversación con Público, Andrea cuenta que buscaba un lugar en el que independizarse después de haber estado compartiendo piso en la capital durante seis años. Tras haber encontrado un trabajo estable, comenzó la búsqueda de una vivienda para ella sola en el portal inmobiliario Badi —una plataforma digital que conecta a inquilinos y anunciantes.
"El anuncio era como cualquier otro, no tenía nada en especial, ni que me hiciera sospechar", afirma Andrea. La joven confiesa que la característica que más le llamó la atención es que el piso era barato: "El alquiler era de 650 euros al mes, y tal y como están los precios en Madrid, estaba muy interesada", explica. De hecho, el precio de venta de dicho piso coincide con el precio medio del alquiler de solo una habitación en Madrid, según un estudio de Fotocasa.
El precio medio del alquiler de un piso de 80m2 en Madrid es de 1.700 euros, por lo que la falsa estafa era claramente llamativa. Andrea se puso en contacto con el anunciante, que en este caso, era una mujer. "Desde un primer momento, me pidió demasiada documentación, yo estaba con la mosca detrás de la oreja, pero decidí confiar", afirma.
Solo para poder ver el piso y a "modo de reserva" a la joven le solicitaron un pago de la fianza y lo que correspondería a un mes de alquiler. Andrea aceptó bajo la condición de pagar únicamente la mitad del primer mes: "Les dije que les pagaría la otra mitad después de ver el piso y confirmar que era para mí", asegura. Finalmente, pactaron esas condiciones, Andrea hizo la transferencia del pago (600 euros) y acordaron verse dos días después para visitar el supuesto inmueble.
El día anterior a la cita, la mujer volvió a contactar con Andrea: "Me empezó a decir que estaba incumpliendo el trato y que necesitaban que le pagara la totalidad del primer mes". Después de varias insistencias por parte de la rentista para solicitar el pago total, Andrea le pidió que le devolviera el dinero y que buscara a otra persona interesada en el anuncio. Tras ese mensaje, la mujer dejó de dar señales y bloqueó su contacto.
Es entonces cuando la joven acudió a la Policía para denunciar lo ocurrido. "Cuando puse la denuncia me dijeron que la cuenta bancaria a la que hice la transferencia estaba restringida porque había recibido varias denuncias", afirma. Aun así, la transferencia está retenida y Andrea, de momento, no ha recuperado su dinero. También denunció varias veces el anuncio en el portal inmobiliario, y tras insistir en repetidas ocasiones, la plataforma lo retiró, aunque tardaron semanas en eliminarlo.
Según Andrea, el perfil de la estafadora siguió activo en la plataforma durante un tiempo, publicando anuncios similares. Después de haber sido estafada, buscó las imágenes del supuesto piso en Internet y descubrió que se trataba de un Airbnb ubicado en París.
Las estafas inmobiliarias son cada vez más frecuentes, alimentadas por el descontrol del mercado de la vivienda y la desesperación de quienes buscan un hogar. "A una de las chicas que vivía conmigo le pidieron también una fianza solo para ver un piso, que nunca le devolvieron" -cuenta Andrea-."Y a una compañera de trabajo intentaron hacerle lo mismo que a mí, pero ella no llegó a pagar".
Andrea matiza que el problema de fondo es que "el precio del alquiler está disparado, te meten auténticos zulos, incluso sin célula de habitabilidad, por 800 euros al mes". Su testimonio refleja la realidad de quienes buscan vivienda en un mercado inmobiliario hostil y lleno de obstáculos: "Los propietarios se aprovechan de que la gente está desesperada por encontrar un sitio en el que vivir", sentencia Andrea.

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