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Otegi se niega en la Audiencia Nacional a condenar a ETA

Juzgado por enaltecimiento del terrorismo, sostiene que defiende una 'solución política'

ÁNGELES VÁZQUEZ

El ex dirigente de Batasuna Arnaldo Otegi aprovechó el juicio por enaltecimiento del terrorismo que comenzó a celebrarse ayer en la Audiencia Nacional como tribuna desde la que decir lo que no ha podido desde el pasado 16 de octubre, cuando volvió a prisión. Se declaró militante de la izquierda abertzale mientras le queden 'fuerzas y vida', abogó por una 'solución política del conflicto' vasco, e hizo suya la llamada Declaración de Alsasua y lo que decidan las bases en los próximos meses. Pero se negó a condenar la violencia de ETA.

Las palabras de Otegi eran la clave del juicio. De hecho, su declaración eclipsó que dos de los cuatro acusados que se debían sentar con él en el banquillo no comparecieran. La presidenta del tribunal, Ángela Murillo, ordenó la busca y captura de Jon Enparantza y Estanislao Etxaburu, para su ingreso en prisión hasta la celebración del juicio. La defensa pidió que la vista se realizara pronto, pero el tribunal fue tajante: 'Cuando el calendario lo permita'.

Otegi dice que la izquierda abertzale respetará lo que vote el pueblo vasco

Aclarado este extremo y rechazadas las cuestiones previas planteadas por la defensa, Otegi se convirtió en el protagonista absoluto. Sólo contestó a su abogada, Jone Goirizelaia, que dio a conocer la huelga de hambre que su cliente mantiene desde el lunes al solicitar que se le permitiera beber agua. 'Como si quiere beber vino', autorizó Murillo.

Según Otegi, acudió al acto de homenaje que se dispensó el 9 de julio de 2005 en Amorebieta (Vizcaya) a José María Sagarduy, Gatza, porque se lo propuso la familia de 'una persona que lleva 27 años encarcelada y que es querida en su pueblo, algo que no tiene parangón en Europa'.

Tras recordar su paso por la comisión de Derechos Humanos del Parlamento Vasco, el ex dirigente de Batasuna comenzó a hablar del 'conflicto que afecta' a su 'país frente al resto de España'. Y en su solución, los presos políticos tienen que tener un papel relevante. Por eso, dijo, comparó a Sagarduy con Nelson Mandela en el acto por el que está acusado. Ayer comparó la situación del País Vasco con Sudáfrica, Escocia, el puebloSaharaui e Irlanda del Norte.

Asegura que se ha sumado a la huelga de hambre de los reclusos de ETA

Los presos 'son parte del problema y de la solución, como en Irlanda del Norte, que tuvieron que participar para solucionarlo y no para crispar', afirmó.

'Lejos de hacer apología de las soluciones violentas, la izquierda abertzale, entonces y ahora, lo que hace es apelar a una apuesta política. Consideramos que existen condiciones para dar una solución política', explicó Otegi antes de asegurar que el sector que representa 'se compromete a respetar escrupulosamente' la decisión que adopte la mayoría vasca.

La presidenta del tribunal le preguntó entonces si condena la violencia de ETA. Otegi se negó a contestar. Murillo le dio la réplica diciendo que sabía que iba a reaccionar así, y el ex dirigente de Batasuna añadió que él también sabía que se lo preguntaría.

El 75% de los presos de ETA encarcelados en España han comunicado a la dirección de sus respectivas cárceles que secundan la protesta impulsada por la organización terrorista. Alrededor de 450 internos redactaron a principios de este mes un escrito suscribiendo los motivos que el Colectivo de Presos (EPPK) alegaba para el “periodo de lucha”. Sin embargo, el cumplimiento de esas medidas ha sido bastante irregular. El calendario marcaba una primera semana de ‘txapeo’, es decir, de encierro en la celda las 24 horas. Según fuentes penitenciarias, casi ningún preso siguió a rajatabla la medida. Algunos abandonaban la celda para desayunar y luego permanecían encerrados todo el día, mientras otros se saltaban el encierro para acudir a las cabinas y telefonear. Algo parecido está ocurriendo con la semana de ayuno. Muchos presos no aceptan la bandeja de comida, lo que no quiere decir que no se alimenten con los productos que adquieren en el economato. Entre los presos que no aceptan la comida está Arnaldo Otegi, encerrado en la prisión de Navalcarnero, en Madrid. La semana próxima toca renunciar a las llamadas y los vis a vis. Unos 150 reclusos de la banda han ignorado por completo las protestas. / P. ÁGUEDA

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