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La xenofobia de Plataforma per Catalunya se vuelve en su contra

Una crisis sacude la formación ultraderechista tres meses después de obtener su mejor resultado electoral

ELISABET ESCRICHE / A. M. VIDAL

Ha llegado la hora de decir en voz alta y sin miedo aquello que todos pensamos: que ya basta, que primero somos los catalanes y no los inmigrantes'. Con este discurso la formación de ultraderecha Plataforma per Catalunya (PxC) sedujo a centenares de ciudadanos para que formaran parte de sus diferentes candidaturas en las pasadas elecciones municipales. En algunas de las listas, el número uno contaba con una larga trayectoria política. Es el caso de August Armengol, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidtatde Barcelona y especializado en pediatría, que volvió a encabezar la candidatura en el Ayuntamiento del Vendrell.Pero en otras muchas ocasiones, la PxC impuso la política del todo vale con el único objetivo de completar sus listas electorales. En pocos meses, la estrategia le ha estallado en sus propias manos, tal y como demuestra la fuga al grupo mixto de dos de los tres concejales que consiguió en el municipio de Salt.

La población gerundense, que tiene un 42% de población inmigrante, fue escenario durante el pasado mandato de distintos altercados entre extranjeros y españoles, unos conflictos que aprovechó la Plataforma para que su discurso calara hondo entre los vecinos y dejar claro que presentaría candidatura en las elecciones del pasado 22 de mayo. Como número uno, escogió un perfil con larga experiencia política pero de peculiar ideología. Se trata de Carles Bonet, de 41 años y empleado del departamento de ventas de un centro comercial. Con 16 años fue militante de la Candidatura d'Unitat Popular (CUP), un partido de izquierdas, independentista y ecologista. Luego pasó a formar parte de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), pero, como no le gustó su funcionamiento, se fue, con 25 años, a las Juventudes Nacionalistas de Catalunya.

Salt fue escenario durante el pasado mandato de distintos altercados 

Su pareja, un inmigrante de Santo Domingo, también estaba en las listas de PxC de Salt. La primera intención es que fuera el número tres pero después, explica Bonet, lo desplazaron hasta que ocupó uno de los últimos puestos de la candidatura. La número dos era María Osuna, la única concejala con la que se ha quedado la Plataforma en el municipio gerundense y que también es presidenta de la sección local. Juana Dolores Martínez fue la número tres. Tiene 50 años y trabaja de enfermera en un hospital. No tenía experiencia en el mundo político. De hecho, y aunque suene extraño, ella misma reconoció que antes de formar parte de la candidatura nunca había oído hablar de PxC.

El detonante de la crisis del partido fue precisamente el anuncio de boda de Martínez con su compañero sentimental, que es de origen camerunés, el próximo mes de febrero. Miembros de la Plataforma la presionaron para que demostrara que su pareja tenía los papeles en regla, pero ella se negó, a pesar de que su futuro marido está en España desde el año 2007 y tiene permiso de residencia. 'Recibí presiones como: vete del partido porque no puedes estar con un negro y al mismo tiempo con nosotros', insiste Martínez. Ante estas coacciones, acabó anunciando la semana pasada que dejaba la formación. Dos días más tarde, era Bonet quien presentaba su dimisión por razones 'éticas y morales' y para mostrar apoyo a su compañera, ya que su situación personal es muy parecida.

'Las bases de PxC son buenas siempre que las aplique gente inteligente'

Aunque la intención inicial de Martínez era renunciar a su acta de concejal, al final ha optado, junto a Bonet, por pasarse al grupo mixto. La decisión ha sido controvertida porque el anuncio se hizo horas después que los dos se reunieran con el alcalde de Salt, Jaume Torremadé (CiU), quien con su apoyo conseguiría gobernar con mayoría absoluta. Esto hizo que el líder de la Plataforma, Josep Anglada, acusara a Torremadé de intentar comprar a sus dos ediles. La respuesta del alcalde no se ha hecho esperar y ha advertido a Anglada que o rectifica o lo denunciará. 'Ni el Gobierno les ha ofrecido ningún pacto para entrar, ni ellos lo han pedido', asegura el máximo responsable del Ayuntamiento de Salt.

Aunque la renuncia como concejales de la Plataforma ya se ha registrado en el Ayuntamiento, Martínez asegura ahora que estaría dispuesta a hablar de un futuro regreso a la formación. Pone dos condiciones: la expulsión de su excompañera de partido, María Osuna, porque asegura que es la instigadora de todo, y que la formación le pida a ella y a su pareja disculpas públicas. 'Las bases de PxC son buenas siempre que las aplique gente inteligente, humana y sin radicalismos. Siguiendo estas directrices, estaría dispuesta a hablar y sólo hablar de un retorno', asegura. Paradójicamente, y para acabar de rizar el rizo, Martínez aún no ha descartado denunciar a su expartido por daños y perjuicios.

En el próximo pleno del mes de septiembre, se hará efectivo el paso de los dos ediles al grupo mixto. Aunque faltan pocos días, nadie se atreve a asegurar que no se produzcan nuevos episodios de lo que se ha convertido en el culebrón del verano en Salt, un serial donde el partido que ha interpretado el papel protagonista ha sido víctima de su propio discurso político.

Esta formación, a pesar de la peculiar idiosincrasia de sus dirigentes, ya no es un partido marginal en Catalunya. En las últimas elecciones al Parlament se quedó muy cerca de lograr representación y en las municipales ha multiplicado por 16 el número de votantes en sólo ocho años.

El pasado 22-M, Plataforma pasó de 17 a 67 concejales

El pasado 22-M, Plataforma pasó de 17 a 67 concejales, consolidando su implantación en municipios con altos porcentajes de población inmigrante como Vic, El Vendrell, Manlleu o Salt y obteniendo representación en ciudades como L'Hospitalet, Sant Boi, Santa Coloma de Gramenet o Viladecans. En Badalona, por contra, se estrellaron con el discurso xenófobo del PP, al que acusan de plagio, y no obtuvieron representación.

En plena crisis económica, su estilo populista de brocha gorda que incluyó un vídeo donde tres niñas que saltan a la comba son sustituidos por tres chicas con burka ha penetrado en barrios obreros donde ha arrancado votos al PSC y al PP y atrae también abstencionistas. Financiada en parte por partidos xenófobos austríacos, Plataforma se siente fuerte y ya estudia cómo dar el salto al Congreso.

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