Paseo por mi jardín. De repente, un fulgor mirífico abrasa mis pupilas. Me arrebata un penetrante olor a incienso. Una paloma de plata se posa sobre mi hombro. Y una zarza arde, sin consultarme, prendida de ignota lumbre. Entiendo las místicas señales: el Señor me pide que escriba de Ana Botella. A pesar de que muchos malician que ella será alcaldesa de Madrid por designación mariana, los conservadores mantienen muy escondida, en esta campaña, a mi más dilecta sor. Hatajo de apóstatas. Sólo una fotografía, subidita en bicicleta, vera azul del Manzanares, como poema de Lorca. Acúdeme, Rouco, que de ausencia desfallezco.

Cierto es que las epifanías deben espaciarse. Si se te aparece la virgen cada poco, se te arregosta la fe. Pero esta ausencia de Sor Botella en campaña daña la liturgia del PP, partido elevado a los altares democráticos a fuerza de milagros. Como que Donmanuel Fraga, fundador fascista del PP, censor y aficionado al garrote vil, se trasmudara en demócrata y galleguista. Antes de su conversión, Donmanuel censuraba libros de Castelao. Luego, de presidente autonómico, no hacía más que robarle el programa galleguista y llorar sobre su tumba. Qué heavy, ¿no? O sea, tía, un milagrazo.

Milagro fue el repentino catalanismo de Aznar, y que éste, con dedo milagroso, diera fumata bianca al papado de Rajoy, dejando papanato a Rato (éste pecaba, divorción, y Sor Botella le retiró la palabra). Y milagro es, ahora, que unos querubines alados, invisibles y todopoderosos llamados Los Mercados hayan puesto en almoneda a España para ascender a Rajoy al Empíreo.

Pero a mí, su milagro más estupefaciente se me antoja otro: el que Aznar siga luciendo bigote aún cuando se lo afeita al cero. ¡Ah, bigote inmarcesible! Los demás somos contingentes. El bigote es más milagro, incluso, que los 'muchos amigos gays' que Sor Botella asegura disfrutar, cuando ella ha anatemizado a los peras sin manzana. Mujer lobo con amigos cordero. Milagro indiscutible. Beatificación ya.

Que aireen su cuerpo incorrupto. Que Gallardón gane. Que Rajoy lo nombre ministrazo en 2012. Que Sor Botella lo sustituya y alcaldesa de Madrid por gracia mariana. Por la señal de la santa cruz. De los Caídos. Sin un solo voto propio. ¿Más milagros, monseñor? Va a ser la primera mujer Papa.