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Griñán saca la artillería y acusa al PP de predicar el "odio"

Arenas pide a su partido 'un esfuerzo especial para que la marea del cambio llegue también al interior'

ÁNGEL MUNÁRRIZ

José Antonio Griñán dejó este sábado la corbata en casa. Y con ella el tono institucional. En el Hotel Monte Málaga, ante 450 personas, el secretario general del PSOE andaluz salió al atril, con una rosa de fieltro en la solapa, y soltó su mayor andanada contra el PP desde que en abril de 2009 asumió la presidencia de la Junta tras la repentina salida de Manuel Chaves. Acusó al partido de Javier Arenas de querer “aniquilar” al adversario “desde el rencor y el odio, incluso personal”, y le reprochó su ambición por el poder”. “Su único programa es el adelanto electoral”, proclamó, respondiendo a la pretensión del PP de convertir el 22-M en un plebiscito sobre Griñán y José Luis Rodríguez Zapatero.  

Desempolvada la artillería, fue de frente contra Arenas, con el que sólo suele prestarse al cuerpo a cuerpo en el atril parlamentario. “Dice que estas elecciones serán el principio del fin del PSOE cuando este partido tiene 132 años y él ha militado en cuatro”, ironizó. Y cerró: “Ni él ni Mariano Rajoy aportan soluciones, sólo quieren las elecciones como trampolín. Claro, no se presentan, porque cuando lo hacen pierden. Han nacido para perder”.

Griñán eligió para su ofensiva la ciudad de Málaga (568.507 habitantes), emblema del ascenso del PP. El presidente de la Junta y la ministra de Defensa, Carme Chacón, arroparon a la nueva aspirante socialista, María Gámez, que lo tiene difícil para robar la mayoría absoluta a Francisco de la Torre. Málaga es territorio comanche para Griñán. El PSOE se expone incluso a perder la Diputación, como también las de Granada y Almería (que ahora gobierna gracias a su pacto antinatural con el PAL del Juan Enciso, alcalde de El Ejido, acusado de delitos de corrupción).

El presidente reivindica la obra del PSOE en Málaga, ‘territorio comanche’Uno de los éxitos del PP en Málaga –y en Cádiz, Huelva, Granada y Almería– ha sido consolidar la idea de que la Junta –“Sevilla”, en resumen– boicotea sistemáticamente a la capital costasoleña, que quiere impedir su prosperidad, quién sabe incluso si por envidia. Ayer Griñán intentó revolverse contra esta idea. “Todo lo que se ha hecho de interés en Málaga lo ha hecho el PSOE”, dijo. Mencionó la hiperronda, la estación de ferrocarril, el aeorpuerto, el puerto, la Ciudad de la Justicia, bibliotecas, colegios, centros de salud, el Museo  Picasso...

Griñán intentaba desperezarse, quitarse el estigma de que Málaga lo acompleja, de que va allí de puntillas. Chacón también se soltó en el ataque a Arenas. “Una de sus frases: Gobernar es imitar a Francisco Camps. Con lo que poco que le gusta a Camps que le copien el traje”, dijo. Griñán, declarado neutral ante el eventual enfrentamiento en primarias entre Chacón y Alfredo Pérez Rublacaba, también compartirá atril durante la campaña con el ministro del Interior.

A la misma hora que el acto de Griñán y Chacón, las 12.00, estaba convocado en El Puerto de Santa María (Cádiz, 88.503 habitantes) otro con mucha miga. El ya parlamentario raso Luis Pizarro, que salió de un portazo del Gobierno Griñán en abril abriendo una crisis en el partido ahora en stand by, compartía mitin con Chaves. La última vez que eso ocurrió, Pizarro soltó aquello de “para mí Chaves es el presidente de la Junta”, frase que se agarró a todos los titulares políticos. Este jueves, en plena campaña, no hubo altisonancias de este tipo. Pero Pizarro sí dejó su huella particular.

Pizarro pidió en Cádiz «firmeza» frente a la campaña del PPNo sólo compuso otra cerrada reivindicación de Chaves. Como viene haciendo desde que el PP empezó a asediar al PSOE y la Junta por el escándalo de los ERE, mostrándose crítico con la tibieza con que el Gobierno ha defendido a algunos supuestos implicados, Pizarro insistió en que había que “responder con firmeza” a la “criminalización del partido”. A 235 kilómetros, quizás sin saberlo, Griñán le estaba haciendo caso...

Si significativa fue la elección de escenario para Griñán, también lo fue para Arenas. Mientras dejaba a su lugarteniente Antonio Sanz responder a Griñán con una reivindicación da la gestión de Málaga –sabedor de que la plaza malagueña se defiende sola–, Arenas se iba a Posadas (Córdoba, 7.590 habitantes), a seguir cultivando la imagen, en buena medida merecida, de incansable Willy Fog de los pueblos andaluces. Posadas es uno de esos municipios de interior donde el PP, partiendo desde muy abajo, ha ido avanzando poco a poco hasta ser alternativa plausible.

No es la norma. Ahí, en el interior agrícola, en Sevilla, Córdoba, Jaén, en las zonas interiores de Huelva y de Granada, es donde el PSOE sigue forjando su hegemonía. Ahí está su mayoría absoluta. A las puertas de las primeras elecciones en Andalucía que el PP está en disposición de ganar, Arenas llamó a quebrar esa barrera: “Debemos hacer un esfuerzo especial para romper esa barrera y que la marea del cambio llegue también a los municipios del interior”.

Griñán respondió por la tarde con un mitin en Osuna (Sevilla, 17.926 habitantes), donde prometió mejores infraestructuras entre pueblos del interior. En campaña nadie da puntada sin hilo.

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