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El huevo de la serpiente: uno de cada tres acaba en ETA

Recientes informes policiales recalcan que la banda armada se nutre del “caladero” de la violencia callejera para formar nuevos comandos.

 

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Leire Echeverría, Zigor Merodio, Zigor Garro, Ekain Mendizabal, Haimar Arocena, Ángel Cardoño, Ander Mügica, Urtzi García e Iñigo Albisu tienen mucho en común. Todos ellos son miembros de ETA. Todos han sido detenidos en los últimos veinte meses. Y todos ellos se foguearon en la kale borroka antes de dar el salto a la banda armada.

Ellos son la prueba fehaciente de lo que los máximos responsables de la lucha antiterrorista vienen reflejando en sus informes internos desde hace tiempo: “Un alto porcentaje de los miembros de ETA provienen de la filas de la violencia callejera. La estructura de la banda se nutre de este caladero que le aporta gran número de legales, es decir, activistas no fichados por la Policía”, se puede leer en un documento policial reciente al que ha tenido acceso Público.

Fuentes del propio Ministerio del Interior cuantificaban ayer este procentaje: un 30 por ciento de estos jóvenes acaba integrado en un comando. O lo que es lo mismo: uno de cada tres cruza la tenue frontera que separa el cóctel molotov de la pistola.La semana pasada la Policía encontró una prueba más de esta relación. De los siete detenidos en la última operación contra la kale borroka, dos de ellos –Aner Mimenza y Lander Labajo– figuraban en la relación de personas captadas por la banda armada en la documentación que se incautó en el ordenador del dirigente de ETA Ibón Fernández Iradi, Susper, en diciembre de 2002.

Pegatinas de ETA

Ambos habían sido captados en su día por Iker Beristain Gutiérrez, Olatu, detenido en Francia el pasado mes de julio cuando transportaba material del aparato de falsificación de la organización terrorista. Y a ambos la Policía les encontró en sus domicilios, entre otra documentación, pegatinas de ETA. En el caso de Labajo, además se halló un manual de sabotaje de obras públicas y una fotografía de concejales del Partido Popular en el Ayuntamiento de Getxo, como adelantó el pasado jueves este diario. Por su parte, a su compañero Aner se le relaciona con la colocación, en la localidad vizcaína de Algorta, de una pancarta de grandes dimensiones con el emblema de la Ertzaintza y la inscripción “ETA, mátalos”.

A pesar de esta caída –calificada de “muy importante” desde Interior–, la Policía está convencida de que la kale borroka va a seguir estando muy presente en las calles del País Vasco y Navarra. El juez Baltasar Garzón, en uno de sus último autos, destacaba que tras la detención de la Mesa Nacional el pasado 4 de octubre, los actos de violencia callejera habían crecido de modo “exponencial”: un 465,2%. En sólo una semana se registraron 37 actos violentos, frente a los 44 que se contabilizaron durante todo septiembre. 

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