Este artículo se publicó hace 13 años.
En la mesa con el rey de las gaviotas
Carlos Fabra derrocha favores entre los simpatizantes de su partido
Todos quieren tocarlo, besarlo y fotografiarlo. Solo, en mitad de la mesa, Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, los recibe con gesto indolente de monarca aburrido. Tras las gafas de sol contempla el horizonte oscuro de más y más mesas dispuestas para el banquete. Poco a poco van llegando los 660 interventores que el PP tiene en Castellón. Vienen de todos los puntos de la provincia. Del rudo y solitario interior a la populosa milla de oro azulejera. Del sur montañoso al bronceado norte marítimo. Todos confluyen en el Grao de Castellón, en el restaurante del Club Náutico, imponente palacio de la boda y la comunión de la extinta burguesía del ladrillo.
Frente al monarca, forma la tropa más bravía, la más fiel, la más voluntariosa. Una hueste multitudinaria de suéteres languideciendo sobre los hombros. Condecorados con chapas del PP, presentan armas de cara a la decisiva batalla del 22-M. Cuando Carlos Fabra se encarama al estrado, los murmullos se detienen y la atmósfera se torna expectante. "Tengo bastante hambre, así que lo haré breve. ¡Qué las gaviotas del PP se coman a los capullos del PSOE!" La consigna desata un júbilo de hordas al ataque. "¡Es el mejor, el más bueno, es el señor de la gaviotas!", exclama un mujer camuflada tras un jardín estampado por la blusa y la falda. "Sí, sí, como él hay pocos en España y en parte del otro mundo, en el más allá", le responde otra mientras mordisquea un currusco de pan.
"Seré breve: ¡Que las gaviotas del PP se coman a los capullos del PSOE!"
Tras el discurso, llega el festín. Y tras el festín, regresa el discurso. Fabra empuña el micro y se dirige a los suyos: "Tengo veinte entradas para los toros de esta tarde y diez para el partido del Villareal-Real Madrid de mañana. Hago extensiva la invitación a los camareros". El anuncio provoca un seísmo de sillas y la muchedumbre acude en tropel hasta la mesa de Fabra que, de pie, va deshojando el fajo. Lorenzo, a pesar de sus 70 años, ha sido más rápido que el grupo de Nuevas Generaciones y exhibe su entrada al aire. "Como Fabra han parido uno y no lo volverán a parir", reflexiona en voz alta Néstor, mientras contempla tanto bullicio desbordado.
A golpe de regalosLa oposición siempre ha acusado a Fabra de extender su poder a golpe de regalos, favores y clientelismo. En una grabación filtrada a la cadena SER, el mismo presidente provincial reconocía que quien gana las elecciones "coloca a un sinfín de gente. Y toda ese gente es un voto cautivo. Yo no sé la cantidad que habré colocado en 12 años".
Fabra presidió una comida en la que repartió entradas para los toros
Entre la lista de favorecidos figura el marido de Lolín, que ayer se deshacía en halagos a Fabra, "mi amigo, mi buen amigo, a quien un día le dije que ayudara a mi esposo... Aunque sea de basurero... Y ahí está". Lolín, embravecida, continúa: "Es una magnífica persona y por eso lo quieren hundir con todo eso de los tribunales y los delitos". Se refiere a las imputaciones por soborno, tráfico de influencias y fraude fiscal que persiguen a Fabra desde hace siete años y que, según sus detractores, lo han desgastado hasta el punto de forzar su retirada.
El líder conservador anunció su marcha hace meses y ungió como delfín a Javier Moliner. La oposición ve en él un "hombre de paja", un mero regente en la línea sucesoria de los Fabra en Castellón, provincia que gobiernan desde tiempos de la Restauración. El primero de la saga fue Victorino Fabra, el tío pantorrilles, y la herencia recaería en Andrea, senadora e hija del actual Fabra, quien ayer dejó claro el futuro de la dinastía: "Me voy tranquilo. Esto funciona y seguirá funcionando".
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