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Montilla contrapone un PSC exigente a una CiU ilusa

El primer secretario del PSC, José Montilla, pasó balance los últimos cuatro años.

FERRAN CASAS

El primer secretario del PSC, José Montilla, pasó balance los últimos cuatro años. Un periodo en que el PSC ha consolidado el tripartito frente a la Generalitat, contribuido de forma más decisiva al triunfo del PSOE y ganado poder local. Los objetivos se han cumplido pese a que en las autonómicas, donde él encabezó la lista, no colmaron “las expectativas” creadas por la tarea del Govern Maragall y será necesario “recuperar la confianza”. Una de las recetas para hacerlo es que el PSC no rebaje su exigencia. Pero también que sea pragmático, más cuando tiene enfrente a CiU, un rival que, afirmó, busca “horizontes intangibles”.

Montilla se refería a la clariciación del discurso soberanista de CDC en su último cónclave. El del PSC que empezó  ayer será, en cambio, para buscar centralidad. El president defendió el tripartito como fórmula consolidada “para gobernar”. Otra cosa es buscar acuerdos “de país” con CiU.

Gastó buena parte de su informe de gestión, que recibió el aval unánime de los 1.200 delegados, en denunciar la alternativa. Según él, CiU se instala en una “enmienda colectiva” al proceso de consolidación del nuevo autogobierno. En el Estatut, afirmó, pasaron de “pedir la luna” a buscar “fotos” y ahora “piden la luna”. Todo, según él, para zarandear al ejecutivo de izquierdas.

La búsqueda de la centralidad del PSC, que evitará un discurso que pudiera interpretarse como radical, pasa también por tener “voz propia y autónoma” allí donde haga falta. Según él serán un “portavoz exigente y leal” cuando los temas afecten al interés catalán. Se refería a la influencia de los socialistas catalanes dentro del PSOE, una vez la dirección ha conseguido desactivar el debate sobre el grupo propio en el Congreso.

Montilla tuvo un recuerdo para Pasqual Maragall, que abandonó el partido después de verse apartado de la candidatura a la Generalitat. Oyendo a Montilla parecía que el expresident hubiera dicho adiós por voluntad propia.

Abrió el congreso el vicesecretario general del PSOE José Blanco, que afirmó  que cumplirán el Estatut y criticó el manifiesto españolista del castellano. Se felicitó del clima de mestizaje lingüístico que se vive en Catalunya e hizo gala de su bilingüismo.

Sólo el PSC, que manda  todo lo que se puede mandar en Catalunya y bastante en España, se puede permitir el lujo de entretener a sus delegados con las más variadas actividades mientras se debaten las ponencias. A falta de tensión y enmiendas capaces de alterar el guión meticulosamente redactado por Montilla, Zaragoza e Iceta, el delegado socialista (normalmente un cargo electo del mundo local) puede participar en talleres de tai-txi, Bollywood, tango o danzas africanas. En la misma línea multicultural puede entretenerse en una tetería, tastar zumos del mundo o atreverse con la pastelería árabe.

Pero no acaba ahí la oferta porque ésta noche, mientras se pacte la ejecutiva, el delegado de a pie podrá participar en una verbena. El que sea de comarcas podrá hacer un tour por Barcelona.

Como en todo viaje, el delegado/turista podrá llevar a casa souvenirs. La tienda del PSC tiene tostadoras con el logo del partido, carritos de la compra o delantales. Es El Corte Inglés de la política.

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