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El PSOE achaca al PP los posibles incidentes

La Moncloa cree que el vídeo recuerda la intervención del Rajoy el 13-M de 2004 y moviliza al electorado de izquierdas, el que precisa el PSOE para ganar.

FERNANDO GAREA

Cuando el Gobierno tiene problemas, la sobreactuación del PP siempre acude al rescate. Nunca falla o, al menos, eso dicen en La Moncloa.

Añaden que se ha repetido con el vídeo de Rajoy la tónica general de la legislatura. La reiterada petición de las actas de las reuniones con ETA en el Debate sobre el estado de la Nación, la campaña contra el Estatut con recogida de firmas que yacen ahora en un almacén del Congreso, la exageración sobre el 11-M o la manifestación de Pamplona contra la entrega a ETA de Navarra sacaron de apuros al Gobierno.

Perder la agenda

Ahora Zapatero se había dejado arrebatar la agenda hasta anular las medidas sociales que tanto coste interno han tenido, para que el PP pusiera el foco en los símbolos y la política territorial, con la ayuda inestimable de Ibarretxe. Hasta que llegó el vídeo, añaden.

Dirigentes del PP consideran que la eficacia del vídeo de Rajoy desde el punto de vista publicitario ha sido inversamente proporcional a su calidad técnica. Ha conseguido que no se hable de otra cosa, como lo lograron otros vídeos del PSOE y ha aprovechado el formato para un mensaje institucional, de estadista y no partidista que, de otra forma, nunca podría hacer. Los del PP dicen que han recuperado la iniciativa y han hecho olvidar la recuperación de la palabra España por parte de Zapatero.

Inestabilidad y crisis

Los responsables de la campaña electoral de Rajoy explican que su idea fuerza es la de inestabilidad. Es decir, que los ciudadanos perciban la impresión de que todo es un gran lío. De que su economía se resiente por los precios y las hipotecas; de que se generaliza la quema de retratos del Rey; que se discute hasta la monarquía; que ETA es impune; que los partidos nacionalistas actúan a su antojo y convocan referendos ilegales y que no se respetan ni la selecciones deportivas.

Para completar el cuadro, el PP busca fomentar la imagen de un presidente del Gobierno sin solidez suficiente para hacer frente a esa delicada situación. O mejor aún, que esa inestabilidad es consecuencia de la debilidad y falta de criterio y carácter de Zapatero.

En esa estrategia, encaja el vídeo de Rajoy y la previsión de lo que ocurra hoy. O sea, que Zapatero sea abucheado en el desfile y que en Cataluña se quemen retratos del Rey.

Fuentes del Gobierno explican, por contra, que el vídeo se ha vuelto contra sus autores. Tanto que ayer los dirigentes del PP se vieron obligados a ponerse a la defensiva y el seguimiento de actos convocados por alcaldes fue más bien escaso. Añaden que la imagen del líder del PP en el vídeo recordaba la de intervención de éste el 13-M de 2004 cuando empezó diciendo con solemnidad: 'Hola, soy Mariano Rajoy, candidato a la Presidencia del Gobierno'.

Explican que el vídeo y lo que ocurra hoy vienen a reforzar una de las carencias electorales del PSOE: la movilización de los suyos. O sea, que la sobreactuación para generar una crisis institucional que la sociedad no percibe termina por movilizar a los votantes de la izquierda, tradicionalmente abstencionistas y que acuden a votar por reacción contra el PP. Dicho de otra forma que, como ocurrió el 14-M, los votantes de la izquierda se movilizaron por rechazo al PP.

Abucheos a Zapatero

Esa posibilidad se reforzará aún más, según el Gobierno, si hoy se producen incidentes. Con el vídeo y la movilización decretada por el PP, este partido se ha atribuido ya la 'autoría intelectual' de lo que ocurra hoy, lo que generará el rechazo en el electorado de izquierdas y su movilización. El número dos del grupo Socialista, Julio Villarrubia, culpó ayer abiertamente al PP de los incidentes que pueda haber.

La previsión es que al iniciarse el desfile, cuando Zapatero sea recibido en la Plaza de Colón por Esperanza Aguirre y Gallardón, se oigan muchos abucheos y gritos de protesta. Ya los hubo en los dos últimos años, procedentes de la tribuna de invitados situada justo delante de la Biblioteca Nacional. Luego llegará el Rey y los abucheos se transformarán en cerrada ovación.

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